En la zona urbana de Ibagué existen miles de metros con caminos de herradura, es decir, calles sin pavimentación y tierreros que dificultan la movilidad vehicular y la salud de miles de ibaguereños. Este problema está directamente relacionado con el alcantarillado del municipio, cuyo deterioro produce efectos colaterales como hundimientos, huecos o la total descomposición de la pavimentación.  

Para el año 2018 la empresa ibaguereña de acueducto y alcantarillado (Ibal), mediante estudio, expuso que el 83,48% (795 Km) del alcantarillado ibaguereño se encontraba en mal estado y requería reposición. Dos años después, el Ibal asegura que el 70% (581 Km) de la red de alcantarillado se encuentran en mal estado debido a “que su antigüedad supera los 40 años y a la falta de intervención de las administraciones anteriores”. 

Independientemente de la diferencia del 13,48% registrado entre una administración y otra, o las pullas matutinas entre burgomaestres, la pregunta subsiguiente es: ¿se resolverá el problema?

 ¡Se acabaron los caminos de herradura! Expresó el alcalde ibaguereño Andrés Fabián Hurtado luego de entregar unas calles pavimentadas en el barrio Modelia (Sector El Salado). A esto se suman las recientes declaraciones en donde se establece como meta para el cuatrienio 2020-2023, “la recuperación de 10.000 metros en red de alcantarillado” (10km) y la inversión del Ibal por un total de $7.553 millones de pesos para este propósito.

Aunque se rescata y aplaude cualquier centímetro de pavimento o cualquier centímetro de tubería, la magnitud del problema supera con creces la iniciativa y la empresa de alcantarillado Ibaguereño no está siendo del todo clara con la ciudadanía.

En primer lugar, entendiendo el tema de la poca disponibilidad de recursos y el contexto de la pandemia, la meta para el cuatrienio de 10 km, además de muchos otros indicadores, es poco ambiciosa y bastante moderada, esto, teniendo en cuenta que representa el 1.7% del total de kilómetros que requieren intervención.

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“No vaya a ser que en el marco de esta falta de claridad sobre cómo se priorizan las calles a intervenir, se estén pagando favores electorales a los presidentes de junta que contribuyeron a la campaña”

Para entender un poco la magnitud del problema, según el último informe de catastro, sólo en la comuna 8 tienen 14.020 metros de alcantarillado en mal estado, en la comuna 6, 14.179 metros y, en la comuna 7 (sector El Salado), 18.372 metros de alcantarillado deteriorado, cifra que la galardona como la más afectada.

En segundo lugar, debe darse por sentado que el problema no se resolverá de buenas a primeras. Pese a la inversión de $7.553 millones de pesos que el Ibal sacará de los $4.000 millones que maneja anualmente, el arreglo total de la red de alcantarillado se calcula en una cifra superior a los $300.000 millones de pesos, dinero que no existe.

Por último, en diversas respuestas a oficios radicados por ciudadanos que solicitan la pavimentación de sus calles, el Ibal expone que, en el marco de la falta de recursos, atenderá el problema priorizando algunas calles; cabe mencionar que los criterios técnicos y sociales por el cual estas se priorizan y seleccionan son aún desconocidos.

Para terminar, es menester hacer énfasis en el último punto. En muchas ocasiones Colombia se ha caracterizado por sobreponer la conveniencia a la racionalidad, cuando de administrar o distribuir los recursos públicos se trata, en ese orden de ideas, no vaya a ser que en el marco de esta falta de claridad sobre cómo se priorizan las calles a intervenir, se estén pagando favores electorales a los presidentes de junta que contribuyeron a la campaña o se estén priorizando las calles en donde residen familiares o allegados de contratistas del municipio o funcionarios de mediano y alto rango. Recordemos que quien queda electo asume como alcalde de la totalidad de los ciudadanos.  

 Por: Kevin Herney Castañeda Vargas, Politólogo U. del Tolima