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SETP: un sistema encadenado por intereses, cuando la política frena el progreso de Ibagué

SETP: un sistema encadenado por intereses, cuando la política frena el progreso de Ibagué

Por José Baruth Tafur G.

*Abogado.  Especialista en Marketing Político y Estrategias de Campaña.

Maestrante Comunicación Política


El Sistema Estratégico de Transporte Público de Ibagué, SETP, tiene dos grandes componentes. El primero, el componente de infraestructura, es donde se concentran los recursos del Gobierno Nacional y ¡si!  fue un compromiso del presidente Duque en dejar los recursos, los cuales contemplan pavimentación de vías, instalación de semáforos inteligentes, y construcción de paraderos tipo 1, 2 y 3.

Es decir, lo que se está realizando en Ibagué es con dinero de la Nación, desde hace años comprometidos para ello. El segundo, y más crítico, es el componente operacional, que depende de la selección de las empresas operadoras y del recaudador del sistema. Es ahí donde está el verdadero cuello de botella. Porque todos quieren sacarle provecho.

Las empresas operadoras deben cumplir dos condiciones básicas: tener los recursos financieros suficientes —unos 126 mil millones de pesos y contar con la administración integral de la flota. Esto último puede hacerse de dos maneras: o los propietarios de los vehículos ceden su administración a cambio de una renta, o las empresas compran los vehículos y asumen su gestión total.

El problema es que ninguna de las empresas actuales cumple estos dos requisitos. Ni compran ni alquilan, no tienen el músculo financiero necesario, ni la estructura para administrar integralmente la flota. Como consecuencia, el sistema está paralizado, la reposición del parque automotor no se da, los transportadores sienten que están siendo desplazados y el servicio de los ibaguereños sigue deteriorándose.

Frente a esta realidad, es necesario hacer un llamado respetuoso, pero firme a la alcaldesa Johana Aranda. Si bien es cierto que en política hay decisiones que resultan incómodas por compromisos o intereses heredados y no son políticamente correctas, también es cierto que los verdaderos liderazgos se demuestran cuando se privilegia el bienestar colectivo sobre las conveniencias coyunturales.  Y con seguridad podré manifestar que en el momento no será rentable políticamente, pero el ciudadano que es quien lo vivirá, lo tendrá en su memoria y corazón.

El SETP no puede seguir siendo rehén de disputas empresariales de familias que tienen flotas de transportes, no podemos seguir siendo rehenes de cálculos políticos. La ciudad necesita avanzar, y avanzar implica tomar decisiones valientes, aunque no sean populares hoy, pero que garantizarán resultados mañana.

La Alcaldesa tiene la oportunidad histórica de romper el ciclo de indecisión que ha condenado a Ibagué a un transporte público fragmentado, caro y obsoleto. Sería políticamente más fácil mirar hacia otro lado, pero el costo de la inacción lo paga cada ciudadano que espera bajo el sol un bus que nunca llega, cada conductor que llega con monedas a su hogar, pero que el empresario sí se llena su bolsillo, y ni qué hablar de cada barrio que ve sus vías colapsadas.

Ibagué no puede seguir siendo una ciudad con obras inconclusas y sistemas suspendidos. El SETP no es solo un proyecto técnico: es una promesa de modernidad y dignidad urbana. Señora Alcaldesa, la ciudad le pide reflexión, pero también decisión. A veces, avanzar no es lo políticamente correcto, pero sí lo históricamente necesario

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