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Feria Gastronómica en Ibagué con más fallas que aciertos

Feria Gastronómica en Ibagué con más fallas que aciertos
Mientras Ibagué esperaba innovación y alta cocina, el evento se quedó en el fango aplanado, la carne a la llanera y la indiferencia de los vendedores. Un análisis duro sobre lo que faltó en la organización.

¿Qué pasó con la planeación? ‘El Comensal Oculto’, que desde El Cronista.co realiza un ejercicio periodístico en pro de contribuir en el fortalecimiento del sector gastronómico de Ibagué y el Tolima, detalla el atraso, la improvisación y la oferta 'callejera' que opacaron las promesas de cocina de autor y shows de chefs, concluyendo que fue más un Festival de Comidas Populares que un evento de altura.

En esta oportunidad, visitamos la Feria Gastronómica de Ibagué, celebrada del 28 al 30 de noviembre de 2025 al lado del Centro Comercial Aqua.

Con gran entusiasmo, interés y expectativa, me preparé para asistir por primera vez a esta clase de evento en la ciudad de Ibagué. Me enteré a través de El Cronista.co con dos semanas de antelación. A través de un despliegue publicitario en vallas en las que se anunciaba con bombos y platillos la presencia de un famoso chef colombiano, un reconocido humorista y cantantes populares que amenizarían el evento, hacía presagiar un atractivo evento.

Como si fuera poco, se anunciaban toda clase de actividades recreativas y competitivas, por así decirlo: catas de vinos, desafíos cerveceros, concursos para comer las alitas más picantes... en fin, para dar y convidar. Igualmente, se prometía la presencia de patrocinadores de toda clase.

Mis deseos de asistir a este evento eran grandes, ya que por experiencia laboral sé que organizar un evento de esta magnitud requiere un gran esfuerzo, planeación, control, supervisión y ejecución para lograr el éxito deseado y colmar las expectativas de los visitantes y de los patrocinadores. Estos últimos hacen una inversión bastante significativa, esperando una retribución económica a través del éxito del evento, el cual sería recompensado monetariamente con sus ventas. Además, la novedad de nuevos platos, cocina de autor, talleres, o la apertura de futuros restaurantes y afines, suelen atraer una gran cantidad de visitantes.

La famosa y vieja frase dice: "Así como será el desayuno, así será el almuerzo". Empecé a visitar el sitio donde se realizaría este evento, pues no quería perder detalle desde el comienzo para tener un comentario acorde con lo vivido. Cuando fui por primera vez (semana y media antes de su apertura), estaban podando el lote en su totalidad. Días después, colocaron las pancartas publicitarias al frente y a los lados del terreno. Anunciaban que este evento tendría un horario de 12 p. m. a 1 a. m. durante los tres días. ¡Esta sería una gran y maravillosa oportunidad para tener suficiente material para mis próximas columnas! Las ansias y deseos aumentaban con el correr de los días, esperando su inauguración y el goce de estos tres días.

El jueves 27, un día antes de la apertura, visité el sitio a eso de las 4:30 p. m. y me encontré con tres máquinas rellenando y aplanando el lote, lo cual indicaba un gran atraso. Solo habían instalado una carpa grande. "Estamos muy atrasados —me dijo el encargado de las máquinas—, terminaremos mañana viernes". Según mis cálculos, basados en mi experiencia en montajes de este tipo de eventos, el avance máximo era de un 20%. Mis expectativas, ansias y deseos bajaron ostensiblemente.

Efectivamente, el viernes a las 4:30 p. m., cuando volví, el panorama era un "mercado persa": las máquinas aún operaban, la instalación de carpas era por todos lados. Los patrocinadores y participantes estaban organizando sus puestos. Aquellos que aún no tenían su ubicación lista, estaban con sus productos y elementos al aire libre, y el enojo se les notaba. Su porcentaje de avance era de un 50%, sigo con mi cálculo. Me retiré a eso de las 6:00 p. m. sin poder disfrutar del primer día. Me imagino que más tarde habrán comenzado con lo que tenían y, por supuesto, la tarima para la amenización entró en funcionamiento. "Mañana será otro día y vendrá el desquite. Al fin y al cabo, mañana es sábado", me dije.

