Columnistas
La pandemia del matoneo
En el Tolima nos hemos acostumbrado a usar, replicar y difundir prácticas de comunicación dañinas a los procesos, decisiones y gestión que emprenden las instituciones, los partidos políticos, los empresarios, las juventudes, las representantes de género y, especialmente, las personas individualmente consideradas, sin importar la conculcación de valores y principios.
Es muy común escuchar en corrillos, reuniones y ahora en las consolidadas redes sociales, -que bajo el anonimato de la “virtualidad”- insultan, difaman y calumnian sin consideración alguna ni importarle los efectos que generen en su entorno social y ámbito familiar.
En lo particular debo comentar que, durante estos últimos seis meses, después de dejar el cargo de Director General de Cortolima, he sido objeto de una campaña de desprestigio intencionado y con obvios fines políticos, por parte de personas que no tienen el menor recato para respetar la condición personal y funcional de una gestión que se caracterizó por la transparencia, el pluralismo y los mayores estándares de ejecución de acciones en gracia de los recursos naturales de nuestra región.
Desconocer o menospreciar logros como la defensa de la Reserva Forestal Central (La Colosa), la declaratoria de 3 parques naturales regionales (We´pe Wala- Rioblanco; Bosque de Galilea-Villarrica; Anaime Chilí- Cajamarca), la adopción del Distrito de Conservación de Suelos DCS “Cerros del Norte de Ibagué”; la declaratoria de Conservación del Bosque Seco Tropical “Yaví/Pocharco”. La formulación y adopción de 4 Planes de Ordenación y Manejo POMCAs nuevos, tan importantes como los de los ríos Gualí, Guarinó, Luisa, Recio y Venadillo y la actualización con el componente de riesgos y cambio climático como los de los ríos Coello, Totare, Amoyá y dejar emprendido el trabajo interistitucional para el POMCA de los ríos Sumapaz y Saldaña, no es tarea misional menor para que se afirme irresponsablemente como no haber hecho “nada”.
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Además de lo anterior, debe recordarse que se dejaron debidamente delimitadas (resolución de MADS) con metodología de última versión, los páramos de Los Nevados, Chilí Barragán, Las Hermosas y Nevado del Huila-Moras; la adquisición de más de 65 predios para conservación ambiental en 27 municipios del Tolima sin contar los adquiridos por cuenta de los recursos de inversión del 3% de lo hasta ahora destinados por la construcción del Distrito de Riego “Triangulo Sur del Tolima”.
En fin, son muchas acciones positivas que se obtuvieron con el trabajo y esmero de consejeros, funcionarios, colaboradores, congresistas, comunidades y actores ambientales que reconocieron en su momento la pertinencia y eficacia de la actuación oportuna de un período formal que con humildad considero podrá ser evaluado por el tiempo y la historia regional.
El nivel de resentimiento o prevención por una figura ejecutiva ha conllevado a que ciertos sectores políticos con intereses definidos en el departamento, emprendan una campaña pandémica de rencor, odios, difamación, desinformación y difamación hasta el punto de poner en duda mi patrimonio personal, pretendiendo dejar un manto de duda del origen de éste cuando dichas identificaciones inmobiliarias corresponden a los números de matrícula inmobiliaria de mi residencia, parqueadero y casa paterna, materializando una conducta calumniosa que por las redes y el facilismo social se difunde sin calcular consecuencias sociales y personales. En otro frente de agresión, se difunde una hipótesis absurda de mentiras y agravios al referirse que profesionalmente accedí a un cargo público por beneficio de un alto directivo del Gobierno Nacional demeritando mis logros profesionales y antecedentes de experticia e idoneidad.
Esta “pandemia politiquera regional” deja al descubierto una inmadurez social y política, que da pie al surgimiento de voces irresponsables que sin sonrojarse, insultan públicamente a un senador de la región afectado por la verdadera pandemia, actitudes y conductas enfermas que debemos atacar con rigor colectivo e inteligencia individual.
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Jorge Enrique Cardoso Rodríguez, Exdirector de Cortolima
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