Columnistas
¿Se prepara 'chocorazo' contra Petro?
Por: Marco Emilio Hincapié
La incertidumbre cunde y las sospechas sobre fraude en las elecciones presidenciales de este 27 de mayo, se incrementan.
Quizá por eso, llegó a mi memoria aquel trozo de nuestra historia de 1904, cuando el general Rafael Reyes, ganó las elecciones con el favor que algunos de los enemigos de su adversario, el también general Joaquín F. Vélez, le hicieron en los escrutinios que realizaron, pese a ser el más opcionado, que anocheció ganando las elecciones y amaneció perdiéndolas.
Desde entonces se acuña en nuestro vocabulario político y electoral la palabra 'chocorazo', cuyo significado es "pegarle a alguien con un chócoro, generalmente en la cabeza, y un chócoro puede ser cualquier cosa. Es uno de esos nombres que le cabe a todo, como decir “esa vaina”.
En la mecánica de las elecciones esa significación de dar en la cabeza a alguien, encontró su popularidad en el conteo de votos. Según Gonzalo Posada Viana, en su Blogs El Universal, "En el argot de la tramollería electoral, el chocorazo es eso: tumbar a alguien que en un momento dado está siendo elegido, y durante el escrutinio de los votos meter a otro asignándole muchos más votos de los que tenía hasta hacía pocas horas".
Hecha esta precisión, tenemos nuestras reservas sobre este fenómeno que se presenta en todas las elecciones de nuestro país (presidenciales, congreso y regionales) por lo que no en vano, el sacerdote Camilo Torres, al hablar de las fallas del sistema electoral nuestro concluía: "El que escruta elige".
Y es allí, precisamente, a donde se dirigen las críticas por todo lo sucedido en el transcurso de esta campaña donde el candidato de la Colombia Humana Gustavo Petro, es la víctima de una Registraduría que se ha mostrado parcializada en contra del aspirante con la posibilidad inequívoca se ser el próximo presidente de los colombianos.
Entre los hechos que se han registrado en contra de Petro, protagonizados por personal de la Registraduría se encuentra el haber, destruido tarjetones marcados con el nombre de Petro, escondido o negado los tarjetones a los votantes en la consulta popular del pasado 12 de marzo; el haber engavetado la solicitud para el cambio de logo en el tarjetón que hacía más fácil la identificación de Colombia Humana para el elector; el cambio de jurados, especialmente docentes, para reemplazarlos por empleados de confianza de grandes empresas privadas, son entre otras, las cosas que no encajan en un organismo electoral imparcial como debería ser la Registraduría en todos sus aspectos. Se agrega a ello, la carencia de un software confiable para los escrutinios, que permite su manipulación, amén de los hacker y las manos inquietas que no faltan en estos procesos electorales. El cambio de software, solicitado por Colombia Humana y por el Procurador General Fernando Carrillo, por fortuna acogida por la organización electoral, a nuestro juicio se hace tardíamente, al menos para la primera vuelta.
Y como si fuera poco, la fundación Paz y Reconciliación denunció una serie de presuntos o reales actos de corrupción al interior de la Registraduría Nacional del Estado Civil, donde según la ONG, existen mafias que venden paquetes de votos hasta por dos mil 500 millones de pesos; además de presentarse riesgos en la elección de jurados, escrutinios y hasta en la custodia del material electoral.
(Puede leer y ver: Denuncian venta de paquetes electorales hasta por $ 2.500 millones de pesos)
Por estos inconvenientes, es que estamos solicitando transparencia en la Registraduría Nacional y en el conteo de votos, como la participación de organismos internacionales especializados que vigilen y auditen antes, durante y después de la jornada electoral, la forma que realiza este proceso electoral en nuestro país, ya cargado de vicios y sospechas.
Se añade a este escenario las metodologías por demás de contradictorias y extrañas conque algunas firmas encuestadoras realizan su trabajo. Nadie entiende que al candidato del Centro Democrático, Iván Duque, de un 10% que tenía antes de la consulta popular, a los cuatro días de realizada esta, lo encumbraran al 45%, y desde entonces lo hayan sostenido en los primeros lugares con ventajas de más del 10-15% sobre el segundo que siempre ha sido Petro, prevalidos en un sistema de proyección de la votación ya caduco y errático, como está demostrado en Europa, los Estados Unidos y en las últimas elecciones de Costa Rica, donde se equivocaron de principio a fin.
Todo esto contrasta con el fenómeno de Gustavo Petro, que en la realidad está llenando las plazas públicas, el Ágora natural donde se realiza la política, incluyendo departamentos como el Valle, los del Eje Cafetero, Neiva e Ibagué, otrora considerados fuertes o bastiones del uribismo. Para la muestra, la escasa concurrencia que concitó el candidato Duque, en su visita la semana pasada a Ibagué, donde según los medios de prensa locales, no pudo llenar la concha Garzón y Collazos del parque Centenario, donde bien apretados caben unas cuatro mil personas, mientras Petro llenó en su totalidad el parque Murillo Toro con más de 25 mil personas. (Puede leer: Lleno total del parque Manuel Murillo Toro con visita de Petro a Ibagué)
Estos hechos y realidades, que silencian los grandes medios de comunicación, y que acomodan las encuestas falsas, es lo que nos despierta el temor sobre el escamoteo a la segura victoria del candidato de la Colombia Humana, un acto más tecnificado y mejor preparado que aquel de 1904, pero que en esencia sigue siendo lo mismo: fraude.
Por estas razones, es necesario que el pueblo y los electores se apropien de la vigilancia de los escrutinios y conteo de votos este 27 de mayo. Que nos convirtamos en un gigantesco ejercito de testigos electorales para cerrarle las puertas al fraude, de ese que se está hablando tanto en los últimos días.
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