Opinión

El paso adelante del liberalismo tolimense

El paso adelante del liberalismo tolimense

Por: Humberto Leyton 


Con un discurso de independencia y de autonomía del mandato monárquico que ejerce el expresidente César Gavia desde su residencia en Bogotá, el jefe de la tendencia mayoritaria del partido Liberal del Tolima, Mauricio Jaramillo, le notificaba la decisión política que la divisa roja de este departamento acompañaría a Gustavo Petro a la presidencia y a Francia Márquez, a la Vicepresidencia.

Esta decisión no es una sorpresa. Casi como un hecho natural, el liberalismo del Tolima ha jugado roles históricos en distintas épocas de su existencia, una de ellas la convención del 22, donde el general Benjamín Herrera dijera: “Ibagué será el Sinaí, donde se dictarán las nuevas tablas de la ley del liberalismo colombiano”.

En circunstancias diferentes, obviamente con dirigentes distintos, en algunos casos medrosos, el liberalismo tolimense, este viernes 1 de abril, tomó una decisión ejemplar para el futuro del partido, de la nación y del departamento. 

El desafío a la férula con que Gaviria ha querido dirigir al liberalismo, es algo contrario a la misma esencia de los principios filosóficos y programáticos del partido, que no contempla dictadores ni monarcas en su dirección. Es un partido de hombres y mujeres libres que no aceptan que les toquen cacho para tomar sus decisiones; los principios democráticos y el respeto a las mayorías, deben prevalecer por encima de los intereses particulares, y el destino del país no se debe jugar un garito al mejor postor.

Así el partido Liberal del Tolima no esté en sus mejores momentos como en tiempos pasados, la decisión que tomó en la convención del viernes es valerosa y digna. Primero porque sirve de ejemplo para otros departamentos y regiones del país, que aunque no se atreven oficialmente a ofrecer su respaldo a la candidatura del Pacto Histórico, se sabe que su militancia de base ya está en este proceso; segundo, porque da un grito de independencia de una dirección monárquica y absolutista, que no respeta los mecanismos democráticos de los Estatus del partido para escoger candidatos presidenciales; y tercero, porque selecciona al candidato que mejor interpreta los programas y la ideología liberal: Gustavo Petro y Francia Márquez.

Petro desde la campaña hace cuatro años, en el parque Manuel Murillo Toro, expuso con claridad su pensamiento como un socialdemócrata y se apegó a las ideas que defendieron el general José María Melo,  Manuel Murillo Toro, y el expresidente Alfonso López Pumarejo, con su “Revolución en marcha”, que significa ni más ni menos, que el rescate del programa social de más envergadura del liberalismo que hasta el momento no ha tenido cumplimiento por parte de presidentes liberales que ceden ante los terratenientes y gamonales para emprender una verdadera reforma agraria, necesaria para desarrollar este país más igualitariamente. 

Por estas razones, consideramos que el liberalismo retorna por sus fueros políticos de partido popular y de ideas progresistas, reformistas, independientemente que en sus filas militen o tengan cargos de representación popular, ciertos personajes poco confiables que reciben mermelada del mejor postor, a la vez que quieren aparecer ante la opinión como opositores y supuestamente personas coherentes con sus principios políticos.

Algo más para agregar es que la corriente socialdemócrata del liberalismo tolimense, regresa a su fuente natural de partido de inconformes, de rebeldes que no le tienen temor a los cambios sociales, políticos, económicos y culturales que necesita la nación.

 Que se decide por una corriente de vida, que lucha por la paz, y se aleja del pensamiento retrogrado y calculista de beneficios personales para su dirigencia y regresa a la filosofía del bien común como principio básico del pensamiento liberal. 

Entendemos que el partido Liberal del Tolima no ingresará como socio del Pacto Histórico, pero sí como su aliado, en lo que atañe a la candidatura presidencial como un  socio muy importante para ganar en la primera vuelta, si las condiciones se dan tal y como se piensa.
 
Pero lo más importante de esta adhesión, en nuestro criterio, es que el partido vuelve a abrir sus puertas al ideario de las libertades individuales, de librepensadores que beben en las nuevas fuentes ideológicas que luchan por un cambio de modelo económico neoliberal que tanto daño le ha hecho al país; que ha enriquecido más a los multimillonarios, especialmente al capital financiero, mientras que crece la pobreza y la desigualdad social en todos los campos.

Este paso que ha dado el liberalismo tolimense, de desligarse del poder omnímodo de César Gavia, y adelantarse a respaldas el programa liberal de Petro,   le puede significar su resurrección, siempre y cuando existan dirigentes que estén conectados con los cambios que clama el país, y se convierta en un verdadero partido de masas populares ávidas de transformaciones y cambios sociales.

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