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Petro miente, los niños mueren: la verdad detrás del maquillaje estadístico

Petro miente, los niños mueren: la verdad detrás del maquillaje estadístico

Por Felipe Ferro

*Diputado Asamblea del Tolima. Centro Democrático


En su última alocución, Gustavo Petro no habló como un jefe de Estado, sino como un vendedor de humo que pretende tapar el sol con un dedo. En un acto de cinismo desbordado, aseguró que la desnutrición infantil ha disminuido durante su mandato.

Lo dijo sin inmutarse, como si no cargara sobre sus hombros la muerte de más de 900 niños por desnutrición aguda desde que llegó a la Casa de Nariño. En un país que llora en silencio a sus hijos más vulnerables, Petro prefiere aplaudirse con cifras falsas antes que asumir su fracaso.

Según el presidente, “la tasa de mortalidad por desnutrición infantil para menores de cinco años cayó a la mitad de lo que dejó Duque”. Pero como lo denunció la Representante a la Cámara, Carolina Arbeláez, las cifras oficiales del Instituto Nacional de Salud (INS) lo desmienten rotundamente. En 2020, año base que Petro intenta manipular, se reportaron 10.592 casos de desnutrición aguda en menores de cinco años. Para 2024, esa cifra ascendió a 24.017 casos. Un incremento del 127%. ¿Dónde está la reducción? ¿De qué milagro habla Petro?

La mortalidad infantil por desnutrición tampoco ha disminuido. Entre 2020 y 2024 han muerto más de 1.300 niños por esta causa totalmente prevenible. Solo durante el mandato de Petro, más de 900 niños han fallecido por hambre. En lo corrido de 2025, hasta el 7 de junio, ya van 79 menores muertos, y la proyección anual es de 176 decesos. ¿Cómo puede un presidente mirar al país a los ojos y negar esta tragedia?

Peor aún, en departamentos como La Guajira, donde la desnutrición debería ser una prioridad nacional, el Gobierno saca pecho por una supuesta reducción de muertes (de 96 a 49 casos), ignorando el subregistro y el abandono institucional. Mientras tanto, el ICBF, llamado a proteger a la infancia, está ausente, inoperante y silente ante esta catástrofe humanitaria.

La realidad es brutal: más de 50.000 niños han padecido desnutrición aguda entre 2020 y 2024. De ellos, 1.300 no sobrevivieron. El hambre no se maquilla, no se disfraza con discursos. El hambre duele, mata, deja cicatrices imborrables en las comunidades más pobres del país. Y Petro, en lugar de enfrentarla, prefiere engañar.

Estamos ante una manipulación vil, una estrategia política para simular eficiencia mientras los niños mueren por falta de comida. Petro no solo falta a la verdad, sino que falta al deber moral de proteger a los más vulnerables. Un charlatán con micrófono que se atreve a negar lo que el país entero sufre.

El hambre infantil no se combate con propaganda, sino con presencia estatal, políticas públicas eficaces y voluntad real. Pero este gobierno prefiere la narrativa del milagro a la responsabilidad del deber. La mentira no nutre, y la desinformación mata. Señor Gustavo Petro, en Colombia no bajó la desnutrición: subió, y usted lo sabe.

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