Política

En política, el problema no está en los años, sino en las posiciones que se asuman

En política, el problema no está en los años, sino en las posiciones que se asuman

El tiempo y la historia es el juez implacable de los actos y hechos de la actividad humana, máxime cuando se trata de movimientos sociales y políticos comprometidos en los cambios de la sociedad. Y es de aquí, que nos prendemos, para procesar las cualidades y procedimientos de las personas, especialmente de los dirigentes políticos. 

Pensamos que para medir cualquier valor, a la persona se le debe tomar en su conjunto e integridad, no se puede por partes. Es decir, al ser, no se le puede condenar por algunos episodios incorrectos en alguna parte de su vida, sino por lo que ha representado en toda su existencia. Hacer el balance con subidas y bajadas, es lo aconsejable para obtener una calificación justa de una persona. 

Y la edad, o los años, solo le acumulan experiencias, sabiduría y conocimientos que suman en su formación, al lado de los libros que haya leído, debates, intercambios o educación académica que pueda tener. 
Hecha esta observación, tenemos que en política, no son los años que se tengan, sino las actitudes que asuman frente a los hechos, las que marcan las características buenas, regulares o malas de un dirigente. Tenemos líderes viejos muy buenos, y jóvenes muy malos, o a la inversa.

Los sucesos nos indica que en política hemos tenido hombres y mujeres que han marcado épocas inolvidables: Gandhi, Mandela, Pepe Mujica, o en el Tolima Darío Echandía, para no citar más de la historia contemporánea, todos ellos con más de 70 años; a quienes se agregan decenas de personajes sin nombres tan conocidos, en algunos casos anónimos que han jugado destacados papales en importantes acontecimientos. 

Estas consideraciones, nos llevan al caso concreto del artículo publicado en este portal por su editor Henry Rengifo, bajo el título de “Candidato, gústele a quién le guste”, donde cuestiona la forma de la escogencia del exsenador Mauricio Jaramillo, como candidato a la gobernación por el partido Liberal, pero donde aprovecha para lanzar dardos contra la edad de los hermanos Jaramillo (Guillermo Alfonso y Mauricio), planteamiento que no compartimos, y que además de distanciarnos en esta apreciación, nos obliga hacer algunas precisiones frente a esa nota.

En primer lugar queda claro que no compartimos la idea o argumento de que a un político se le debe condenar por su edad sino por sus posturas políticas frente a los acontecimientos. Y aquí hay una diferencia enorme entre ambos hermanos. Guillermo Alfonso Jaramillo desde hace unos 40 años se retiró del partido liberal, y desde entonces, viene asumiendo posiciones democráticas, progresistas, de avanzada y consecuentes, con relación a las de Mauricio Jaramillo, quien ha tenido posturas de altibajos, mezcladas entre el manzanillismo clásico y tradicionalismo político de nuestro país. 

Son dos actitudes políticas diferentes y distantes, que en definitiva es lo que cuenta. Una abierta a los cambios y transformaciones sociales, económicas, políticas y culturales, como las de Guillomo Alfonso, y la otra anclada en la vieja política de la mermelada y los favores a través de puestos, contratos y canonjías que dispense la administración de turno, como el caso actual de Mauricio Jaramillo con la corrupta y deshonesta administración de Andrés Hurtado. 

Aunque tienen lazos familiares indisolubles conocidos por todos, sus posiciones políticas están diametralmente opuestas, hasta el punto que Guillermo Alfonso está promoviendo una candidatura distinta a la de su hermano para la gobernación en el movimiento alternativo, o al menos hasta ahora, en todos los partidos y movimientos que integran el Pacto Histórico. Guillermo Alfonso no cohonesta la ambigüedad, el silencio y las relaciones clandestinas o públicas que existen entre Mauricio Jaramillo y el alcalde Hurtado. 

Así las cosas, la cuña que más le apretará al exsenador Mauricio, será la de su mismo palo, y los integrantes del Pacto Histórico (Colombia Humana, Unión Patriótica, Polo Democrático, Mais, ADA, partido comunista, entre otros), según los resultados de las últimas elecciones a Congreso, representan más de 56 mil votos, sin contar con la Alianza Verde, cifra con la que partiría el candidato a la gobernación que escoja el Pacto Histórico.

Esta situación, además de dejar en claro los lugares que ocupa cada uno de los hermanos Jaramillo en la política, también es una muestra de abrirse de los candidatos que suenan hasta el momento para la gobernación y buscar, de alguna forma, una renovación en el modelo de los partidos conservador y Liberal. Presentar un candidato que haga la diferencia frente a lo tradicionalmente conocido. 

Aquí no se medirán edades sino conductas políticas. 

Humberto Leyton 

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