Estamos en temporada de sonrisas, y en temporada de sonrisas cientos de hombres y mujeres se juegan sus sueños y sus ahorros para entrar al desprestigiado mundo de la política bajo el hoy deshonroso título de concejal o diputado. Otros, los que ya pertenecen al selecto grupo, quieren quedarse, aunque difícilmente puede uno encontrar entre sus logros un proyecto que realmente le haya cambiado la vida a la gente. Casi todos se han dedicado a aprobar o negar los proyectos del gobernante de turno… pero de iniciativa propia ¿algo que de verdad haya transformado la ciudad…?No se… revisemos.

En el año 2018, por ejemplo, el flamante Concejo de Ibagué tramitó 35 acuerdos. De acuerdo con la página oficial del Concejo, sólo 8 fueron iniciativa de los concejales; el resto, fueron presentados por la administración. Entre los propuestos por el concejo, llaman la atención algunos: Camilo Delgado presentó el acuerdo por medio del cual se declara al colibrí cabecicastaño andino como ave emblemática del municipio, William Santiago presentó el que institucionaliza “el día del patrono” de la vereda Chucuní, William Rosas presentó el que exige la revisión general anual de los ascensores y puertas eléctricas y Carlos Andrés Castro presentó el proyecto que faculta al alcalde para que reglamente y gestione la recolección, tratamiento y aprovechamiento adecuado del aceite de cocina. Buen material para Jaime Garzón que se deleitaría con el liderazgo y la creatividad de nuestros concejales.

Pero sigamos…

En el 2019, sólo se han presentado 16 acuerdos, de los cuales, sólo tres son iniciativa del concejo. Sobresale el presentado por Juan Pablo Salazar: Acuerdo por medio del cual se institucionaliza como representación folclórica la coreografía para la danza del sanjuanero tolimense Inés Rojas Luna.

Seguramente, sin las iniciativas de nuestros concejales, tanto las del 2018 como las del 2019, sería imposible la vida en la ciudad y sin ellas, el desarrollo sería poco menos que viable. Por estas iniciativas, los ibaguereños pagamos al año cerca de 5 mil millones de pesos. Claro, presentar proyectos no es la única obligación de los concejales, pero si llegan para aportarle a la ciudad… ¿qué aportaron?

La pregunta tiene difícil respuesta. Toca hacer el estudio de los diputados. Mientras tanto, disfrutemos de la temporada de sonrisas, cuando la ciudad se llena de carteles, vallas, afiches, rostros que muestran la línea perfecta de sus dientes, ojos alegres, frases de cajón, puños cerrados, manos levantadas, slogan vacíos, letras y números, números sin letras y logos, muchos logos, de partidos, sin ideas, en donde caben absolutamente todos, especialmente si tienen la venia de los jefes, así antes fueran enemigos y defendían otros colores. Ya se sabe, “la política es dinámica, mi doc”, y es fácil inventarse un slogan, una frase de cajón y poner una valla gigante en los barrios en donde aún se cree en la esperanza.

Y así nos va.

*Escritor periodista