El afán desbocado del alcalde Andrés Hurtado para imponer la sucesora en su cargo (Johana Aranda), lo ha llevado a extrañas componendas donde sus participantes supuestamente pertenecen a diversas corrientes políticas, pero que los une los puestos, contratos y todas las canonjías que les pueda ofrecer el mandatario local. Es un verdadero sancocho de plaza de mercado de pueblo, al que le echan hasta repollo.

En la mesa tienen asiento sectores o fracciones de la más excelsa politiquería tradicional: la ultraderecha uribista con el representante Carlos Edward Osorio, Mauricio Pinto, excandidato a la gobernación del Tolima y el secretario de Gobierno Milton Restrepo; también están el senador conservador Miguel Barreto y su hermano José Barreto; lo mismo que el exsenador Mauricio Jaramillo, jefe del sector mayoritario del partido liberal,  el exrepresentante Jaime Yepes, de la U; y a este grupo se ha sumado Alberto Santofimio Botero, quien, entre bambalinas, goza también de las mieles de la burocracia y de las canonjías de la Alcaldía Hurtado; además de otros grupúsculos de menor importancia que tienen también su pedacito de parcela en esta administración. 

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Esta guardia pretoriana, defenderá al remedo de alcalde posiblemente hasta junio-julio, cuando llegue el momento real de las definiciones y cada uno busque nido donde mejor le convenga. El propio Hurtado es el escollo para que los grupos que lo ‘apoyan’ logren un verdadero acuerdo de luchar contra el barretismo, porque están supeditados a respaldar a la candidata del mandatario local so pena de quedar sin teta en la administración, y que se sepa,  todos los integrantes de este sancocho ideológico, no están interesados en apoyar a la señora Johana Aranda, cado uno tiene sus propios intereses para defender; incluso, ya Jaime Yepes, recientemente, les dio el mensaje que le enviaba el alcalde a Miguel Barreto, cuando se refirió a la aspiración de su hermano José a la alcaldía. No hay cama pa’ tanta gente.  

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En estas condiciones, los apoyos comprados con el dinero de los contribuyentes, no tienen buenos augurios. Es una coalición pegada con puestos y contratos, muy endeble y resquebrajadiza, a la que le faltan los cimientos programáticos y, si se quiere, los puntos básicos de un acuerdo sobre lo fundamental, tal y como lo dijera Álvaro Gómez Hurtado. 

Estos meses, hasta junio-Julio, serán decisorios para saber si la olla donde se cocina este variopinto sancocho que hasta repollo tiene, resiste el embate de sectores independientes, alternativos y de opinión que claman por verdaderos cambios y trasformaciones para la ciudad de Ibagué.

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En nueve meses, cuando se cumplen las elecciones del 29 de octubre, y en un año electoral con ley de garantías a bordo, el incompetente Hurtado no podrá presentar todas las obras que dice, ejecutará, y su administración, así su sastrería de confeccionar contratos dudosos, amañados y violatorios de la ley de contratación pública, le funcionen a la perfección, sin órganos de control, incluidos la Fiscalía. 

Esta es una administración desprestigiada, montada sobre artilugios, falsas promesas y mentiras, que con el transcurrir de estos meses quedará desenmascarada, donde el séquito que la acompaña zarpará del barco antes que la nave zozobre.