Por: Flor Elisa Murcia Zapata *

Se visualizan ya los efectos impactantes y negativos de la pandemia en la salud mental de las personas de todas las edades, desde los niños y niñas a quienes se les ha dificultado adaptarse a la educación virtual.

Alteración de sus hábitos, rutinas, alteración de la conducta, irritabilidad, aislamiento, miedos, etc. de los adolescentes que sumado a las anteriores, les  afecta  en mayor magnitud  por la etapa de la vida en que están, debido al  aislamiento social  porque han tenido que dejar de lado amigos y la pareja; los  padres que no solo tienen que hacer de profesores en casa sino sometidos a la vez al desempleo, la presión laboral, la crisis económica, la incertidumbre por su salud y la de sus familiares; y qué decir  de  las personas adultas mayores  quienes muchos de ellos no viven con un familiar, o  que aun teniendo familiares no los visitan por temor a contagiarlos y que la mayoría de ellos no tienen  mucha habilidad para usar la tecnología para compensar este vacío, y  quedan sumergidos en la soledad, la tristeza y el miedo.

La pandemia preocupa y mucho más con las afectaciones que deja no solo en la salud física si también en la mental.  Desde la experiencia de  los últimos meses en   la FUNDACION RESCATANDO VIDAS y desde los profesionales de salud mental que hacen parte de la red de apoyo,  se han  incrementado las llamadas solicitando ayuda psicológica para la persona afectada, un familiar o un conocido, por síntomas de soledad, cambios en el estado de ánimo, ataques de pánico, problemas con su pareja, duelo por la pérdida de un ser querido, etc.; pasamos desde tener un promedio de 15  llamadas a la semana hasta casi el doble entre los meses de octubre, noviembre y diciembre, y en lo que llevamos del año un promedio de 30 llamadas a la  semana en donde afortunadamente un poco más de  la mitad de esas solicitudes se han logrado intervenir mediante primeros auxilios psicológicos e intervención en crisis vía telefónica, medios virtuales,  por  whatsapp  y algunas por asistencia presencial y virtual, sin embargo, quedamos  escasos  de personal y recursos económicos y logísticos  para atender en su totalidad los casos, por lo que hemos hecho enlaces frecuentes con la Secretaría de Salud Municipal para canalizarlos y de esa manera se les brinde la atención adecuada.

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En los reportes de los casos recibidos, se han logrado identificar  como factores asociados al suicidio y a los intentos de suicido en esta época de pandemia en nuestra región tolimense, en primer lugar la crisis económica y laboral, por el desempleo y disminución de ingresos económicos, lo que hace que entren en un desespero por no tener como sostener a su familia y por las deudas contraídas desde meses atrás y que cada vez son más altas lo mismo que no poder responder, sometiéndose al estrés que causan las llamadas de los bancos y ni qué decir de los famosos “gota a gota” que terminan casi ahogándolos con sus amenazas si no cumplen, situación que los lleva a una crisis emocional y que ha terminado en suicidio o en intentos de suicidio.

En segundo lugar se ha identificado la exacerbación de problemas mentales como los trastornos del estado de ánimo, trastornos de ansiedad y trastornos de personalidad, entre otros, diagnosticados antes de la pandemia y que por el confinamiento se han agudizado mucho más sus síntomas, llevándolos también a la crisis mental.

En tercer lugar, aparecen todos aquellos factores de índole social, familiar y emocional  que hacen parte de  los factores de riesgo suicida, entre ellos, aumento de consumo de sustancias psicoactivas y alcohol, violencia intrafamiliar, rupturas amorosas, daño de las relaciones interpersonales, desregulación emocional, sentimientos de soledad, irritabilidad, tristeza, estrés, miedo, desesperanza, y culpa por haber contagiado a un familiar, duelo por pérdidas de seres queridos, y  que finalmente terminan asociándose de una u otra forma a ideas de suicidio y gestos suicidas .

Por esto es que se hace un llamado a las entidades gubernamentales y no gubernamentales, y a todas las personas que puedan servir de red de apoyo para trabajar desde una óptica integral en donde se planteen proyectos inmediatos para afrontar esta crisis de salud mental que estamos viviendo.

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Con estrategias que favorezcan la salud mental, disminuyendo factores de riesgo de la conducta suicida, promover factores de protección que potencialicen en la personalidad los estilos de afrontamiento a las crisis y a la adversidad, limitar el acceso a los medios y métodos de suicidio, y disminuir el estigma social de quien ha pensado o intentado el suicidio para que busquen ayuda oportuna y eficaz.

Insistimos a la comunidad en general en que no se cometan errores en los mitos que existen alrededor del suicidio ….ES CORRECTO  que sí se le puede preguntar a la persona en quien notemos cambios negativos, que si está pensando  en suicidio?, esto ayudará a identificar el riesgo de suicidio. No rete a una persona que amenaza con suicidarse a que lo haga, seguramente lo hará para comprobarle que es capaz. No regañe o dé reprimendas a un menor o joven cuando exprese sus ideas de suicidio, pues esto solo hará que ya no las exprese, pero sus ideas permanecen. Aliente a la persona a que hable, escúchelo con empatía, comprensión, ofrézcale su apoyo, dígale que no está solo, que buscaran ayuda, esté pendiente de esta persona para que acuda a sus citas médicas, que tome sus medicamentos, que reciba su tratamiento terapéutico, si logra identificar el método con el cual se piensa hacer daño, elimínelo o al menos reduzca el acceso , y finalmente no lo juzgue, no le reproche y no lo critique, no lo haga sentir culpable, pues es una persona que a lo mejor no quiere morir sino dejar de sufrir.

¡¡¡¡PORQUE SIEMPRE HABRA UNA SOLUCION VALE LA PENA VIVIR…¡¡¡¡

Neuropsicóloga Clínica
Directora
Fundación Rescatando Vidas