Opinión
Solidaridad por el Tolima e Ibagué
Por Samuel Gómez
Solidaridad es la palabra que se vuelve realidad hoy en día, solamente, en ocasiones en que se presentan siniestros, se cometen delitos y hay injusticias. Ante esas situaciones se concita la presencia de todos sin distingo; es un acto que está lejos de interés alguno porque brota del sentimiento de las personas, los países, las instituciones, del mundo entero; y entonces desaparecen las rabias y aparecen las soluciones, llegan las ayudas y queda la satisfacción del deber cumplido.
El reciente terremoto de Turquía unió al mundo y la pérdida de los niños en la selva entre Guaviare y Caquetá nos tuvo a los colombianos en vilo durante 40 días y aún extrañamos a Wilson el canino héroe de esa jornada de rescate; el sentimiento une multitudes.
La situación de Ibagué y del Tolima es catastrófica; ambos con la segunda tasa de desempleo más alta entre ciudades y departamentos, 18,6% y 15,7% respectivamente, con indicadores de pobreza significativos, inseguridad rampante, lamentable estado de vías secundarias y terciarias, con escasa captura del presupuesto nacional vía oferta institucional, una acelerada pérdida de importancia dentro del contexto nacional y unos focos de corrupción reconocidos a nivel nacional ejercido por clanes que se han perpetuado en el poder con la estrategia de gobierno en cuerpo ajeno utilizando personas que se someten a las decisiones y actuaciones como marionetas .
Si esto es una catástrofe, porqué no llamar a los ibaguereños y tolimenses a la solidaridad y sin distingos de partidos, credos, intereses, formar un colectivo social y político por la reconstrucción del Tolima y su capital y la dignificación de la política.
En primer lugar, la ciudadanía debe de reaccionar y contribuir a mejorar el rumbo del departamento y la ciudad, tomando la decisión de un voto castigo contra quienes han usufructuado el poder para beneficios personales sin retribuirle nada a la región.
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En segundo lugar, los partidos políticos no alineados con el gobierno regional, comenzando por los que hicieron parte del Pacto Histórico y frente amplio y luego los que siendo de partidos tradicionales rechazan la forma cómo se ha gobernado el Tolima.
En tercer lugar, los gremios, instituciones privadas y empresarios que no comparten, cómo una fracción de sus integrantes, se han alejado de la filosofía central de contribuir al desarrollo y progreso de la región y se han enquistado en el camino torcido de la misma rosca de quienes hoy ostentan el poder.
Pero para que esto sea realidad se necesita creer no tanto en un candidato, sino en un proyecto político, en donde quepamos todos con ideas y con participación real, liderado sí por una sola persona y con el apoyo de todos, no hay oportunidad para divisiones, necesitamos al Pacto completo, al partido Liberal completo, a los conservadores que no son gobierno regional, al equipo del exparlamentario Jaime Yepes completo. Necesitamos hacer ese esfuerzo.
Mauricio Jaramillo Martínez, está liderando la mayoría del colectivo propuesto, pero se requiere que quienes estamos, creamos y trabajemos por esa posibilidad y que quienes no han llegado lo hagan con la convicción de que no podremos ser inferiores al reto de reorientar la política y el rumbo del Tolima.
Y en cuanto a la alcaldía de Ibagué, hasta hoy, un solo candidato, Marco Emilio Hincapié R., ha tenido la valentía de enfrentar y denunciar el desmadre y la corrupción en que está sumido el municipio y de proponer soluciones posibles para los problemas del agua, del empleo de la seguridad, de la movilidad, la educación y la salud; es un joven que tiene las soluciones en su cabeza, que las sabe transmitir para que los ciudadanos las entiendan, un joven que ama a Ibagué y lo más importante, que no acepta sobornos .
A él lo acompañaremos en esta lucha y sabemos que la mayoría de ibaguereños de manera silenciosa lo premiaran con su voto. Ojalá y todavía es tiempo, para que en diálogo constructivo se puedan hacer acuerdos para que el pacto histórico y los verdes lleguen unidos, con la seguridad de que así, la victoria sería inobjetable.
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