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Opinión

¡Regáleme...!

¡Regáleme...!

Por: Carlos Alberto Estefan Upegui

En Colombia podría creerse que todo lo queremos regalado. Es costumbre decir "me regala...", cuando no corresponde.

Regáleme un cigarrillo, o por favor me regala una gaseosa, regáleme ese cuaderno, me regala una hamburguesa; o regáleme tal o cual cosa; etc. etc, etc., cuando al decirlo no necesariamente se esté solicitando un obsequio de parte del otro, sino que se utiliza para suavizar una peticion u orden expresa buscando no molestar.

Pero esa costumbre de decir por todo “me regala, me regala, me regala”, en lugar de decir, me vende o le compro, desconcierta particularmente al extranjero que nos visita.

(Puede leer: "Se perdió la confianza")

Es  cierto que existen muchas necesidades en nuestro país, tanto así que con frecuencia se emprenden donaciones algunas de ellas para familias en estado de pobreza extrema, pero de ahí a que la población en cualquier circunstancia requiera que le regalen todo, da una impresión  menesterosa, de  desigualdad generalizada,  de bajos ingresos y de desempleo, aspectos que de hecho existen y que representan un problema económico y social pero realmente, el caso que nos ocupa es más bien algo que se ha vuelto una mala costumbre.

Habituarse a depender de los demás y creer que a todo el mundo se le puede mendigar un servicio, un producto o simplemente un favor, es quizás lo que ha llevado inconscientemente a esa conducta de inferioridad y dependencia.

Si lo que se quiere no es una limosna o un regalo, entonces para qué decir " me regala".

Carlos Castillo Cardona, columnista del diario El Colombiano de Medellín, se refirió a este tema en Julio de 2013. Allí dijo que "El regáleme es una manera cortés de pedir algo..."; pero está relacionada con las formas serviles de la Colonia española.

(Puede leer: "No hay cuña que más apriete")

Sin embargo, sea cual fuere el origen del vocablo, "regáleme" se ha vuelto hoy día una manía de jóvenes y adultos, al igual que otras palabras empleadas en contraste con las reglas del idioma español y propias de su particular forma de hablar según su nivel social y cultural.

Además, la utilización equivocada de esta expresión va más allá. Veamos: Castillo Cardona, da un ejemplo simpático al referirse a un ama de casa, quien le dijo a su empleada, "ahí le regalo esa ropa para que la lave"; y obviamente, de manera literal, la empleada lavó la ropa y se quedó con ella.

Así también hay cosas que como el "cariño verdadero" ni se compran ni se vende, tal cual reza la canción y lo confirma otra de su mismo género titulada "Regálame tu amor en primavera.

Regálame un poquito de tu vida, regálame tu cara enamorada o regálame un instante para verte respirar. En consecuencia, y en sentido estricto del lenguaje, comprar significa "obtener algo por un precio"; o sea, una relación transaccional de intercambio. Mientras regalar es "dar sin recibir nada a cambio."

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