Opinión
Elección presidencial e información imparcial
Por: Edgardo Ramírez
La cultura política como modo de analizar la conveniencia de los sistemas de gobierno, ha sido sustituida por la discordia entre ciudadanos, atizada por la propaganda descontrolada y perniciosa de las redes sociales y algunos medios de comunicación de los grandes poderes económicos.
Nuestro país requiere de mayor formación cultural en amplios sectores de opinión de nuestra geografía, para afinar el criterio en la toma de las decisiones al votar por los candidatos y no por la simple información del voz a voz de la llamada propaganda negra generada por la delincuencia anónima en las redes sociales o la información que ofrece Tik Tok e Instagram para que los candidatos hagan sus campañas desde sus casas por incompetencia de exponer sus puntos de vista en debates públicos.
No está bien para un país, que los medios informativos nacionales radiales, impresos y televisivos, estén en manos de los grandes conglomerados económicos y que sólo sirven de instrumento de propaganda a sus intereses y no de la opinión nacional. La finalidad de la información debe ser la veracidad e imparcialidad para que el ciudadano pueda acrecentar su conocimiento y no permanecer en la incertidumbre de los hechos de la sociedad.
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Los debates e información electoral de la elección a la presidencia de la República a realizarse el próximo 19 de junio, deben estar exentas agravios y con la mayor imparcialidad para evitar que se aticen las desavenencias y se prenda la llama el odio y la violencia.
La información previa al debate electoral debe estar desprovisto de la falsa propaganda que lleva a la tergiversación de los hechos, lo cual constituye una distorsión de la realidad y por contera al desconocimiento del derecho a una información veraz para elegir a los candidatos, lo cual, tiene incidencia en el derecho a una verdadera información para elegir y ser elegido.
El debate electoral debe tener garantías en los medios de comunicación para su ejercicio e imparcialidad, de lo contrario se rompe el equilibrio necesario del debate público, y éste se convierte en un planteamiento sesgado de la realidad social que deslegitima el derecho a la información.
Las mismas familias dueñas del periodismo y la televisión, que han gobernado el país, como influyentes apellidos irredimibles pretenden continuar triturando los anhelos de los más necesitados, al tiempo que le dan mejores migajas a quienes sirven de voceros de sus intereses, en la seguridad de que la ignorancia se mantiene tranquila y en la incertidumbre quienes desconocen porque suben los productos de su diario vivir.
La equivocación ha sido y será la madre del fracaso. Quienes votan pensando que el populismo es la solución, mantendrán al país en ese péndulo oscilante entre el atraso y el egoísmo por el desconocimiento de las razones que convienen a la sociedad, porque no pueden o no quieren reflexionar con un sentido de realidad que beneficie lo individual y lo colectivo.
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Ya se realizaron las elecciones de la primera vuelta presidencial y ganó Gustavo Petro. Pero se anunció por parte de todos los demás grupos que han sido parte del llamado establecimiento, el apoyo al candidato Rodolfo Hernández, de lo cual están en todo su derecho, porque éste representa la defensa de los privilegios de siempre.
Permitamos que el pueblo se exprese libremente el próximo 19 de junio alejado de las presiones, la desinformación y las amenazas para buscar la convivencia y la paz social.
Reconozcamos a quien gane limpiamente el debate democrático y otorguemos apoyo a sus propósitos y evitemos la insensata y reprochable protesta como como ocurrió en Estados Unidos por parte del partido Republicano en que hubo muertos heridos y toma del Congreso de ese país por turbas bárbaras y fanáticas.
De esta manera, podremos demostrar que somos un país democrático, que respeta los derechos individuales y colectivos.
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