Patricia Díaz es una mujer emprendedora que comenzó a trabajar en la artesanía desde muy niña, es humilde, sencilla y de un corazón enorme, tuvo que sostener a su familia, por esto no pudo asistir a la escuela a aprender sus primeras letras, sieno asi en estos momentos no sabe leer ni escribir.

Debido a su condición  de analfabeta, no fue impedimento para conformar una asociación de 72 madres cabeza de familia de esta ciudad, a quienes les enseñó hacer alpargatas, sombreros como el típico tolimense y los trajes para las niñas y las mujeres.

Cuenta que en estos momentos esto es lo que le da para subsistir y se siente realizada porque sus hijos son una bendición, especialmente su hija Aura Cristina una joven que con el esfuerzo de su madre estudia quinto semestre de derecho en la Universidad del Tolima.

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Como todas las tardes Aura se hace presente en el puesto de artesanías de la carrera tercera para ayudar, eso sí sin descuidar el estudio.

Patricia expresó que no se ha quedado quieta y que donde se den  las fiestas allí hace presencia, por eso recuerda que su hija siendo niña, estuvo al borde de la muerte, debido a unos combates registrados en Murillo cuando se vio en medio de las balas, “milagrosamente a mi Aurita no le pasó nada por la misericordia de Dios, pues ella era quien me acompañaba”.

Agradece que en estos momentos pueda ir de feria en feria vendiendo sombreros sin problemas de inseguridad con eso del proceso de paz, expresó esta mujer. Igualmente,“tengo que agradecer al alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo que nos haya asignado esta caseta sin tener que pasar por problemas de espacio público”.

Cuenta esta mujer que durante la semana los hijos de las otras madres cabeza de familia, estudian para ser profesionales, les enseñan a leer y a escribir, es una labor bonita con ellas, pues es muy necesario para que se defiendan aún más.

Dentro de las otras tendencias que fabrica Patricia, están las carteras en totumo, pintadas y con tejidos de colores, “esto sí que es una maravilla, porque cuando llegan extranjeros a preguntarlas se llevan varias, siendo para ellos una novedad”. Y precisamente una pareja de norteamericanos se acercan a su puesto a preguntar el precio de estas, Patricia con cariño y una sonrisa agradece la compra y les da la bienvenida a la ciudad musical.

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Siente mucho el no poder asistir este año al día del sombrero, ya que son tantas las ocupaciones que así se lo impidieron, “por eso esperamos una ayuda grande de la Gobernación para que nos den una oportunidad”, pues uno de sus fuertes es la confección de este accesorio netamente tolimense.

Por eso su hija Aura afirma que su madre es la mejor en la elaboración de sombreros y así lo creemos todos quienes llegamos hasta allí, pues algunos de ellos los pinta de muchos colores y con flores nuestras.

Esta ibaguereña de piel tostada por el sol, de manos curtidas por el trabajo expresa, que para ella el arte es lo máximo y que por eso se siente plena en entregar sus conocimientos para que otras que están solas y sin un apoyo económico puedan salir adelante.

Además, aconseja a todas las mujeres que por diversas circunstancias han tenido que luchar para que no desmayen y saquen adelante sus proyectos, por eso con una sonrisa en sus labios y su recio carácter afirma que la vida es una constante lucha y se debe seguir adelante.

Dejamos a Patricia y a su hija Aura Cristina en su puesto, atendiendo a varios compradores que llegan a llevarse los trajes típicos, los sombreros y los ponchos.

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Sabemos que en el Tolima y en Ibagué hay muchas Patricias, mujeres emprendedoras, que no se amilanan ante los problemas de la vida y que se sienten muy orgullosas de lo que son. Por eso este es un homenaje a todas ellas.