Columnistas
Carta abierta a la Señora Gobernadora del Tolima

Por Andrés Felipe Ipus Roa
*Docente. Licenciado Ciencias Sociales de la Universidad del Tolima
Por sorpresa me toman las decisiones de la gobernadora del Tolima, Adriana Magali Matiz, con la designación del militar retirado del ejército Eduardo Zapateiro. Escribo esta columna con un sentido de urgencia, preocupación y alto nivel de alarma por las decisiones que ha tomado la mandataria. Tenía pensado publicar una columna en respuesta a la labor docente, titulada "La reivindicación docente: entre la mezquindad y el sesgo ideológico”, pero dada la coyuntura, me veo en la necesidad de abordar un tema de gran importancia y repercusión.
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Tolimenses: ¿otra vez?
Tolimenses, nuestra Gobernadora demuestra con firmeza y contundencia que es posible caer día a día en el error, la equivocación y la improvisación. ¿Cómo es posible que el señor Zapateiro haya sido designado asesor de seguridad del departamento cuando es evidente que no tiene claras sus funciones, obligaciones o responsabilidades? ¿Cómo es posible que, en sus primeras declaraciones, al ser cuestionado sobre la seguridad del departamento, lo único que haya respondido sean pullas al gobierno nacional del presidente Gustavo Petro? ¿Cómo es posible que afirme que cada tolimense debe ser un soldado, como en Israel? ¿Cómo es posible que se nos quiera hacer creer que la solución a los problemas de seguridad en el territorio es la imposición de la fuerza bruta del Estado, cuando llevamos más de 60 años en un conflicto y los fusiles no han podido ser silenciados?
Gobernadora: No se equivoque más
Señora Gobernadora, la seguridad en el territorio se construye a partir de hechos y no de palabras vacías o demagógicas. La seguridad se logra con inversión en el campesinado, en educación, en el fortalecimiento de la mano productiva. Si usted considera que la seguridad es sinónimo de fusil y plomo, es momento de que lo diga públicamente, no solo ante el comité de aplausos que es la Asamblea Departamental, sino de frente a la ciudadanía. Verá entonces cómo el pueblo tolimense, las bases sociales, movimientos, y el ciudadano de a pie, tomará la valentía de buscar un mecanismo constitucional llamado revocatoria de mandato, porque la ciudadanía está cansada de librar una guerra en la que ha puesto el pecho, sus muertos y sus víctimas.
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La historia nos ha demostrado que la violencia genera más violencia y que la seguridad no puede reducirse a una visión guerrerista. Es momento de construir un Tolima donde la paz sea una realidad tangible, donde el diálogo prevalezca sobre la confrontación y donde las decisiones políticas no representen la muerte simbólica de un pueblo que merece vivir sin miedo.
La seguridad no es sinónimo de represión, sino de justicia social. Solo con políticas inclusivas y comprometedoras con la vida podremos garantizar un futuro digno para nuestra región.
Hoy nombra a ese señor como asesor de seguridad, solamente me queda una pregunta para que sea clara y sincera ¿Cuándo se va el señor del Departamento? Esperemos que el departamento no sea el lugar donde se convierta en pena y deshonra.
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