Columnistas
¡Elíjanlos, antes que me capturen!
Por Iván Ramírez Suárez
@jiramirezsuarez
Reelegido el presidente Álvaro Uribe en las elecciones del año 2006, sufrió en ese mismo año una de las más duras etapas de su vida política. Desmovilizados de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) que se habían acogido al programa de reinserción y sometimiento judicial aprobado en su primer mandato (agosto 2002 - agosto 2006), corroboran las versiones que líderes sociales, políticos y víctimas le habían transmitido a periodistas, fiscales y jueces de la República, y que comprometían a un gran número de integrantes del Congreso colombiano con el paramilitarismo.
Salvatore Mancuso (uno de los comandantes de las Auc de la época) había reconocido públicamente que el 25 por ciento del órgano legislativo colombiano les pertenecía. El balance final de los procesos adelantados por la Corte Suprema de Justicia y en algunos casos por la jurisdicción penal ordinaria, fue que más de 50 Representantes a la Cámara y Senadores fueron condenados penalmente, al comprobárseles vínculos directos con organizaciones criminales identificadas como paramilitares.
Ahora, como senador, el mismo fantasma del paramilitarismo ronda al hoy expresidente Álvaro Uribe Vélez. La Sala Penal de la Corte Suprema ha ordenado reabrir y priorizar investigaciones engabetadas en la misma Corte y otras instancias judiciales, por presuntos vínculos del expresidente con el autodenominado Bloque Metro de las Auc en Antioquia, crímenes de defensores de Derechos Humanos y las masacres de La La Granja (1996) y El Aro en Ituango, Antioquia (1997), así como el homicidio de Jesús María Valle Jaramillo (1998), quien denunció los vínculos de la Fuerza Pública de Antioquia con las organizaciones paramilitares.
Oportuna, jurídicamente la decisión de la Corte, que hace evidente una vez más el oscuro pasado de uno de los políticos más influyentes en la historia reciente de Colombia, amparado por su calidad de servidor público aforado desde las épocas en que fungía como gobernador de Antioquia y que aún ostenta por período superior a los 20 años, por ser congresista, gobernador y presidente de la República en dos oportunidades.
La polarización y radicalización de las campañas políticas para Congreso y presidente seguirá en ascenso, pues mucho del futuro personal y familiar del expresidente Uribe, dependerá del éxito o derrota de estos resultados electorales.
Imposible olvidar la rimbombante frase pronunciada por Uribe ante el Congreso Nacional Cafetero de noviembre de 2006, días después de asumir su segundo período constitucional, cuando pronosticó, refiriéndose a los congresistas: “Mientras no estén en la cárcel, a votar las transferencias, a votar la capitalización de Ecopetrol, a votar la reforma tributaria.”
Con los actuales problemas y líos judiciales, esta frase del expresidente recobra vigencia, dada su preocupación por alcanzar las mayorías en el Congreso Colombiano y esquivar las andanadas de la Corte Suprema en su contra.
De ahí, que esté afinando su frase de cierre, que lanzará al clausurar la campaña en el departamento: Tolimenses, ¡Elíjanlos, antes que me capturen!
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