Columnistas
Cuánto vale este pájaro
Por: Víctor Sánchez
Las dos agendas del Tercer Festival de Aves del Tolima deja en evidencia cuánto desconocemos del territorio, de nosotros mismos y de esos seres que el azar nos asignó de compañía para vivir.
La cultura depredadora que heredamos y la manera absurda de “ganarnos la vida”, nos tiene en el sitial como la especie que más daño ha hecho a la biodiversidad del planeta. No sabemos para qué sirven las aves, desconocemos que en su ciclo vital controlan las poblaciones de insectos y ayudan a la propagación de las semillas.
De niños, antes que a cuidar y valorar la naturaleza, nos dieron clases de cómo arrasar con ella. Para muchos quizá el primer instrumento que tomamos en nuestras manos después del tetero y que aprendimos a hacer de nuestros hermanos mayores fue una cauchera; muy juiciosos, tomábamos un pedazo de cuero o badana, que amarrábamos con un caucho a una horqueta de palo, y ahí estaba nuestro primer juguete.
Jugamos a hacer espantapájaros, a maltratar a piedra a los animales, a ir de “caza, tiro y pesca”, a divertirnos con la cauchera, o con la escopeta de fisto persiguiendo un toche o una mirla, afinando la despiadada puntería y a celebrar en gavilla nuestras hazañas.
De este encuentro de pajareros nos quedan muchos aprendizajes, por ejemplo Claudia Guerra de la Red de Turismo de Naturaleza del Tolima REDNATUR, narró la historia del Grupo Ornitológico de Juntas, un proceso comunitario de los niños y niñas de la zona rural de Ibagué, que cambiaron la historia , gracias a Dios, observando, estudiando, respetando y amando la naturaleza, le apuntaron a conocer la biodiversidad del Cañón del río Combeima y ahí están los resultados, hoy esos niños son biólogos, forestales, agrónomos o cultivadores agrarios que están marcando otro rumbo en una zona que es el mayor corredor de aves endémicas y migratorias de Ibagué.
Conocimos que así como ellos,en diferentes zonas del país y en varios municipios del Tolima, existen personas que han formado grupos de observadores de aves, constituyen redes de reservas naturales, clubes de aviturismo, se organizan como ornitólogos, hacen censos, reúnen datos, elaboran estudios reportes técnicos y científicos que nos ilustran sobre el estado de las poblaciones de aves del territorio que suman 779 especies de pájaros de las cuales 17 están amenazados, no solo por las caucheras y las escopetas sino por los proyectos de infraestructura vial, de minería, extracción petrolera e hidroeléctricas.
Si los papas de Martin Emilio que nació el mes pasado no se ponen las pilas, ese niño no va a conocer la Caminera tolimense ni el Atlapetes de anteojos, dos especies de aves endémicas en vía de extinción, tampoco podrá disfrutar el Loro orejiamarillo porque el 38 % de las poblaciones de loros tropicales de la zona andina está amenazada debidoa la transformación de los ecosistemas por cuenta de los monocultivos, la ganadería extensiva, la destrucción de los bosques, matorrales y rastrojos.
Recordamos que el municipio de Ibagué tiene un centro poblado rural con nombre de pájaro que busca ser declarado zona de protección como Santuario de flora y fauna Nacional en una Alianza de la Alcaldía de Ibagué y Cortolima, que debe ser adecuado y promocionado como destino turístico ecológico y natural protegiendo su cultura y procurando su sostenibilidad; aprendimos cómo un Quinteto de Vientos integrado por maestros del Conservatorio de Ibagué Amina Melendro enseña a sus estudiantes a valorar la naturaleza interpretando una pieza musical inspirada en el canto de los pájaros y que luego de su audición nos dejó una lección : “la vida de un pajarito vale más que una onza de oro”.
Aprendimos también que Indonesia, como país invitado a este festival, más Brasil y Colombia poseen las dos terceras partes de la biodiversidad del planeta y que aliados somos una potencia mundial biodiversa, que impone unos retos para la planeación del territorio libre de extractivismo y abierto a la producción de bienes y servicios sostenible y sustentable del sector rural, respetuosos de la cultura y de la economía campesina.
La misma naturaleza nos enseña que debemos dejar a un lado el extremo afán de lucro y la figuración egoísta; que como los pájaros, necesitamos de las dos alas, de la cola y de las plumas para volar por un territorio en paz, donde pongamos en duda el refranero popular que nos ha hecho tanto daño justificando la agresión contra los animales: “los pájaros le tiran a las escopetas”; paraque ningún individuo de nuestra especie se vea obligado a disparar contra otro, y con estos aprendizajes alistemos a los habitantes de Ibagué musical y biodiversaa recibir el cuarto Festival de Aves del próximo año cantando y silbando alegres al aire de la música popular de Bobea y sus Vallenatos: /Por el juncal florido del riachuelo/ viene volando un pájaro amarillo/.
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