La cereza que le faltaba al ponqué para completar el gran poder era Cortolima.

Con ello quedó configurado el hecho, que el hoy gobernador Óscar Barreto Quiroga es el dirigente político más poderoso del departamento.

 Seguramente será un poder que se alargará en el tiempo. Destronarlo, no va a ser tarea fácil la que tienen sus opositores.

A ese poder que hoy acumula, vale sumarle el control que desplegará  en los municipios, incluidas las 11 alcaldías obtenidas por el partido de la U, pues se da por descontado que la mayoría de esos alcaldes terminarán en el 'barretismo'. 

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Haber llegado a ese pedestal del poder absoluto, quizás se debe a que Oscar Barreto asumió con disciplina y devoción su causa política. Las derrotas como candidato a la alcaldía de Ibagué y gobernación, (La de Ibagué es la que más duro le ha dado y puede ser que con el triunfo de Hurtado se haya sacado un poco ese clavo), lo pusieron en el plan de volverse un diestro ajedrecista de la política tolimense. Ha sabido conjugar habilidad, audacia con olfato político.

Por supuesto que sus enconados contradictores políticos le ayudaron y mucho.
Los interminables desaciertos fueron bien aprovechados por Barreto. 

La alusión a los equivocados es a Mauricio Jaramillo y Emilio Martínez, los de mayor vigencia, porque los Carlos García y los Rubén Darío Rodríguez, entre otros, hace rato  desaparecieron del mapa político influyente. Influyen de pronto para estar al acecho de lo que hoy se conoce como  'mermelada burocrática'.

Ante la desaparición temprana de los caracterizados líderes conservadores, Luis Humberto Gómez Gallo y Juan Mario Laserna. (Ambos fallecidos), el indicado, porque  nadie le daba siquiera en los talones, era Oscar Barreto para asumir el liderazgo.

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Lo cierto es que Barreto empezó a hacer sentir ese poder con estridencia. El inicio ha sido visto con buenos ojos. 

Las actuaciones en las primeras de cambio, al otro día de salir elegidos, tanto del gobernador electo Ricardo Orozco como el también alcalde electo de Ibagué, Andrés Hurtado, de convocar a los gremios, de invitar a trabajar en equipo, por supuesto que es  'línea' del ya próximo ex gobernador Óscar Barreto. 

No significa que Orozco gobernador y Hurtado alcalde, vayan a depender solo de lo que diga o deje de decir Barreto, pero sí va a ser marcada su injerencia. 

Ver al gobernador electo Orozco y el alcalde electo Hurtado, bien juntos, bien aplicados, casi tomados de la mano, es un hecho que nunca se había visto en Ibagué. Y ese logro es de Óscar Barreto. 

En el periodo que arranca en dos meses, los ibaguereños serán testigos al observar a dos gobernantes que trabajarán de la mano, en armonía, que no va a aparecer el menor atisbo de pelea entre los dos porque sencillamente el gran jefe no lo va a permitir. 

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¿Qué es lo que se empieza a escuchar en algunos sectores?. Que a Oscar Barreto no se le vaya a ir la mano en esa hegemonía y termine en un mandato absolutista donde no se escuche a nadie. Que la humildad siempre prevalezca y esto lo mencionan porque en el segundo mandato, a Barreto se le vio más contestatario, más beligerante, cuando en su primer gobierno fue un gobernador  que se distinguió por ser tranquilo y ecuánime.

Lo que esperan los tolimenses es que este liderazgo en cabeza de Oscar Barreto traiga buenas nuevas para el Tolima, y no se repita la historia de liderazgos pasados, que solo trajeron consigo politiquería e ineficiencia, herencia de la cual aún quedan rescoldos.

En la era gloriosa del santofimismo se decía que en el Tolima no se movía una hoja sino llevaba la orden de Santofimio...ahora en la era gloriosa del barretismo, ojalá esa práctica, si se da, que no vaya a ser tan apabullante, tan aplastante, mejor dicho que no suene a   aplanadora,  porque en el fondo el Tolima quiere y necesita que un liderazgo como el que hoy enarbola Óscar Barreto, termine bien.

* Ex jefe de redacción de Tolima 7 días

* Autor del libro ‘Las claves de los buenos alcaldes’