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Los mesías del nuevo mundo

Los mesías del nuevo mundo

En 1998, se fundó en Rosario, Argentina, la Iglesia maradoniana, una suerte de religión que en 2015 ya contaba con 500 mil seguidores en el mundo. El 30 de octubre de 1960, día de nacimiento de Maradona, fue erigido como el año cero de su cronología, el d.D, después de Diego. Considerado por millones de mortales el mejor jugador de la historia, Diego fue elevado a categoría de Dios. “Diego nuestro que estás en el cielo, santificada sea tu zurda. Venga a nosotros tu magia. Háganse tus goles recordar así en la tierra como en el cielo. Danos hoy una alegría en este día y perdona aquellos periodistas, así como nosotros perdonamos a la mafia napolitana. No nos dejes manchar la pelota y líbranos de Havelange… Diego”.

Murió Maradona y yo, que disfruté de su magia, veo de lejos el llanto. Es el mismo de quienes sufrieron la muerte de Diomedes, Fidel Castro, Jorge Eliécer Gaitán, Hugo Chávez y seguramente el mismo de quienes sufrirán la muerte de Uribe. A estos ídolos, todos con pies de barro, los veneramos. Votamos por ellos, peleamos con cualquiera por ellos, matamos por ellos. Esa cosa tan humana de buscar dioses a nuestro lado, ese afán mesiánico de buscar un hombre que levante su manos y nos salve porque nosotros ni juntos podemos, lo impregna todo: la política, el fútbol, la vida. Uribe nuestro que estás en el cielo, santificada sea tu derecha. Venga a nosotros tus huevos. Hágase tus guerra recordar así en la tierra como en el cielo. Danos hoy una alegría en este día y perdona a los mamertos, así como nosotros perdonamos los falsos positivos. No nos dejes caer en la izquierda y líbranos de Petro…  Álvaro.

Seres humanos, quizá no tan comunes ni tan corrientes, llenos de pecados que harían sonrojar a los habitantes del infierno, se convierten en nuestra puerta a los cielos, y todo porque vivimos en tiempos de desesperanza y necesitamos una luz al final del camino. Necesitamos de Superman, de un héroe que establezca el nuevo orden. Es tal nuestra ansia de salvación, que ellos, a nuestros mesías, les perdonamos todo, llegando, incluso, a negar sus pecados. Diomedes no es un asesino, Maradona no es un drogadicto con nexos con la mafia, Hugo Chávez y Fidel Castro no son unos tiranos, Uribe no es un…. Creo en Álvaro, gran colombiano todopoderoso, destructor de la izquierda. Creo en Uribe, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia Alberto Uribe y Laura Vélez. Nació en Medellín. Padeció bajo el poder de la guerrilla. Fue presidente, calumniado y mal tratado. Acusado de asesino y guerrerista. Le obligaron a renunciar al senado, pero desde su hacienda sigue haciendo y deshaciendo. Creo en su espíritu libertario, el santo Centro Democrático, su defensa a los terratenientes y su odio a la izquierda… Álvaro.

Sí. Nuestra tragedia también es que idolatramos, veneramos, reverenciamos, adoramos, mitificamos y exaltamos a hombres de carne y hueso. Y la verdad es que nadie nos va a salvar. Sólo nosotros podemos… juntos.

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