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Opinión

El abuso del poder

El abuso del poder

Por: Edgardo Ramírez Polanía


El deseo irrefrenable del poder lleva a expresiones y comportamientos que van contra el ordenamiento social, lo que genera inconformidades y protestas que deslegitiman el sentido de sociedad, como organismo integrado por individuos hacia causas comunes de una misma cultura y civilización.

Han sido numerosos los tratados sobre la vida de los reyes en la edad media, su absolutismo, sus abusos e intrigas que marcaron una época vergonzosa y en las repúblicas el poder ha sido la causa de los totalitarismos, llenos de muertes y desaparecimientos como las peores condescendencias que han llevado a las naciones a la lucha por el restablecimiento sano del poder.

Lo buscan los demócratas, los dictadores y los tiranos, para ejercer una autoridad, que en ocasiones se aparta de los cánones de la justicia y el bien común.

 Maquiavelo, al ilustrar la relación del gobernante con los súbditos, decía que si hubiera que elegir sería mejor ser temido que amado, como una expresión del poder sin mayores consideraciones. Por ello, muchos gobernantes han sido quienes han buscado esas perversas formas de gobierno, sin conciliar, dialogar las diferencias, sino imponer el poder con la intimidación y a la fuerza conculcando todos los derechos.

El poder lo ejerce la iglesia, los militares, las ramas del poder público y todo aquel que posee la autoridad para imponerlo.

El mundo moderno ha traído con su avalancha de información y tecnología costumbres, entre ellas algunas en que no se reconoce la autoridad paternal, tanto es así, que en las acciones de formación de las nuevas generaciones toman sus  decisiones a su arbitrio, contrariando la voluntad general como una forma de independencia que si bien es necesaria para el desarrollo del individuo, no consulta un orden social.

La sociedad a través de los tiempos ha tenido sus dirigentes que han ejercido el poder, ya sea absoluto como en la época de los reyes medievales o autoritario como los dictadores, o a través de la democracia como el sistema menos imperfecto de gobierno que consulta la libertad, la igualdad de derechos y ante la ley, que a veces, por ese mismo poder, se ha constituido en un enunciado teórico, porque no cumple sus fines, debido a que quienes poseen el poder determinan quién y cómo se debe gobernar o que se debe informar. Tal es el caso de los poderes económicos del país, que son dueños a la vez de los medios de comunicación, lo que constituye una arbitrariedad y abuso de la información.

El periodismo debe consultar los fines de la veracidad y la independencia de los periodistas, debería ser conforme a la realidad y no con el capricho de los propietarios de los medios informativos.

Es un imposible en un sistema económico como el nuestro, donde el del poder financiero  es dueño de las revistas, periódicos y canales de televisión, de corregir esa perversa manera de deformar la información con un grave perjuicio a la verdad e independencia del periodismo.

Lincoln dijo, si quiere conocer a un hombre dale poder. Esa afirmación cobra absoluta vigencia con la reelección y el presidencialismo que han sido la peste de las democracias porque las reelecciones constituyen un círculo de gobernantes cuyas acciones y comportamientos llevan al abuso poder.

Cuando el político pierde, se siente abatido, pero insiste, se hace reelegir las veces que los electores se lo permitan o los años se lo impidan. Por eso los gobernantes desean seguir y hacer cambiar las constituciones para continuar con el poder.

Los gobernantes son escogidos generalmente de las familias que han gobernado siempre y una vez en el poder determinan que ocurre o no, y defienden los intereses de quienes los ha llevado al poder y cuando ello no ocurre porque nuevas tendencias llegan al poder, se conforman grupos y se dedican oponerse a las nuevas formas de gobierno.

Es la demostración de quienes manejan el poder de someter a los demás con esa gama de expresiones en las cuales está la vanidad que al decir de Borges contiene algo de mal gusto.

Las democracias formales, el poder político y económico son depredadoras, sólo afecta a los sectores más pobres y están enfocadas a sostener los monopolios en sus decisiones para sostener el nombre de la democracia, cuando sus estructuras están hechas para nunca ceder espacios a la auténtica participación ciudadana, por eso en los países menos desarrollados la ciudadanía vive  lamentablemente en una irremediable frustración y ejercen el poder a través de los medios de la protesta y la violencia.

El sistema en el cual se mueven las fuerzas del país es través de las grandes influencias de enormes capitales financieros que manejan la economía, generan un círculo vicioso que resulta inquebrantable y anula toda posibilidad para construir un ambiente propicio capaz de generar una fuerza ciudadana efectiva contra un sistema que solo beneficia a ciertas elites.

Muchos aspirantes a los gobiernos reciben de personas y empresas o del sector financiero dineros en algunos departamentos para compra de los votos lo que constituye un abuso y es desbordamiento de poder, y así lo han dicho varias personas y por eso se ha hecho un entramado de leyes para un sector especifico de la economía para beneficiar a el sistema financiero y los dueños de las EPS que manejan inmensos recursos económicos que es un abuso del poder.

El poder requiere de habilidad para aparentar y simular. No debería ser así, pero lo es, por quienes lo detentan, y el engaño ha sido en el poder una desarrolladora costumbre de la civilización y por lo mismo es inmoral y para adquirirlo la mayoría de las veces cuesta, como dijo Nietzchtze; “el valor de una cosa no reviste por lo que se logra con ella sino lo que se paga o cuesta”.

La astucia y motivos ocultos que mueven del poder ha sido un factor esencial para su desarrollo y así lo hicieron Bismark, Gracián, y cortesanos como Castiglione y hasta seductores como Casanova, o los guerrilleros en las zonas desprotegidas del Estado que también han abusado del poder, no obstante la mano tendida de los gobiernos para hacer La Paz.

El abandono del campo, la entrega de las concesiones, la venta del Estado a pedazos y la apertura económica de César Gaviria han sido un factor de desequilibrio social y abuso del poder, que mientras no se realice un cambio general en las instituciones, ante todo en la justicia y la aplicación de las penas contra el delito, y cambien normas y personas, no será posible el cambio que anhelan los colombianos.

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