Columnistas
Día sin carro, un respiro que no trae cambio
Por Alba Lucía García
*Abogada de la U. Externado de Colombia. Dra en Estudios Avanzados en Derechos Humanos y líder en desarrollo regional.
Un día sin carro puede generar reflexión, pero no transforma la ciudad. El transporte es uno de los sectores que más contamina en Colombia; según datos del IDEAM, aporta alrededor del 12 % de los gases de efecto invernadero y es el principal responsable de la mala calidad del aire en las ciudades. En Ibagué, la situación es preocupante: hay más de 160.000 motocicletas registradas y el parque automotor crece año tras año.
Además, ¿De qué sirve un día sin carro si, al mismo tiempo, circulan buses, busetas y taxis viejos, sin control de emisiones, que son verdaderas chimeneas sobre ruedas?. El impacto ambiental se diluye, y lo que debería ser un respiro termina convirtiéndose en un engaño colectivo. La verdad es que, sin un cambio estructural, estas jornadas no pasan de ser actos simbólicos.
Ibagué no tiene un transporte público eficiente: los buses son lentos e inseguros, las ciclorrutas están partidas y mal conectadas, y muchas aceras no son accesibles ni seguras. En estas condiciones, pedirle a la gente que deje el carro o la moto más allá de un solo día resulta irreal. Un verdadero ecosistema de movilidad sostenible implica mucho más que decretar un día sin carro. Se requieren medidas integrales: transporte público digno, infraestructura ciclista conectada, espacios caminables que integren comunidades y campañas pedagógicas que fomenten hábitos responsables.
Aquí entra en juego el papel de la política. Mientras en otras regiones del país se gestionan recursos para sistemas integrados de transporte, buses eléctricos o infraestructura ciclista, en el Tolima el debate ha sido casi inexistente. Nuestros congresistas parecen más interesados en la coyuntura partidista que en impulsar proyectos de movilidad sostenible.
¿Dónde están las propuestas para vincular a Ibagué con el Fondo de Energías Limpias o con los programas de movilidad eléctrica del Ministerio de Minas y Energía? ¿Dónde están las gestiones para acceder a recursos de cooperación internacional, que en ciudades como Medellín o Pasto ya han financiado proyectos de transporte verde? El vacío político de los congresistas del Tolima se traduce en atraso para la región.
Es el momento de reflexionar y exigir cambios reales. No podemos resignarnos a vivir de gestos simbólicos mientras seguimos atrapados en el trancón, respirando aire contaminado y viendo cómo otras ciudades avanzan. El Tolima merece más: merece líderes que gestionen recursos, que piensen en la movilidad del futuro y que entiendan que lo ambiental, lo social y lo económico están profundamente conectados, más allá de un día sin carro.
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