El 5 de noviembre del 2024, en uno de los patios internos del Congreso de la República se instaló una obra artística llamada “Mujeres con las botas bien puestas”, creada por el colectivo MAFAPO, integrado por madres de jóvenes asesinados a sangre fría para hacerlos pasar por guerrilleros muertos en combate. Las botas llevaban pintados los nombres de sus hijos, a quienes les prometieron trabajo y nunca volvieron a casa.

Era una exposición de memoria, de duelo y de exigencia de verdad, que al día siguiente de su instalación fue profanada por el congresista Miguel Polo Polo del partido Centro Democrático. Quien tomó las botas y las tiró en bolsas de bausura, afirmando que esa muestra no debía estar en el Congreso y cuestionó las cifras oficiales de víctimas entregadas por la JEP.

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La actuación del congresista fue interpretada por las madres como una agresión directa a su proceso de reparación simbólica y lo hicieron saber a través de distintos medios, logrando una reacción pública inmediata y cargada de indignación. Organizaciones de derechos humanos denunciaron lo sucedido como un acto de revictimización y un uso abusivo de la fuerza institucional.

Fallo judicial

En 2024, el Juzgado 30 Civil del Circuito de Bogotá le dio tres días al congresista Polo Polo para que ofreciera las disculpas públicas a las sufridas madres que perdieron a sus hijos en tan inhumano acto. Una decisión que había sido apelada y llegó hasta la Corte Constitucional, que ratificó el fallo y le dio a Polo Polo 24 horas para cumplirlo.

Tras revisar los hechos y escuchar a las víctimas, la Corte Constitucional concluyó que Polo Polo vulneró los derechos fundamentales de las madres: el derecho a la dignidad, la memoria histórica, la verdad y la reparación simbólica. El alto tribunal consideró que, aunque un congresista tiene libertad de expresión, esta no puede convertirse en una herramienta para menospreciar a las víctimas de crímenes de Estado.

Por eso, la Corte y posteriormente un juzgado civil ordenaron que el representante:

• Ofreciera disculpas públicas a MAFAPO por la afectación simbólica causada.

• Reconociera públicamente el valor artístico y memorial de la obra.

• Restituyera la exhibición en el mismo espacio del Congreso o, si las piezas originales estaban deterioradas, coordinara un mecanismo de reparación simbólica con las madres y las entidades de memoria.

La decisión que debía marcar un precedente en casos de graves violaciones a los derechos humanos, en los que la memoria no es un adorno, sino un componente esencial de la dignidad de las víctimas. Fue desacatada por el Congresista Miguel Polo Polo.