Opinión

De realidades y promesas

De realidades y promesas

Por: Ricardo Cadavid
Columna, Pido la Palabra


Colombiano que se respete, en diciembre promete que su economía va a mejorar, que va a sacar tiempo para viajar y tendrá un compromiso inquebrantable con su salud.  Luego enero nos enseña que el orden de los factores sí altera el producto; el inquebrantable y saludable compromiso se convierte en quebrantos de salud, y en vez de ganar plata y perder peso, perdemos plata y ganamos peso. La vida se burla de nuestros deseos más íntimos.

Seguro el 31 de diciembre, en medio de la rasca y confiado en el indiscutible poder de la ropa interior amarilla, te comprometiste a que, este año, por fin, vas a conseguir un mejor empleo, asistirás a un curso de programación neurolingüística para aprender a declarar prosperidad y abundancia, visualizarás la multiplicación de tus ingresos, tendrás más orden, vas a ahorrar con disciplina, pagarás todas tus deudas con la DIAN y alcanzarás tus sueños.  No quiero ser ave de mal agüero, pero pronto sabrás que tus problemas serán lo único que se multiplique, te alcanzarán tus deudas; con el manejo que el gobierno da a la economía tendrás suerte si conservas tu empleo, y el único orden que ganarás, será una orden de captura expedida por la DIAN y sus 19 sindicatos progresistas. Al final, no podrás ahorrar dinero ni declarar prosperidad; lo que vas a declarar es renta, y te conviene ahorrar energía para poder correr cuando el país declare alerta naranja y debas escapar de los incendios veraniegos.  

Si, mientras te atragantabas con las doce uvas, prometiste que este año ibas a dejar la comida chatarra, el mecato, las grasas saturadas; te comprometiste con iniciar dieta, rebozar de gozo y buena salud, te matriculaste a un gimnasio porque vas a perder peso, a perseguir tus sueños y alcanzar tus metas; no quiero desalentarte, pero, antes que peso, perderás tiempo, y en lugar de perseguir sueños te va a dar sueño, y mucho. Lo más parecido a nuevo inicio será la apertura de una investigación, porque rebozas en deudas y te persiguen las culebras. No alcanzarás tus metas: primero te alcanzará la policía. No insistas; no vas a dejar la comida chatarra; pero te va a dejar tu esposa, quien, mientras llora inconsolable en el pecho de su terapeuta, se lleva la mitad de tus bienes, de tu salario y de tu futura mesada pensional. La vida te dará esa oportunidad de entender el machismo del lenguaje, que hace del “patrimonio”, un conjunto de bienes y del “matrimonio” un conjunto de males: ¡Maldito patriarcado sexista!

No todo es negativo. Si ya presentías el divorcio y el 31 de diciembre te sentías un hombre libre y saliste con un par de maletas a darle la vuelta a la manzana, seguro es porque sabes que este año serás un hombre nuevo en todo el sentido cabal de la palabra, crecerás en abundancia, quemarás las malas energías, vas a tomar el toro por los cuernos, aprovecharás cualquier oportunidad para viajar al Caribe y, como un corsario, asaltarás las murallas de Cartagena, conquistarás un nuevo amor y comprarás un lote de tierra para edificar la casa de tus sueños. Eso suena bien. Mantente concentrado porque, al menor descuido, te asaltarán en las murallas de Cartagena; mientras crees tener el toro por los cuernos, ese nuevo amor te podrá cuernos. Si se trata de abundancia, lo que abundará será el narcotráfico, el secuestro, los atracos. Antes de que quemes las malas energías se habrán quemado todos los páramos de esta Colombia, potencia mundial de la vida, y será culpa del capitalismo y el consumismo desmedido; no de la deplorable intervención de los organismos de gestión del riesgo. Debes aprovechar la oportunidad para que, diariamente, viajes en buseta para llegar al humilde trabajo y ni hablemos del lotecito de tierra, que no superará los dos metros cúbicos, si tu ex no te quita los derechos funerarios. Si ese es tu caso, no pidas que te cremen, sino que te cromen, para que puedas, por fin, lucir próspero y resplandeciente.

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