Columnistas
La estupidez de la incomprensión

Por: Edgardo Ramírez Polanía
El ser humano ha tenido la tendencia a no ser tolerante y comprensivo, sino arrogante e impositivo que ha generado los odios que rompen los lazos familiares y sociales y derivan en venganzas, persecuciones y represalias causantes de los problemas que agobian al mundo por violación de los principios básicos de humanidad y moralidad.
La incomprensión ha sido un sentimiento negativo entre los seres humanos para entenderse en sus relaciones y sentimientos contradictorios y ha sido la causa de los abusos y la estupidez de los poderosos en querer apoderarse del mundo por fuera del respeto ajeno y de los Derechos Fundamentales.
Ese oprobio humano es la fuerza degradante de los villanos de toda laya que encontramos en la esfera de la vida, que han sido los culpables de la violencia social de los grupos criminales de todos los pelambres, que ha servido de energía al dramatismo en el teatro, el cine y la literatura conducta narrativa de los abusos y la muerte.
La conducta en todo instante de la vida es la resultante de las fuerzas que alientan los actos humanos, sean buenos o repudiables, a las cuales se asocian otras que brotan del medio social y físico, según se pertenezca a distintas razas, edades o momentos históricos y por lo mismo cada persona, esta colmada de complejas combinaciones e inesperadas reacciones que hacen difícil el resultado la anhelada comprensión entre las personas que caen en la estupidez de sus acciones y que son el atraso de la sociedades.
La ilusoria y vana la suposición de que, en el orden de los sentimientos y las aceptaciones mutuas, la comprensión pueda llegar a finalidades satisfactorias auxiliada por la civilización y la cultura con un cierto margen de refinamiento no es descartable, si entre los individuos existiera sinceridad en sus actos y mayor simplicidad y comprensión.
Los seres humanos han sido siempre iguales moral y psicológicamente. No falta el moralista, que lo sabe todo, que venga a decir que ningún hombre o mujer hayan sido movidos por las grandes pasiones que son también causa de las guerras por sus malas acciones, cuyos sentimientos son un enigma agitado por la incomprensión, donde juegan caprichos, intereses, altruismo o bajas pasiones.
Los especialistas de la mente, la sociología y la política, pone en evidencia su contenido ético y social. El azar y la inseguridad en las relaciones personales que al comienzo de ellas se presentan con carácter de inapelable estabilidad no lo son por la incomprensión.
Convendría afirmar que el conocimiento del mecanismo de la comprensión no mejora con las leyes naturales que siguen operando sin que los seres humanos logren sustraerse a su mandato, y lo único que de esa complejidad se deriva es en las personas deben estar más de acuerdo y tener mayor finura en los tratos, gustos y sinceridad en la posibilidad de las aspiraciones comunes.
Debe existir una comprensión directa, elemental, si se quiere cándida, bucólica, ajena a los tremendos estímulos de las exigencias, de la civilización y la cultura de nuestro tiempo, que pueda redimir la angustia de las confrontaciones, que impiden la auténtica relación entre la humanidad para el goce y el disfrute de la vida.
En el caso de la incomprensión de las necesidades sociales, actualmente se abordan como un fenómeno colectivo y moral, estrechamientos vinculados al poder, la propaganda y la pérdida de la autonomía crítica. Dietrich Bonhoeffer, líder de la resistencia alemana contra el Nazismo, hizo sus reflexiones sobre la incomprensión y la estupidez de los poderosos como un problema ético y moral, que no es algo innato, ni de defecto intelectual, sino como un fenómeno irracional que surge bajo la influencia del poder.
Dice Bonhoeffer, que: “la estupidez es peligrosa porque combina la incapacidad de razonar críticamente, con una peligrosa tendencia en aceptar normas, órdenes y creencias sin cuestionarlas y actuar sin comprender las consecuencias de las acciones que llevan al sometimiento por poder”.
No debemos aceptar fórmulas simplistas de cambio basados en la violencia, sino reflexionar contra las injusticias, con capacidad crítica y valentía moral para defender los derechos de los demás, que nos haga más humanos, para regresar por los fueros de la razón y la conciencia que nos conduzca a ser más comprensivos y felices.
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