Historias

El reciclaje y el drama humano

El reciclaje y el drama humano

*Por: Alcides Manrique


"La política de Libre Mercado es cruel. Deja a millones de seres en el planeta sin comida, no hay un ser vivo que no sufra los estragos de ésta teoría". Noam Chomsky, Premio Nobel de Economía.

Son las 05:00 am, nuestros personajes andan dispersos en búsqueda de lo que será su sustento diario, con frio o calor; son recicladores.

Saludo hola, buenos días. Mi primer personaje es alto, moreno y muy delgado, lleva puesta una gorra de lado y sin color definido por el uso. Le pregunto: ¿por qué de medio lado la gorra?, responde: es la moda en USA; sonrío y pienso: ve mucha televisión. Seguidamente pregunto: ¿por qué recicla? Con voz suave responde: Yo antes trabajaba cogiendo algodón, eso se acabó y tocó salir del pueblo; llegué a esta ciudad y trabajé en construcción, pero me aburrí porque los contratistas me robaban el sueldo y por eso me puse a reciclar; si no salgo no gano nada. Con respeto le pregunto: ¿y sin gana platica?, con aire despreocupado dice: a veces se gana y en otras no tanto. ¿Y eso por qué?, responde: pues porque somos muchos y pagan muy barato. Entiendo. Para terminar le pregunto; ¿por qué le dicen el Indio?, ríe y me responde que es del sur y que todos somos indios, se despide diciéndome: ¡Adiós cucho! y empuja su carreta.
Es otro día y salgo en búsqueda de mi siguiente personaje, lo veo tomando una taza de café y me invita a tomarme otro, el que acepto y voy al grano: ¿por qué le dicen Muelas?, suelta una sonora carcajada, mostrando sus encías rosadas y poniendo en evidencia la razón de su apodo. Lo acompaño en la risa y le pido que me comente a cerca de su trabajo. Me dice: "huy cucho voy paila, somos muchos en el oficio y pagan mal"; coincidiendo en lo que me respondió días anteriores el "Indio". Después de esto procede a pagar los tintos, junta monedas de sus bolsillos desgastados y se despide, con un: "me abro a camellar", chocamos los puños y sigue su camino.

Es medio día, el sol raya en su esplendor y con el veo venir desde la otra calle a mi tercer personaje, sonriente y con saludo eufórico me dice: "Hola viejo hoy voy ganao", abro los ojos y le pregunto: ¿y eso por qué?, responde: "viejo encontré cobre y baterías", saca de su costal unas cuantas baterías para mostrarme, mientras se queja de dolor en una de sus piernas. Le pregunto por su malestar y me dice: "Verá viejo, yo iba por una avenida y me levantó un taxi, me dio tres vueltas en el aire y me dejó tirado, me recogieron y me llevaron al hospital. Allá estuve varios días, cuando me dieron salida quedé así, por eso me dicen “Patecumbia”, porque camino bailando", suelta una risa burlona y se aleja con su costal.

Otro día cualquiera salgo en búsqueda de mi último personaje de la historia, me encuentro una mujer de mediana estatura, muy delgada, cabello negro desordenado y ojos color café. Al verme me increpa y entre dientes me dice que no empiece con la preguntadera. Con aire conciliador le digo, que seré breve y no le quitaré mucho tiempo, asiente con la cabeza y dejando entrever su dentadura en mal estado.

Para empezar le digo que la retrataré con letras, que soy aprendiz de escritor y por eso pregunto tanto. ¿Cómo le ha ido hoy?, estamos en ferias y fiestas, no se puede quejar. Con un suspiro y voz desalentadora me dice: "no que va cucho, estamos llevados porque no hay de donde sacar pa' la comida y tengo muchos colegas". Sorprendido por su respuesta, le digo que por estos días hay mucha gente tomando y sale mucho reciclaje. Me responde: "no que va cucho, alguien se toma una cerveza en lata y 5 o 6 ya están detrás de él, esperando que bote la lata". Le pregunto si por estos días ganan mejor y me contesta con tono de enojo: "jmmm pues como hay arto, le bajan el precio".

La mujer entra a la tienda del lado, compra pan y salchichón, lo divide en 2 y con voz chillona grita "Guardián", apareciendo un perro negro, gordo y viejo que bate su cola y da besos perrunos; ella le lanza el pan, el perro ávido come su porción y se retira. Para terminar le pregunto su nombre y me contesta: "cucho que no comience con la preguntadera". Seguidamente llega alguien saludándola: "Qui'hubo Zory, ella sonríe y se va sin despedirse.

Al caer la tarde, nuestros personajes llegan a la compra-venta de chatarra, los recibe un hombre alto, acuerpado, de manos gruesas. A su lado se encuentra una mujer fornida con cuaderno en mano, que por saludo dice casi amenazante: "hoy bajaron los precios". Los presentes maldicen en voz baja. Patecumbia y el Indio murmuran: "ni pa' la bicha alcanza". Zory con desesperanza mira al perro diciéndole: "tocó ir a retacar nuestro almuerzo" y su acompañante le dice: "otro día será".

Intercambian su producido por los pocos pesos que les dan a cambio y cada uno busca su camino, con la esperanza de que mañana será un mejor día para trabajar, que tendrán lo suficiente para su comida o por lo menos para comprar algo que les haga olvidar por un instante, el hambre y la necesidad de una vida mejor. 

Nota: Gracias al aporte de mi compañera de toda la vida, a mi nieto y a mi hija, que con su ayuda y comprensión, logré dar luz y conclusión a este pequeño, pero significativo trabajo.

Con orgullo Gorgojo.

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