Política

Andresito, de muñeco a carpintero

Andresito, de muñeco a carpintero

Publicada este Día de los inocentes por el excongresista y precandidato a la Alcaldía de Ibagué, Ricardo Ferro. 

En una hermosa villa fundada bajo el nombre de San Bonifacio de Ibagué del Valle de las Lanzas, existía un carpintero que hacía obedientes muñecos de madera. 

Sin embargo, uno de tantos muñecos que tenía, cierto día comenzó a mentir, y le mentía no solo al carpintero, sino a todos los habitantes de la Villa. A este muñeco, lo bautizaron como Pinocho, aunque cariñosamente le decían “Andresito”.

La historia de Andresito inicia cuando el carpintero lo quiso poner como administrador de la Villa. Difícil tarea, porque había otros posibles administradores mas carismáticos, mas preparados, y hasta mas cercanos al propio carpintero. Pero Andresito prometió amor eterno a su mentor. Se ganó su confianza, hasta el punto que logró que le quitaran del camino a sus oponentes para alcanzar su objetivo: ser el burgomaestre de la Villa de San Bonifacio de Ibagué.

Lo que parecía una luna de miel eterna, comenzó a convertirse en una luna de ‘hiel’, porque Andresito se molestaba con facilidad por detalles que a los demás muñecos les parecían insignificantes, pero que para Andresito, eran supremamente importantes, como por ejemplo, que en las reuniones sociales el ‘besamanos’ era para el carpintero y no para él. O que el carpintero escogía sus compañeros de juego, y no él, o que el carpintero decidía en que se invertía el dinero de la Villa y no él. En fin, detalles insignificantes para los otros obedientes muñecos, pero no para él. 

Claro que para ese momento, Andresito tenía otro problema mas grave de que preocuparse, como el escándalo por el sobrecosto de unos mercados que compró en plena pandemia. Afortunadamente para él, eso se olvidó. Ah, pero entonces llegó otro escándalo, cuando el estadio de fútbol fue convertido en un salón de fiestas de cumpleaños, problema que aún no concluye, pero que también pasó a un segundo plano cuando se presentó un escándalo mayor, en el cual tuvo que intervenir un ministro de Estado, para evitar que se adjudicara la licitación del Coliseo Mayor en condiciones poco transparentes, incluyendo, por supuesto, a un único proponente.

Y así transcurría el mandato de Andresito, hasta que en un respiro de tanto escándalo, decidió independizarse del carpintero, y montar su carpintería. Haría sus propios muñecos, decidiría con quien jugar y con quien no, gastaría el dinero de la Villa según su propio criterio y viviría feliz.

Sin embargo, como ha sido la constante en esta historia, Andresito siguió equivocándose, y tuvo que ser suspendido de su cargo por participar en política. Él, que se toma estas cosas con humor se defendió en los medios de comunicación burlándose de la sanción, y haciendo juegos de palabras, que evidenciaban su violación a la ley.

Apenas se reincorporó de la suspensión que le había sido impuesta, Andresito expresó su deseo de rodearse de unas mascotas más agresivas, atrás quedarían las que según él, eran pequineses y french poodles y llegarían, ni mas ni menos que bravos rottweilers. Es de anotar, que su comentario no cayó muy bien entre sus amigos de juego, tanto los pasados, como los presentes, que sintieron que habían hecho parte de una perrera y no de un gabinete, pero eso a Andresito, poco le importó.

El último de los escándalos de Andresito tuvo que ver con un bloqueo de busetas durante dos días. La Villa colapsó, los ciudadanos quedaron incomunicados y mientras Andresito culpaba a sus detractores por el paro, el vocero de los conductores lanzó una pregunta que se convirtió en un sentencia para el burgomaestre: “¿cual es el afán?”, hacía referencia el vocero al afán para entregar el recaudo del sistema integrado de transporte, cuando ese proceso está arrancando, y le faltan muchas cosas para convertirse en realidad. Al final, la pregunta no fue contestada, pero el paro se levantó y el afán por entregar el recaudo se acabó.

Ya con el sol a sus espaldas, Andresito mandó a buscar entre sus subalternos una persona leal y obediente para sucederlo. Irónico, pensarían algunos, conociendo su pasado con su mentor. Pero igual es habitual en esta Villa, que los burgomaestres pretendan continuar en el poder en cuerpo ajeno. Ya veremos en que termina esta historia, si Andresito volverá a los brazos de su mentor, clamando protección futura, o sacará adelante su carpintería para lograr tener su propia fábrica de muñecos.

De las mentiras de Andresito mucho se ha hablado en los diferentes medios de comunicación. Pero esta columna no es sobre las mentiras de Andresito, sino sobre como Andresito quiere pasar de ser muñeco a ser carpintero.

A todos los lectores, un feliz día de los inocentes, aclarando, que Andresito es un personaje de ficción, y que cualquier parecido con la realidad, es coincidencia…

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