A un año de terminar el periodo el gobernador del Tolima Ricardo Orozco y los 47 alcaldes, prácticamente está decidida la calificación de sus gestiones. Lo que no se hizo en tres años de gobierno, menos se va a hacer en apenas 12 meses, y con elecciones encima, peor.

Por los lados de la Gobernación, hay una mayoritaria opinión que le otorga a Ricardo Orozco una positiva calificación sobre el trabajo que ha venido realizando desde el momento que asumió el cargo. Esa buena gestión la ratificó en el balance que hizo de su gobierno en el final de 2022, y donde con claridad dejó planteadas las realizaciones en el remate de su gestión.

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​​​​​​​En cambio, por el lado de las alcaldías el panorama es diametralmente opuesto al de la Gobernación. Si se mira con detenimiento, cuesta enorme trabajo encontrar alcaldes que se hayan destacado como transformadores de su territorio, o que por lo menos se le haya visto el esfuerzo por lograrlo. ¿Dónde están esos alcaldes del Tolima que en el presente periodo brillaron por el trabajo cumplido?. Podemos mencionar, por los hechos mostrados, que solo se salvan los alcaldes de Mariquita y Murillo, el resto se raja.

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Por eso decimos que el 2023 es un año singular para el Tolima. Los electores tolimenses llegan a la cita más importante en las urnas de los últimos tiempos. En esta ocasión recae sobre sus hombros la responsabilidad enorme de saber elegir a sus próximos gobernantes. Equivocarse, significa postrar aún más a los municipios, sumirlos en el atraso y de contera, estancar el departamento. El reto este año es que el Tolima elija un buen gobernador o gobernadora y 47 buenos alcaldes.