Llegó el tan esperado día para de verdad, y ahora sí, disfrutar del Evento Gastronómico "Ibagué Tierra de Sabores y Tradición". Me propuse recorrer cada puesto, mirándolo y analizándolo en detalle. Lo de siempre y lo primero al entrar: la carne a la llanera, al aire libre, con polución y contaminación incluidas. Luego vendrían los chorizos con pan, los jugos y cholados, postres variados. Nuevamente otra carne a la llanera, con la misma polución y contaminación incluidas. Dije para mis adentros: "Tal vez lo mejor está más adelante". Seguí el recorrido y ¡oh, sorpresa! mi querida, famosa y muy sabrosa lechona tolimense, luego perros calientes, nuestro tapa roja y rosado en otro stand, más postres, más jugos, comida oriental en dos puestos, y una muestra de nuestro arroz por parte de una empresa o institución.

Les comento otro detalle: muy pocos puestos tenían el nombre del establecimiento, solo carteles con productos y precios. Por supuesto, estaban las infaltables empanadas de toda clase y nuestro tradicional puesto de café y bebidas de toda clase (vinos, cerveza, aguardiente, etc.). Para no creer, y ya es costumbre o adicción en el mundo entero, la gran mayoría de los encargados de la venta en los puestos estaban mirando y hablando por celular... y el cliente, bien, gracias, que espere o vuelva más tarde.

El único puesto cuyo dependiente me saludó muy amablemente y me invitó a degustar sus productos fue el stand de productos artesanales llamados: SETAS DEL CAMPO. Degusté ceviche de orellanas, antipasto con picante y sin picante, mermeladas de toda clase, frutos y productos secos. Es de admirar que venían desde Cota, en la sabana bogotana. Quedé muy sorprendido con lo delicioso de sus productos, su presentación, la variedad y, sobre todo, los precios, muy asequibles para tanta calidad. Hice una buena compra y la pagué.

Me retiré después de dos horas y media con el estómago vacío, la moral, los deseos, las ansias y las ganas por el piso: más de lo mismo: productos populares y/o callejeros, los postres y jugos habidos y por haber, etc. Y algo muy notorio: NINGÚN RESTAURANTE O CADENA DE IBAGUÉ estaba presente en el evento. No sé si se presentaron los personajes invitados y si hicieron los famosos concursos, al menos durante mi estadía, no.

Otros detalles

El sitio, a mi juicio, no era el más indicado: primero, por su desnivel; segundo, por el tipo de piso (barro aplanado); tercero, por la congestión vehicular alrededor; y cuarto, por la falta de parqueadero (solo el del Centro Comercial, otro gasto más). Prueba de ello fue la poca cantidad de asistentes. Afortunadamente no llovió, porque caminar por el sitio era bastante incómodo y peligroso. Debe ser un piso firme y seguro; además, debe hacerse en un sitio cerrado y con buena ventilación.

Los eventos gastronómicos, en su gran mayoría, se destacan y se realizan básicamente para presentar innovaciones de todo tipo, nuevos chefs y platos, productos y comidas con nuevas técnicas; ayudas, recetarios y folletos con variada información. También para ofrecer preparación en vivo de recetas y platos, etc. Una cosa es un EVENTO GASTRONÓMICO y otra cosa muy distinta, un FESTIVAL DE COMIDAS.

PREGUNTA DEL MILLÓN: ¿El evento y la comida estuvieron a la altura o acorde con el chef invitado? Por supuesto que no.

¿Pensaron en los clientes con un detalle mínimo de comodidad? Los baños. ¿Dónde los ubicaron? Seguramente aflorarán las ya famosas "disculpas".

La planeación, coordinación, ejecución, supervisión, asesoramiento y entrega final aseguran un éxito total.

N/R. Esta columna de ‘El Comensal Oculto’ retornará el 23 de enero de 2026. Feliz y próspero año a los lectores de este espacio.

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