Historias
Una vuelta al tren de Picaleña
Por: Víctor Sánchez
De acuerdo con fotografías y documentos de archivo la primera locomotora llego a la calle 19 con carrera segunda de Ibagué, en enero de 1921, a la estación que fue destruida para dar paso a la actual Terminal de Transportes.
Un acontecimiento de hace más de cien años, se revivió el pasado 30 de septiembre por cuenta de los estudiantes del colegio José Joaquín Florez, la Junta de Acción Comunal de Picaleña y la organización cultural Amistad y Mucho Más, Vigías de Patrimonio Cultural; en un lugar declarado como bien de interés cultural de carácter Nacional : La Estación del Tren de Picaleña en la comuna nueve.
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Al recibir la invitación don Jorge Tinoco preguntó ¿Y dónde está el tren?, un estudiante del colegio le contesto: En la Memoria, señor!
La búsqueda de la memoria cultural promovida desde el Encuentro Ibagué en Flor, llevó a los poetas a realizar varias Visitas Poéticas a este lugar abandonado de la ciudad, desde 1982; pero fue necesaria la presencia de la arquitecta italiana Olimpia Niglio quien orientó en agosto del 2010 un taller de "Restauración de la Arquitectura", para que al menos se volviera la mirada sobre este lugar que desde entonces fue ocupado por seis familias que invadieron el predio para utilizarlo como vivienda, allí, en medio del matorral y de los escombros de lo que fue una estación del tren, se instaló tambien un taller de bicicletas; así lo recuerdan algunos residentes del sector.
En la Alcaldía de Guillermo Alfonso Jaramillo, por fin se le brindó atención , se reubicaron cinco familias, se hicieron arreglos y mantenimiento a la edificación, se acondicionó un parque infantil, con mobiliario y espacio público, se proyectó como centro cultural y biblioteca, pero como nos pasa siempre en este país , la siguiente Alcaldía de Andrés Hurtado no ha logrado terminar un proceso judicial con la última vivienda que ocupa el lugar y se ha frenado la tarea de trasladar de una bodega la dotación para este centro cultural adquirida desde hace tres años.
Por eso el viernes anterior se prendió la locomotora cultural por cuenta de la comunidad del sector, sus niños y niñas y jóvenes, guiados por las directivas y profesores del colegio, la Junta de Acción Comunal y los Vigías de Patrimonio; se espera que muy pronto se enganchen los demás vagones de la Alcaldía Municipal y la Secretaría de Cultura, al propósito de que este lugar sea un centro social comunitario digno, para una comunidad carente de espacios culturales.
La identificación y valoración del Patrimonio Cultural, debe ir por los rieles de la participación de la comunidad, que abre el baúl de los recuerdos gratos o ingratos, como parte de la identidad de su territorio, no como una pasión por acumular nostalgias, sino con la gestión de tareas vitales para la recuperación de la memoria y de los bienes heredados, y de las prácticas artísticas que ayudan a los propósitos de vida de sus habitantes y a fortalecen la expresión viva de sus valores colectivos.
Aquí hay una apuesta de los artistas y gestores culturales: "Pinto, canto, cuento", recupero mi memoria histórica, la herencia ancestral, mi Patrimonio Cultural.
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