Esta enfermedad de Covid19 tiene una característica especial y es que nos va a generar el hábito de lavarnos las manos como mínimo ocho veces al día, no tres ni cuatro, ni cuando se sale del bañó, más de ocho. A veces saludo gente y la paranoia me hace ir directo al baño a lavarme las manos. 

Desde que supe de la enfermedad respiratoria empecé a ser más consciente de mis movimientos con las manos. Las llevamos a los ojos, a la boca, a la nariz, todos lugares sagrados por donde entran las enfermedades. Estudios indican que llevamos nuestras manos a la cara unas dos mil 500 veces. Eso sin contar que muchos hombres tienen la  costumbre de llevar las manos a otro lugar a rascarse no se cuantas veces. 

Pero no es solo el covid19 o coronavirus es el que debe preocuparnos, por las manos entran otras bacterias a nuestro cuerpo que puede contagiarnos de gripe, diarrea o conjuntivitis, por eso la vía de transmisión de una enfermedad viral depende de nosotros mismos.  

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El epidemiólogo costarricense  Roy Wong habló a través de medios locales de las bacterias, puso como ejemplo a una persona que se subió en una buseta con sus manos totalmente limpias, lavadas con una solución antibacteriana. Esta persona realizó el trayecto casa – oficina, y después de bajarse se le realizó un análisis de lo encontrado en sus manos y validaron unas 10 mil veces más la cantidad de bacterias que llevaba al subir al vehículo de transporte público. 

No hablemos de las monedas y billetes, que pasan por cien mil manos, cada uno de nosotros dejando nuestra huellita bacteriana o viral en ellos y luego, manitos a la cara.  Y qué me dicen de nuestro amigo el celular, ahora nuestro amigo en el baño cuando estamos haciendo popito. 

Por todas estas razones es que me declaro en cuarentena de abrazos y besos, en un compulsivo lavador de manos. Decía mi madre: mucho los quiero, mucho los amo, pero con tanto abrazo y saludo no me los mamo.