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Y si la revocatoria del mandato de la Alcaldesa de Ibagué toma fuerza

Y si la revocatoria del mandato de la Alcaldesa de Ibagué toma fuerza

Por Henry Rengifo Hernández


Desde que este mecanismo se estableció con la Constitución de 1991 para ejercer control sobre los alcaldes y gobernadores, de manera paulatina y gracias a una mayor conciencia de participación ciudadana, el número de procesos de revocatoria en el país han ido en aumento, aunque valga decirlo, la mayoría sin éxito.

La complejidad misma del proceso, como la polarización política, son factores que dan al traste con el propósito de castigar y con ello poner fin al mandato de un alcalde o gobernador, bien sea por una pésima gestión, hechos de corrupción, incumplimiento del programa de gobierno, entre otras causas.

Del actual periodo de alcaldes - 2024-2027- la Registraduría Nacional del Estado Civil tiene en este momento peticiones de revocatoria de cinco alcaldes. El de Cali, (Valle); Pandi (Cundinamarca); Valparaíso (Caquetá); Guarne (Antioquia) y Soledad (Atlántico).

Pertinente, entonces, adentrarnos en Ibagué. Por estos días se habla de un grupo de personas interesadas en iniciar un proceso de revocatoria contra la alcaldesa de Ibagué Johana Aranda. De resultar cierto el rumor, lo primero para decir, es que la Alcaldesa de Ibagué de acuerdo con lo que está pasando en su cuestionado gobierno, reúne las condiciones objetivas que mencionábamos en un comienzo para que se inicie en su contra un proceso de revocatoria del mandato. Ojo, en esta ocasión ese proceso tendría altas probabilidades de triunfo. No subestimar.

“Todo indica que a la Alcaldesa no le asiste la más mínima intención de dar un viraje que le permita enderezar su mal gobierno”

La alcaldesa Aranda ha servido en bandeja de plata esa posibilidad. Su  desgobierno es evidente, todos los ibaguereños a diario ven el cúmulo de desaciertos, uno tras otro, los únicos que no ven el desastre y es obvio, son los contratistas y medios de comunicación y periodistas fletados con altas pautas publicitarias. (No es malo que tengan pauta, lo malo es que por la pauta hayan dejado extraviar la objetividad)

Ciertamente, el malestar en las calles se siente con profunda desesperanza, porque las circunstancias indican que a la Alcaldesa no le asiste la más mínima intención de dar un viraje que le permita enderezar su mal gobierno. Todo lo contrario, cada día que pasa da más señales de afianzar la politiquería y el clientelismo en su administración.

A la luz de los acontecimientos, tal parece que la Alcaldesa tiene decidido que su administración de manera abierta y sin escrúpulos, estará al servicio de la campaña política tempranera de su mentor, el exalcalde Andrés Hurtado. La contratación y la burocracia está enrutada hacia ese fin. Lo mismo que no importa designar personas sin cumplir a cabalidad con el perfil para los cargos asignados en su administración, lo que importa es que hagan campaña por su jefe, es decir, la eficiencia brilla por su ausencia en esta Alcaldía.

Si lo de la revocatoria es cierto, preparémonos para ver largas filas de ibaguereños estampando la firma. La gente está cansada en Ibagué de los malos gobiernos, y en esta Alcaldía la gota ha rebosado el vaso.

Ojalá que quienes se animen a emprender esa compleja misión, lo hagan dentro de parámetros de absoluta responsabilidad, sin olvidar que hoy cuentan con un aliado poderoso como son las redes sociales que vienen desempeñado un papel cada vez más trascendental en la movilización de la ciudadanía.

Traumático sí, pero qué hacer si la revocatoria es un mecanismo válido de participación ciudadana, es una herramienta que fortalece la democracia y permite a los ciudadanos ejercer un control directo sobre sus gobernantes.

Con respecto a lo que está pasando en Ibagué, los hechos son tozudos, por eso basta mirar alrededor y ahí está la respuesta: una ciudad que carece de norte en la administración Aranda. Por añadidura, sería una revocatoria como lección para quienes quieran en el futuro dirigir los destinos de esta gran ciudad. Hace rato los ibaguereños vienen clamando por un buen alcalde o alcaldesa. La ciudad lo merece con urgencia.

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