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¡No llamen al ingeniero! (Y asegúrense que no sea del clan hurtado)

Por José Baruth Tafur G.
Abogado- Especialista U Externado
Maestrante en Comunicación Política U Externado
Iniciamos la Feria del Libro, y entre la más reciente publicación en representación del Tolima encontramos el "Manual del Buen Cínico", capítulo 74: "Cómo posar de salvador cuando él mismo fue el verdugo y nos sacó la plática de los bolsillos" aparece nuestro inaugurador de la obra de la concha acústica el exalcalde de Ibagué, Andrés Fabián Hurtado.
En una reunión posiblemente con convocatoria de contratistas de la alcaldía de Ibagué y en la cual soltó sin sonrojarse: “Si Ibagué tiene problemas, llamen a un ingeniero”. Y uno no sabe si reír o llorar… aunque, siendo francos, es mejor reír para no terminar llorando sobre el puente fantasma de la 60, o para más cercanía llorar sobre el hueco enfrente de su hogar y/o trabajo.
Sí, el ingeniero Hurtado, el mismo que prometió obras, musicables, acueductos que resolvieron el problema de agua potable, movilidad, malla vial y progreso, terminó siendo el protagonista de una comedia de enredos urbanos, donde el guion se escribió con adiciones presupuestales, facturas dudosas y casas de lujo pagadas con el sudor… presuntamente del contribuyente.
¿Cómo olvidar el episodio de las piscinas olímpicas de la 42? Obra que está en el ojo del huracán, por encontrarse inmersa presuntamente en sobrecostos, ¿qué turbio no? pero ahora como es costumbre, mediante shows quieren presentar como un escenario rebosante de atletas y sueños deportivos, aprovecharse de los sueños de los deportistas como es tradición!!
Pero si algo hay que admirar es su capacidad para actuar. Porque para salir en medios diciendo que él y su familia son “gente del común” hay que tener madera… de actor de novela mexicana. Obvio la gente del común con mansión en Reservas del Campestre, ¿valorada en más de $1.000 millones? ¡Qué humilde es la vida del ibaguereño promedio! Todos sabemos que es tradición popular comprar casa de contado luego de cuatro años como alcalde, ¿una inquietud por que salió la gerente del banco que supuestamente presto el dinero? ¿Y ahora trabaja en la alcaldía?
Y ni hablar del puente fantasma de la 60. Esa estructura invisible que terminó siendo el monumento más honesto a su gestión: algo que se prometió, se contrató, se cobró… pero nunca se vio. Un puente fantasma para una administración que, honestamente, brilló por su capacidad para desaparecer presuntamente, presuntamente los recursos.
Ibagué tiene problemas. Y claro, podrían llamar a un ingeniero. Pero por amor a la cordura a nuestros bolsillos, a nuestras vías, y vidas que no sea de la familia Hurtado, que ahora quieren dizque Congreso y por el partido de la Unidad, porque lo más seguro es que termine diseñando una rotonda que nos deje más en el abismo... eso sí, con peaje incluido.
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