Opinión
Ibagué en fiestas, sin agua y con corrupción a flote
Por: Humberto Leyton
Las tradicionales fiestas sanjuaneras y sampedrinas estarán matizadas por una ciudad con graves problemas en el suministro de agua que pone en riesgo al sector hotelero y turístico de Ibagué.
La falta de gestión, la improvisación, la incapacidad y la desidia administrativa del ‘Joker’ que pusieron como alcalde, convirtió en elefante blanco la mega obra del acueducto complementario de la capital del Tolima, al abandonarla y echar al olvido el proyecto más importante para el desarrollo de la ciudad, que le cuesta a los contribuyentes, hasta el momento, cerca de 120 mil millones de pesos.
La escasez de agua se incrementa cada día en todos los barrios, incluyendo el centro de la ciudad. Y el IBAL como el gobierno local permanecen paquidérmicos, cavilando cuestionados contratos que no allanan una solución real al problema que afrontamos. Quizá el ‘Joker’ se bañaba con totuma en Lérida y piensa que los más de 500 mil ibaguereños tenemos que hacer lo mismo en el Combeima.
El ‘Joker’ lleva dos años y seis meses mintiéndole a los ciudadanos y engañando a la opinión con obras que no cumple, porque las que ha reinaugurado fueron financiadas en su totalidad por la administración anterior, y de su cosecha solamente están los proyectos que no llegan ni a obra negra.
En cambio, los escándalos por presuntos actos de corrupción no paran. En esta semana van tres las renuncias que se han presentado en la administración municipal. Dudas e incertidumbres sobre las causas de estas renuncias son las que han ido quedando en el imaginario colectivo. Se le haría un favor a la ciudad que el Alcalde saliera a explicar los motivos de las salidas intempestivas de la Secretaria y el director de Planeación, y la más reciente, de la Secretaria de Desarrollo Social Comunitario.
- Ver nota: Sec. de Desarrollo Social habría renunciado por negarse a adjudicar contrato con irregularidades
Es de sentido común estar de acuerdo con las fiestas del folclor y por ello el apoyo resulta fundamental, sobre todo por parte de la administración municipal. Las fiestas a la postre en una coyuntura como la actual, y después de lo que dejó la pandemia, coadyuvan en la reactivación económica.
Pero habría que ver si ese apoyo, con cinco mil millones de pesos, la mayor inversión que ha hecho la Alcaldía en toda su historia, responde a una organización estructural, y que no vaya ser que tengamos es una guachafita y de folclor poco.
Reitero, el problema no son las fiestas, sino el despilfarro de los recursos en un evento donde va hacer falta el agua y los sardineles de la quinta están en peligro, por el desorden que siempre se presenta en los desfiles que no controla nadie.
Infortunadamente, es la historia de una ciudad que carece de buenos servicios básicos, donde las tarifas de la luz están por los cielos, el agua escasea, el alcantarillado es una bomba de tiempo, la pobreza y el desempleo campean, y los hechos de corrupción navegan por el despacho de la Alcaldía. Mientras en distintos lugares de la ciudad se comenta del contubernio entre el ‘Joker’, las mayorías del Concejo y los llamados órganos de control: Personería y Contraloría municipal, brillan por su ausencia.
Mientras tanto, el ‘Joker’ se ufana de traer a las mejores agrupaciones artísticas del país y de América, tapa a la carrera, chambonamente, unos cuantos huecos de los miles que hay en las calles de Ibagué para presentar a los visitantes una falsa ciudad que solo existe en la imaginación y las imágenes oníricas de este personaje y sus subalternos
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