Historias
Joven escritor del Líbano gana premio internacional de relato
Ricardo Tello Tovar, a sus 31 años no es una promesa de la nueva literatura tolimense y colombiana, es una realidad.
Por: Juan Sebastian Giraldo
La lista es extensa de los nombres memorables que han hecho trascender el Líbano desde la literatura y con ello han fijado la impronta de tierra de grandes escritores e intelectuales. Lo que acaba de lograr Ricardo Tello Tovar a sus 31 años de edad con el Premio Frida Kahlo de España es activar ese germen literario.
Influenciado por Eduardo Santa, decano de los escritores tolimenses y su particular forma de narrar la historia del Líbano, David Ricardo Tello Tovar creció entre libros y enciclopedias, forjando su camino como escritor y que hoy lo ha convertido en ganador de un concurso literario internacional, como el Frida Khalo en la modalidad de relato, donde el jurado seleccionó su cuento ‘Afán’ como el mejor por su exquisita y portentosa manera de narrar.
Con este logro, Tello Tovar, hecho en el Líbano, reivindica a su tierra como cuna privilegiada de destacados intelectuales. David Ricardo Tello Tovar, construye paso a paso su carrera como literato. Ha obtenido premios en la convocatoria' Amor y desamor', de la Revista Nudo Gordiano y El Paro en 101 palabras, organizado por la Universidad Nacional y la reciente publicación de su antología de relatos, ‘Tierra entre la boca quieta’.
Sus primeros años de vida son borrosos, sabe que nació en Bogotá porque es lo que estipulan sus documentos, pero sus primeros recuerdos son entre las montañas del norte del Tolima, una tierra que lo adoptó como hijo suyo. Tenía apenas un año cuando sus padres, docentes, Miguel Tello y Sonia Tovar, se regresan al Líbano para encontrar allí un futuro mejor para su familia. Y el futuro fue hallado, ahí se formó Ricardo, el escritor.
Sus padres, como buenos y dedicados docentes, son afines a la literatura y la academia, razón por la cual siempre contaron con una nutrida biblioteca dentro de su casa. Aquel rincón fue una especie de patio de juegos para Ricardo Tello, quien, apoyado por su madre, aprendió a leer varios años antes que el resto de los niños. Mientras los otros demás jugaban, Ricardo se sumergía tardes enteras entre las coloridas enciclopedias que atiborraban la biblioteca familiar.
Su incipiente deseo por leer nuevas obras conllevó a un resultado inevitable: la necesidad de escribir. “Bueno, creo que es normal en adolescentes que en algo les gusta el arte, empezar a escribir poemas románticos o llevar diarios, a mí me pasó un poco antes”, cuenta. Aquellos años de temprana escritura los recuerda con cariño y algo de jocosidad, considerando sus textos como “ambiciosos, grandilocuentes, atrevidos e irreverentes”, pues no conocía sus limitaciones ni el miedo a fallar. “Es triste porque mientras uno va recibiendo esa retroalimentación, se pierde ese sentimiento, esa confianza, de la que uno goza cuando es niño”.
Su adolescencia osciló entre los libros y el Colegio San Antonio María Claret, donde hizo la primaria y obtuvo el título como bachiller. En su juventud, encontró las letras de Eduardo Santa, escritor, historiador y profesor emblemático del Líbano, que lo embelesó con su particular estilo de narrar su pueblo. “Era fabuloso encontrarme con esa forma de narrar el pueblo. Desde esa romantización histórica y costumbrista, con retratos bellos de la familia y los acontecimientos más importantes del municipio”.
La literatura, aunque le apasionaba, nunca dejó de estar relegada a un hobbie durante su juventud, por ello, volvió a Bogotá, no con la intención de ser escritor, sino de formarse en Filosofía y Letras en la Universidad Nacional de Colombia; sin embargo, la vida le tendría deparado otro rumbo. Se hizo profesional en estudios literarios y Magister en Escrituras Creativas, con tesis laureada de la UN.
“Estudié filosofía durante cuatro semestres antes de dedicarme de lleno a la lectura. Entonces, empecé a leer mucho a Borges, las ficciones de Borges, y encontré respuestas que en la filosofía no hallaba. Eran preguntas metafísicas que con la ficción y el lenguaje se exploraban y encontraba espacios que en la filosofía no había entendido. Esa imaginación tan seria y tan precisa como la hace Borges, abordando cuestiones inverosímiles, pero planteadas desde la razón, fue algo maravilloso”, recuerda Tello.
Así, de la mano de Borges y eludiendo las advertencias de colegas que decían que si quería ser escritor debía inscribirse en Estudios Literarios, así lo hizo, solicitó el traslado a esa carrera dentro de la misma U. Nacional. “Considero que los escritores necesariamente no tienen que formarse en academias, pero quizás en su viaje privado nunca encontrarían elementos que aparecen a la hora de escribir en comunidad. Acceder a personas, textos y experiencias que probablemente no encontrarías solo, son ventajas que te da el formarte así”.
