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Análisis

“Como digo una cosa, digo la otra”: Trump

“Como digo una cosa, digo la otra”: Trump

Los ires y venires de la guerra arancelaria contra Canadá y México.

Donald Trump ha hecho de la política comercial un campo de batalla lleno de incertidumbre y giros inesperados. Su manejo de los aranceles con México y Canadá es un reflejo de su estilo caótico de gobierno, donde las decisiones parecen responder más a impulsos y presiones de corto plazo que a una estrategia coherente.

La última amenaza y posible rectificación de sus aranceles del 25% sobre productos de ambos países ha desatado confusión en los mercados y ha golpeado la economía estadounidense.

Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump ha insistido en que impondrá altos aranceles si sus vecinos no logran frenar la inmigración y el tráfico de fentanilo. Sin embargo, el mandatario ha cambiado repetidamente de postura. Primero, prometió que estos impuestos a la importación se aplicarían el primer día de su mandato; luego, los pospuso al 1 de febrero, después al 4 de marzo y, finalmente, tras hablar con los mandatarios de México y Canadá, amagó con retrasarlos hasta abril. Este vaivén ha generado incertidumbre y ha minado la confianza de inversionistas y empresarios.

El caos ha alcanzado su punto álgido con las declaraciones contradictorias de su secretario de Comercio, Howard Lutnick. En una entrevista con Fox Business, Lutnick aseguró que Trump está reconsiderando aliviar los aranceles tras haber provocado un colapso en los mercados financieros el día de ayer.

Sin embargo, no dejó claro en qué consistirá ese "alivio" ni en qué condiciones podría darse. Esta falta de claridad solo refuerza la imagen de un gobierno que toma decisiones clave sobre la marcha, sin medir sus efectos económicos de manera estructurada.

El efecto inmediato de estos aranceles ha sido una caída en las bolsas y un alza en las expectativas de inflación. Empresas de distintos sectores han advertido sobre el impacto en sus costos y márgenes de ganancia. Gigantes como Ford, General Motors, Coca-Cola, Pepsicola, Boeing y Caterpillar, han expresado su preocupación por la distorsión en la cadena de suministros. Otras empresas han alertado sobre el encarecimiento de productos esenciales, especialmente frutas y verduras importadas de México.

Uno de los aspectos más contradictorios de la política comercial de Trump es que, mientras en su primer mandato impulsó el T-MEC como un gran logro de su administración, ahora ignora sus principios fundamentales al imponer barreras comerciales arbitrarias.

Si bien argumenta que busca reducir el déficit comercial con México y Canadá, la realidad es que su estrategia ha generado más daño que beneficio a la economía estadounidense. Los aranceles han llevado los impuestos medios a la importación a su nivel más alto desde la Segunda Guerra Mundial, con el riesgo de aumentar aún más si Trump cumple sus múltiples amenazas de imponer gravámenes sectoriales a industrias clave como la automotriz y la tecnológica.

La guerra arancelaria de Trump se ha convertido en un torbellino de contradicciones. Si bien presume de ser un negociador implacable, sus constantes cambios de postura han debilitado la confianza en su liderazgo y han expuesto la fragilidad de una estrategia basada en la improvisación. Su actuación hace recordar al popular personaje de la serie mexicana “El Chavo del 8”, la “Chimotrufia”, quien solía afirmar: “Pos como digo una cosa, digo la otra”.

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