Opinión

Vida en abundancia. Parte III y final

Vida en abundancia. Parte III y final

Por: Juan Bautista Pasten G.


En la columna pasada, examinamos dos aspectos fundamentales en la consolidación de una auténtica vida de calidad, cuyos frutos sean asequibles a la humanidad en su conjunto. Esta vez, haremos un examen de cinco principios que, a nuestro juicio, no solo son necesarios sino también posibles de consolidar:

3. El dominio propio. Elemento substancial de la denominada Inteligencia Emocional generada por Daniel Goleman, filósofo estadounidense del presente siglo. Consiste en hacer todo aquello que posibilite el crecimiento personal y, por tanto, controlar todo tipo de acciones que tiendan a la alteración y/o enajenación.

Esto conlleva a limpiarnos y desintoxicarnos de toda dependencia interior y exterior, liberarnos de sentimientos y comportamientos alienantes, tales como ansiedades, insatisfacciones, negatividades, maledicencias, drogadicción, alcoholismo, ludopatías, fanatismos de toda clase e, incluso, de sometimientos a autoritarismos de personas o sistemas gubernamentales.

4. Cultivar la generosidad y la solidaridad. En la antigua Grecia, se las asociaba a diosas y semidiosas del pensamiento mítico (“Ágape” y “Filia”). Estas sublimes expresiones del quehacer humano, se enmarcan en el ámbito axiológico, es decir, de la consideración y aplicación de los valores.

Por lo pronto, la generosidad y la solidaridad constituyen manifestaciones del Amor, en consecuencia, buscan el bienestar integral, tanto para quienes las reciben como para quienes llevan a cabo esos valores. En efecto, al practicar tales virtudes, hay un bienestar que favorece y beneficia a todos los participantes en ellas, o sea, a los que reciben el producto caritativo y solidario, así como a los que crecen cualitativamente mediante los frutos entregados.

Por otra parte, esta bella dialéctica valórica es una auténtica práctica social y espiritual, donde se percibe y aplica lo mejor de cada uno de nosotros, donde no existe lástima, envidia ni resentimiento. Al contrario, hay armonía, unidad, compañerismo y hermandad, todas las cuales engrandecen las relaciones humanas.

5. El agradecimiento. Un profundo pensamiento hindú indica que “somos lo que pensamos”, atraemos lo que somos, vale decir, somos como grandes imanes en que aquello que emitimos, lo que lanzamos afuera, es lo que retorna - más temprano que tarde - a nosotros.

Ahora bien, generalmente, las personas tienden más a quejarse de la vida que llevan o tienen, ya sea porque las cosas no son o no van como nos gustaría que sean o fuesen. Esos son pensamientos funestos, cargados de energía negativa, que suelen atraer la pobreza y la desgracia hacia quienes las piensan y/o expresan.

Sin embargo, la riqueza comienza en cada uno de nosotros, ella nace cuando sabemos valorar y agradecer lo que tenemos, manifestando agrado y satisfacción por hacer uso adecuado de lo que está, en este momento, a nuestro alcance y disposición. Esta actitud – a diferencia de la anterior - impregna la existencia de alegría y optimismo, teniendo la certeza que todo lo demás que necesitemos, vendrá como añadidura. El agradecimiento constituye una forma de indicar las ganas de vivir, el aprecio por lo que tenemos y realizamos.

6. El dinero como instrumento. Ciertamente, el dinero – como todo lo físico y material – tiene una vibración débil, neutra, requiere de una fuerza mayor que la active y organice. El dinero es un medio de intercambio, de instrumento o herramienta para lograr otras instancias o situaciones mejores. El dinero y las riquezas materiales, nunca son un fin en sí mismas.

Al respecto, el filósofo holandés moderno Bernard Spinoza, señala que las riquezas materiales – dinero incluido – son bienes verdaderos cuando los utilizamos para alcanzar o adquirir Bienes superiores y supremos, como permitir la “unidad del Espíritu con la Naturaleza, del ser humano con el prójimo, con el universo y el Todo". Por consiguiente, los bienes son verdaderos cuando ayudan o colaboran a enriquecer la existencia de energía suprema y divina, vale decir, de Amor, Gozo y Paz.

Como dijimos anteriormente, es preciso controlar todo cuando tenemos, interior y exteriormente. Una de estas acciones a dominar y dirigir, es aprender a ganar dinero inteligentemente, administrarlo y saber como ocuparlo, en beneficio de nosotros mismos y de todo quien nos rodea.

7. La búsqueda del bien común. El objetivo primero debe ser el bienestar de la comunidad en que vivimos, pues somos parte importante de ella. Las personas son auténticos sujetos de la historia, protagonistas de la misma, cuando trabajan para el desarrollo y crecimiento de la humanidad. La prosperidad, la justicia y la libertad solo serán posibles cuando dejen de ser consignas insufladas por políticos de turno a la multitud vociferante, sino, por el contrario, en los tiempos en que seres humanos sanos, conscientes e íntegros, se aboquen a la ineludible tarea de construir sociedades mejores para todos.

La abundancia de vida comienza en cada ser humano que descubre, reconoce y potencia su verdadera razón de ser, que no es otra sino la de estar y permanecer en unidad con sus congéneres. En otras palabras, es menester develar y dar sentido trascendente a nuestro habitar y quehacer en el mundo, es imprescindible que nos comportemos como los seres universales que, en verdad, somos. Así, el breve paso por este planeta no será en vano.

La auténtica abundancia se mide no por lo mucho que podemos acumular, atesorar y mostrar, sino por el noble cumplimiento de nuestro compromiso con nosotros mismos y con la humanidad. Esta es la grandeza que caracteriza a los hombres y mujeres reales, en los cuales se concreta, de manera efectiva y sublime, la cooperación, la entrega, la solicitud y el amor.

 

 

Docencia e investigación en filosofía

Universidad de Chile

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