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Operación Centenario, del siniestro plan al retoño de los samanes

Operación Centenario, del siniestro plan al retoño de los samanes

Por: Víctor Sánchez


A tres meses de “la masacre de los samanes “ en el terraplén del parque Centenario de Ibagué, que ha generado una movilización social de ambientalistas y de grupos de ciudadanos, la naturaleza brinda un ejemplo de resistencia y sin exagerar, también un parte de victoria. De los troncos ya brotan sus retoños.

Un árbol simbólico, cumplió 17 años de ser reemplazado el pasado 20 de julio, el mango del parque Manuel Murillo Toro. Un ejemplo a seguir con los demás árboles patrimoniales de la ciudad, que la actual administración responsable del arbolado urbano podría consultar. El nuevo mango ya da cosecha. La naturaleza es la mejor maestra, el orgullo de nuestra especie nos impide aprender.

“Escuchemos a la naturaleza” expresa una frase del Comité Ambiental. La Ceiba del parque de Bolívar, en una madrugada de domingo del mes de marzo pasado, también se pronunció, desplomó uno de sus brazos con un mensaje de auxilio que no escuchamos porque fue de madrugada; cinco meses después nos tapamos los oídos ante esos reclamos. La hora del desprendimiento, evitó otra tragedia, que tal un suceso igual a las 3 y 30 de la tarde un día entre semana con la cantidad de personas que transitan o reposan bajo su sombra en este bello parque.

Las autoridades responsables son indolentes  e indiferentes  ante estos mensajes de los árboles patrimoniales y de los ciudadanos que les reclaman. La maestra naturaleza es implacable cuando la tratamos mal, vale recordar las tragedias resultado del exceso o carencia de agua provocados por el cambio climático en todo el mundo.

Después de mucho insistir, el Concejal Rubén Darío Correa logró el  debate en el  Concejo Municipal , donde varias voces se manifestaron contrarias y  desenrollaron la perversa intención de la Operación Centenario y de la tragedia de los samanes.

Este era el verdadero plan: abandonar  el parque, sus instalaciones y mobiliario para luego implementar el fabuloso proyecto con plazoleta de comidas, gimnasio, espacios  comerciales para entregar en comodato a  particulares y privatizar el espacio recreativo  y negarlo  a los artistas que utilizan este lugar para prácticas y ensayos de sus montajes. El descapote y la tala de los árboles majestuosos era la primera tarea del cronograma de la operación.

Los elementos constitutivos del espacio público como los parques, calles y plazas de una ciudad son como áreas  sociales de una casa , equivalen a la sala de recibo, donde mostramos lo más querido  y preciado a quien nos visita, donde exhibimos los elementos que son el recuerdo triste o feliz de un acontecimiento histórico, donde exaltamos nuestro afecto y reconocimiento por la expresión artística y en el modelo de vida occidentalizado, es un lugar para mostrar a otros las cosas  que nos enorgullecen.

Quién no exalta y muestra con orgullo la florescencia de los   ocobos,  sembrados hace años  en las jornadas de voluntariado de las matronas  de influyentes familias, promovidas por la  Sociedad de Amor a Ibagué, en el barrio Belén y en otras zonas de la ciudad, pero entristece ver hoy sus hijos y  herederos, ausentes e indiferentes, o cuando más, ver a algunos de ellos pendientes de la tajada de un esponjoso contrato o en la mezquina actitud de agrandar el lote heredado corriendo  postes y saltando cercas, legalizando  predios mostrencos mal habidos, apropiándose de servidumbres y del espacio del parque Centenario, aprovechando el desorden  para agrandar sus negocios.

El Consejo Municipal de Cultura, antes y después de la catastrófica intervención, ha reclamado y reclama mayor atención y mantenimiento permanente a este espacio público y a todas sus   instalaciones como la abandonada Concha Acústica Garzón y Collazos.

Esta semana, la Secretaría de Infraestructura hizo una invitación a abrir un diálogo e intercambio de criterios sobre una llamada “Restauración Paisajística “  diálogo al que están invitando a grupos de interés a que se expresen y brinden ideas para nutrir un nuevo proyecto, sin definir ni precisar qué tipo de intervención se realizará  

Los profesionales encargados por la Alcaldía de Ibagué, son expertos  especialistas en estos temas  que involucra otras edificaciones como la biblioteca Soledad Rengifo,  la vía perimetral, los puentes y escaleras que comunican al parque con los barrios del centro de la ciudad; saben que existe una declaratoria de Bien de Interés Patrimonial de carácter municipal en el P.O.T y  que esta zona hace parte de la Estructura Ecológica Principal, conocen las normas urbanísticas y que existen  conflictos por ocupación de terrenos y de servidumbres, que hay un Estatuto del árbol y normas para el cuidado integral de la flora urbana y que por debajo de los terraplenes  está enterrada  la  quebrada de los Lavaderos o la mal llamada Pioja, que lleva la memoria del agua y que por temporadas  inunda el escenario.

El  señor Alcalde y sus funcionarios tienen que escuchar y aprender de la naturaleza y reconocer que este parque guarda la memoria histórica y cultural, que son muchos  los afectos y recuerdos de  los nacidos  o  criados en Ibagué, que no hay consenso ni  concepto favorable   para  ninguna intervención que modifique su actual uso, que al igual que los samanes, también retoñan otras ciudadanías que  aprecian el Centenario como a la música y el paisaje, el jardín o la sala de la casa común y que están dispuestas a hacer   todos los esfuerzos para que algún día  se pueda mostrar con orgullo a todo aquel  o aquella que pase por aquí.

 

Gestor cultural

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