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China se acerca a América Latina. ¿Se aleja EE. UU.?

Xi Jinping promueve una visión de globalización más centrada en la conectividad física y digital, el multilateralismo y el comercio sin barreras ideológicas.
La desconfianza ciudadana frente a las cumbres internacionales es conocida. Para muchos, no son más que espectáculos diplomáticos, derroches de recursos y retórica vacía. Sin embargo, la Cumbre CELAC-China ha generado inusitada expectativa debido a la coyuntura internacional que ha exacerbado la política exterior de Estados Unidos bajo el expresidente Donald Trump y sus guerras arancelarias.
Para Colombia, los efectos de esta Cumbre podrían marcar un antes y un después, sustentados en dos hechos clave. Por un lado, el presidente Gustavo Petro ejerce la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), otorgándole un protagonismo inédito en las relaciones multilaterales del continente. Por otro, su decisión de adherir al país a la Nueva Ruta de la Seda –la ambiciosa "Iniciativa de la Franja y la Ruta" (Belt and Road Initiative - BRI), lanzada por el presidente Xi Jinping en 2013–, abre un nuevo capítulo en las relaciones entre América Latina y China.
¿Qué busca China?
Desde el plano económico, la iniciativa busca movilizar capitales, tecnología y capacidades industriales para impulsar megaproyectos de infraestructura en sectores como energía, transporte, telecomunicaciones y digitalización. La estrategia apunta a fortalecer la conectividad entre los países participantes, mejorar la integración regional y facilitar el comercio intercontinental. Entre 2014 y 2016, la inversión y los intercambios comerciales vinculados a la BRI superaron los dos billones de dólares, evidenciando su magnitud.
China trata de asegurar el acceso a recursos naturales estratégicos, diversificar rutas de aprovisionamiento y mitigar su dependencia de canales vulnerables como el Estrecho de Malaca, por donde circula más del 80% de sus exportaciones. A nivel interno, la iniciativa permite reubicar capacidades industriales ociosas y mantener activa la economía en un contexto de desaceleración.
La BRI representa la expresión más clara del giro geopolítico de China. Es su principal instrumento de política exterior, con el que busca ejercer un liderazgo global alternativo al de Estados Unidos, sobre todo en un momento en que Washington parece haber perdido su capacidad de iniciativa en la región. Xi Jinping promueve una visión de globalización más centrada en la conectividad física y digital, el multilateralismo y el comercio sin barreras ideológicas, en contraste con la creciente inestabilidad del modelo occidental.
Repercusiones para América Latina
El acercamiento a China plantea oportunidades evidentes: acceso a financiamiento, desarrollo de infraestructura, diversificación de socios comerciales y transferencia de tecnología. Pero también conlleva riesgos: endeudamiento, dependencia estratégica y fricciones con Estados Unidos, tradicional socio e interlocutor político de la región.
En el caso colombiano, la decisión de unirse a la BRI ha sido recibida con cautela por diversos sectores. El vicepresidente estadounidense J.D. Vance ha advertido sobre las implicaciones geopolíticas de esta decisión, mientras líderes gremiales como Javier Díaz, presidente de Analdex, llaman a la prudencia, temiendo que una alineación precipitada con Beijing comprometa los vínculos con Washington y complique el acceso al mercado norteamericano.
¿EE. UU. se aleja… o lo están alejando?
La pregunta que muchos se hacen es si Estados Unidos se está retirando de América Latina, o si es la región la que busca nuevos equilibrios ante la indiferencia de su antiguo aliado. Lo cierto es que mientras Washington se ha enfrascado en disputas internas y conflictos en otras latitudes, Pekín ha desplegado una estrategia paciente, persistente y efectiva en América Latina, firmando acuerdos, construyendo puertos, carreteras y redes de telecomunicación, y posicionándose como un socio menos intervencionista.
Frente a ello, la CELAC emerge como un bloque con potencial para repensar la inserción internacional de América Latina desde una visión propia, más autónoma y pragmática. Bajo la presidencia de Petro, la organización tiene la oportunidad de actuar como interlocutor colectivo frente a potencias extrarregionales, sin renunciar a la soberanía ni a la diversidad ideológica de sus miembros.
¿Qué es la CELAC
La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) es un mecanismo intergubernamental de diálogo y concertación política que reúne a 33 países de América Latina y el Caribe: Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Dominica, Ecuador, El Salvador, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela. Excluye a Estados Unidos y Canadá, en contraste con la OEA, lo que la convierte en una plataforma con mayor margen para posicionamientos políticos autónomos.
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