Opinión
Somos del centro de La Guajira
Por Óscar Perdomo Gamboa - Escritor
“La Guajira es una dama reclinada, bañada por las aguas del Caribe inmenso”. Así empieza el canto de Hernando Marín, La Dama Guajira, uno de los tantos vallenatos que ha inspirado esa hermosa tierra.
Para Marín, La Guajira es fuente de inspiración; para muchos colombianos, es algo distinto: un destino turístico, un departamento con minería y uno de los sitios más pobres y desprotegidos de Colombia.
Y así ha sido durante quinquenios de gobiernos indolentes. Como reclama el mismo Hernando Marín, vienen por “el gas, que es una ganga, la sal de Manaure y el carbón de piedra”. Y para beneficiar esa explotación extranjera, se roban los ríos y condenan a la sed y a la muerte a la población wayúu.
Lo peor es que los colombianos, acostumbrados a la corrupción creciente de los políticos, damos por sentado que allá “son miserables” y que ese es el destino de esos “indios pobrecitos”; en el mejor de los casos, pues siempre hay racistas que afirman que los indígenas son flojos, borrachos, ignorantes y un largo e insultante etcétera. La Guajira es muy importante para broncearse en el Cabo de la Vela, comprar matute en Maicao y cantar vallenatos sin conocer su historia; pero para llevarles la vida digna que merecen como ciudadanos, no tanto.
Sin embargo, por primera vez en la historia un mandatario no sólo va a La Guajira a escuchar sus problemas, sino que sesionará desde allá durante toda una semana. Entre muchas otras actividades, se otorgarán tierras, se discutirán proyectos de energía eólica y se entregarán instituciones pediátricas para proteger a la infancia, particularmente la wayúu, con un alto índice de desnutrición.
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Sin embargo, que Petro vaya a dialogar con los pueblos desprotegidos le parece populismo a la canalla que cree que los indígenas no son ciudadanos y que el dinero del Estado es para la inversión privada; ni siquiera disimulan su vileza; braman odio y racismo en los medios prepago, mientras muchos niños, por primera vez, sienten esperanza.
Ojalá esa visita del presidente Petro a La Guajira se repita en el Chocó, el Cauca y tantos otros sitios de la geografía colombiana olvidados por el Estado y abandonados a la miseria y la violencia. Eso es lo que debe hacer un gobernante, eso es lo que necesita el pueblo colombiano. Eso es lo que merece La Guajira, poder cantar, como lo auguró Marín: “ésta es mi Guajira engalanada que por años fue olvidada y hoy se yergue grande”.
ADENDA: ¿Dónde estarán los idiotas que compraron dólares a 5.000 pesos porque con la divisa se dispararía por culpa de Petro?
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