Entre esos textos y autores a los que le agradece a la academia por presentárselos, se encuentran: Rubem Fonseca, escritor brasilero que considera su mayor influencia por su capacidad para proponer un juego fantástico a partir de lo racional y lo real; y su paisano Gonzalo Sánchez, renombrado investigador e historiador, autor de ‘Los bolcheviques del Líbano’ y actuablemente la mayor influencia de la novela que Ricardo está escribiendo.
Afrontar la vida como escritor
A pesar de haber sido galardonado, este 13 de septiembre, con el primer puesto de la edición número 27 del Certamen Frida Kahlo, en su modalidad de relato, con la obra 'Afán', su camino no ha sido fácil y ha tenido que afrontar grandes obstáculos en su vida como escritor, paralela a su trabajo como traductor.
“La literatura no me da de comer por ahora, eso me libera de un montón de condicionantes. Para escribir y vender, que al final es lo importante si uno quiere hacer carrera en esto, hay que adherirse a ciertos parámetros y condiciones de las editoriales. Uno ve en los colegas que no es nada fácil, incluso con editorial y promoción decente. Es difícil encontrar lugares donde apuesten por escritores emergentes que no tienen tanto campo comercial”, señala.
Se considera como alguien pesimista, pero al tiempo muy autocritico de su trabajo, algo que, en ocasiones, lo ha llevado a cuestionarse su camino como escritor. “Una de las tareas más difíciles es ir encontrando su público. A veces uno se frustra porque uno no encuentra ese espacio. Es grato para mí, realmente, el escuchar comentarios positivos de las personas que lo leen a uno”.
Dos de los momentos más difíciles en su incipiente carrera como escritor, han tenido que ver con su más reciente publicación, ‘Tierra entre la boca quieta’. El primero, un gran choque, al ver la falta de interés y apoyo de la editorial para promocionar su obra y el gran esfuerzo al que se vio obligado a realizar para darle circulación, en lo que considera que “aunque no es autopublicación, en la práctica es como si lo fuera”. El segundo, un encuentro anecdótico con uno de sus maestros en Bogotá.
“Estaba en la Feria del Libro de Medellín. Me encontré con un famoso poeta que fue profesor mío. Cuando le ofrecí el libro, a ver si me quería apoyar, el hombre desdeñó del precio y del cómo estaba promocionando la obra. Es duro que personas que uno tuvo como modelos a seguir, cuando ven que uno se está esforzando, tratan de despreciar el trabajo. Pensaba, si no me apoyan ni mis maestros, que deberían estar impulsando a los nuevos escritores, qué me queda. Pero son cosas que quedan en el pasado y a las que hay que sobreponerse”.
Premio Frida Khalo y lo que viene
Después de enviar a publicación su libro, en junio de este año, entró en un periodo “estático”, donde sentía que no tenía nada que escribir; sin embargo, un día, inspirado por el fallecimiento de su primo, Camilo Tello, se le ocurrió una idea para un relato sobre la muerte, el amor y la necesidad de vivir, así nació ‘Afán’.
Después de escrito, consideró que su relato “no era malo” y con el pasar de los días, se encontró con la convocatoria abierta del Premio Frida Khalo, al que postuló ‘Afán’ con pocas esperanzas de ganar y desentendiéndose por completo del premio, hasta que después de semanas, se dio cuenta que había sido notificado como ganador del mismo.
En la convocatoria del concurso que gana Ricardo con el relato ‘Afán’ se presentaron 500 trabajos (219 hombres y 281 mujeres). De ellos, 287 proceden de España y el resto de Alemania, Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Francia, Italia, México, Perú, Portugal, Suecia, Estados Unidos, Uruguay y Venezuela.
La noticia fue emocionante para él y la tomó como un mensaje de que estaba haciendo las cosas bien. De acuerdo con el escritor, su actual prioridad es segur trabajando en los relatos de su próxima obra, que espera publicar en 2025.
Así mismo, tiene el deseo vivo de seguir publicando en cada oportunidad que tenga. “Publicar donde sea, incluso en redes sociales. Una de las mejores poetas que conozco es de una editorial artesanal y la mayoría de su obra está en post de Facebook. Por eso quiero seguir siendo publicado”.
Por ahora, Ricardo se alista para viajar a España a recibir el Premio Frida Kahlo que le otorga 1.600 euros, en acto que se realizará el próximo 4 de octubre en el centro cultural Federico García Lorca.
*Agradecimiento a Pijao Editores, Juan Pablo Gálvez y Hozman Hernández
Aquí puede encontrar el relato del escritor: Afán
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