Columnistas
La paz de la Gobernadora: Matiz de mentiras

Por Felipe Alejandro González S.
Magister en Derechos Humanos y Democracia
Magister en Gobierno y Relaciones Internacionales
La Gobernadora del Tolima posa como una ferviente y apasionada defensora de la paz. Replica aún, con aire nostálgico, el trasnochado discurso de la seguridad democrática, retoma la fantasía de solucionar problemáticas sociales con presencia militar.
Más allá de sus airados reclamos contra el Gobierno nacional, ya diarios y predecibles en cualquier evento público, al discurso de paz de la Gobernadora lo ensombrece un matiz de verdades a medias y una notable ausencia de resultados en la materia.
La extracción política de la Gobernadora, no es precisamente de sectores defensores de la paz y los Derechos Humanos. Por el contrario, proviene de las expresiones políticas que en la región lideraron la oposición a la refrendación de los acuerdos de paz entre el Gobierno nacional y la entonces guerrilla de las FARC- EP, atacaron a la JEP, a la Comisión de la Verdad y no han sido partidarias de la terminación negociada del conflicto armado.
En este sentido, el contubernio uribista y conservador que tiene secuestrada la Gobernación del Tolima hace varios años, ha sido un ferviente exponente del sangriento discurso de la seguridad democrática, que abonaron al departamento desoladores acontecimientos que tienen que ver con ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y estrategias de represión que ahora sacan a la luz los procesos de justicia transicional, a los que por supuesto, la Gobernadora poco o nada se refiere.
Teniendo como base el Plan de Desarrollo Departamental, un documento soso, largo y distante de la realidad, que ha demostrado que sirve más para confundir que para guiar, la administración da rienda suelta a un discurso de paz que se fundamenta en los micrófonos, pero no en los hechos.
El documento, que en sus bases conceptuales controvierte el Plan Nacional de Desarrollo, deja en un lugar secundario y rezagado los temas de víctimas y paz para el departamento, donde no se aprecian compromisos de gestión presupuestal o administrativa que permitan consolidar resultados en la construcción de paz territorial. La Gobernadora habla de paz, pero en su gestión la olvida, es difícil identificar alguno resultado concreto, más bien, se pega de los resultados del Gobierno nacional cuando le conviene.
En el gobierno Duque, el otro ahijado de Barreto y antecesor de la mandataria, se sumó al plan tortuga para frenar los recursos que comprometían la implementación del acuerdo de paz en el Tolima, atendiendo el mando de la derecha militarista que entonces gobernaba, hizo parte del plan promovido desde el mismo Estado para obstaculizar la implementación efectiva de los recursos de la paz y puso el palo en la rueda a todo lo que tenía que ver con la implementación de los acuerdos suscritos.
Se suma a lo anterior, el desfalco y las denuncias ampliamente conocidas por el saqueo a los recursos del OCAD Paz en el Tolima, tema del cual aún estamos a la espera de los resultados de las investigaciones y denuncias en curso. Sobre estos temas, fundamentales para la paz de los tolimenses, la Gobernadora no se pronuncia, no se le ve gestión alguna.
La mandataria de los tolimenses, aplica y replica el comportamiento de su jefe político Óscar Barreto, quien en público ataca al Presidente pero en el Senado, en medio del silencio oscuro que caracteriza su curul, vota favorable los proyectos del gobierno. Cuando se implementan las partidas presupuestales provenientes del Gobierno nacional en el Tolima, saca pecho; cuando los resultados concretos y medibles para las víctimas y para la construcción de paz territorial en su administración son inexistentes o invisibles, guarda el silencio que el jefe del clan con ejemplo les enseña.
La instrumentalización del discurso de la paz por parte de la Gobernadora, parece obedecer a intereses puramente electorales, politiqueros, para agrupar a los gobernadores de ultra derecha en radical oposición, que están listos a desplegar su maquinara electoral en 2026 por el que diga Uribe, que hablan de paz proviniendo de los hechos de la guerra.
"Si en realidad la Gobernadora del Tolima fuera una defensora de la paz ¿dónde podemos ver algún resultado concreto en lo que va de su administración?; ¿cómo les va a las víctimas del conflicto con la actual gobernación?; ¿es la llegada del exgeneral Zapateiro a la Gobernación del Tolima un gesto de paz?... La paz de la gobernadora: matiz de mentiras.
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