Opinión

La estirpe de Hugo Chávez

La estirpe de Hugo Chávez

Por: Julio César Carrión Castro

(A la memoria de Hugo Chávez Frías, quien nació hace 65 años en Sabaneta, Barinas, Venezuela, el 28 de julio de 1954 y murió en Caracas el 5 de marzo del año 2013)

Cuando en el mundo entero languidece la farsa democrática inventada por las oligarquías y el imperialismo, esa democracia fascista ya mundializada, que honra a los grandes capitalistas, a los genocidas y a otros criminales, mientras sin pudor se degrada y humilla a las clases populares, cuando las utopías han perdido su vigor y el principio esperanza se marchita bajo la sombra oscura de las cotidianas catástrofes anunciadas, persiste aun una América Latina obstinadamente insurgente y revolucionaria, a pesar de todos los golpes padecidos durante muchos siglos de explotación, de colonialismo, de neocolonialismo, de entreguismo y de injerencia imperial sobre sus inciertas soberanías y nacionalidades, porque, obedeciendo a diversas lógicas epocales y generacionales, signadas por la impronta de la angustia, por la euforia, por el amor patrio y por irreversibles anhelos libertarios e integracionistas, la tesis bolivariana de que “para nosotros la patria es América”, ha guiado a muchos de sus “imprescindibles” hombres y mujeres.

Aquella América creada por la imaginación de Simón Bolívar, el más claro precursor del antimperialismo, se yergue imperturbable en la historia con sus guerreros, con sus intelectuales, con sus masas populares y sus inmortales héroes como José Martí, Emiliano Zapata, Augusto César Sandino, Ernesto ‘Che’ Guevara, Camilo Torres Restrepo, Salvador Allende o Fidel Castro. A esa estirpe de honor pertenece el fallecido Hugo Rafael Chávez Frías, quien supo levantar y dar esperanza a la enorme base de explotados, perseguidos, marginados y proscritos de las villas de miseria de Venezuela y de toda la América Latina, a quienes siempre se les negó toda utopía, y por Chávez y su revolución Bolivariana han hallado de nuevo senderos claros de posibilidades. Como lo ha dicho uno de los más acuciosos intelectuales contemporáneos, el pensador esloveno Slavoj Žižek:

“Para cualquier persona de izquierdas seria, las ciudades miseria y las favelas tienen que ser hoy una fuente de esperanza utópica. Son un fenómeno extremadamente interesante. Estamos hablando de grandes grupos de gente junta, pero no unida por ningún tipo de vínculo religioso o ideológico. Hoy está muy de moda decir… que la sociedad contemporánea ya no se basa en la represión directa, sino en el control, el registro, la administración...

El control se incrementa… En las favelas o ciudades miseria el estado ultracontrolador se retira de una parte considerable de su territorio. Los que allí viven son los que Agamben llamaría homini sacer. Son zonas extensas que se están quedando fuera de la soberanía estatal. Ernesto Laclau me ataca en uno de sus textos diciendo que idealizo las favelas, que son realmente lugares de miseria y criminalidad, pero yo soy perfectamente consciente de esa realidad de mafia, economía sumergida, drogas y, en el mejor de los casos, fundamentalismo religioso. Lo que ocurre es que no son sólo eso. La prueba es Hugo Chávez… no conozco ningún otro movimiento político hoy que haya tenido éxito en la organización y la politización de los excluidos de las ciudades miseria…”

Walter Benjamin lo sentenció y Hugo Chávez, como uno de esos hombres imprescindibles, lo entendió y lo aplicó: “sólo gracias a aquellos sin esperanza nos es dada la esperanza”.

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