Opinión
Seremos unos sinvergüenzas si votamos por los mismos
En este país del Sagrado Corazón, los ciudadanos cada día despiertan para enterarse de un nuevo escándalo de corrupción. Miles de millones de de pesos (ahora son dólares), que podrían haberse aprovechado en la construcción de carreteras y puentes técnicamente funcionales, edificación de sólidas instituciones educativas que le permitan a las futuras generaciones levantarse con conocimientos reales de la tecnología moderna, adecuación y fortalecimientos de hospitales para atender la deteriorada salud de los colombianos, potabilización del agua y construcción de redes de alcantarillado que son el primer problema de salubridad o al menos,
mitigar la hambruna que se siente en todos los rincones de nuestra geografía, se van para las abultadas billeteras de dirigentes inescrupulosos que se apoderaron de las cómodas poltronas del Ejecutivo, el Congreso, los mal denominados entes de control y sobre todos de la Justicia que no se aplica a ninguno de estos corruptos.
Reficar, Dragacol, Saludcoop, Las regalías, Cafesalud, el cartel de la hemofilia, el de los pañales, el del papel higiénico, el de la alimentación infantil, los escándalos de contratación pública, el saqueo de los hospitales, es un festín en el que toman parte Representantes a la Cámara, Senadores, Ministros, Gerentes de Institutos Descentralizados Gobernadores y Alcaldes. Los múltiples elefantes blancos que existen por todas partes, en el caso del Tolima el Distrito de Riego del Sur, el Túnel de la Línea, la Navegabilidad del río Magdalena, el panóptico, e infinidad de inversiones en carreteras que jamás se construyen, las coimas en todos los quehaceres del Estado, hacen difícil determinar cuál es el caso de corrupción mas grande, grave o aberrante.
El robo de los recursos públicos es más indignante si se tiene en cuenta que el gobierno se vive quejando por falta de recursos y el que el “MARAVILLOSO CONGRESO” que tenemos, acaba de aprobar una reforma tributaria para recaudar más de seis billones de pesos que toca el bolsillo de los colombianos, pero no el de ellos, que poseen el salario más alto de los integrantes de la rama legislativa en todo el continente.
Nuestros incomparables padres de la patria curiosamente están inmersos en la gran mayoría de la, podredumbre que inunda las regiones. Todos piden por ayudar a conseguir un puesto, por dar vía libre a un contrato, por intervenir ante las autoridades para evitar fallos, algunos hasta por el saludo ya cobran.
Las dependencias del Estado son propiedad privada de algunos políticos. Caso concreto en el Tolima: La Escuela Superior de Administración Pública en donde cualquier ciudadano que logra un contrato o una posibilidad de trabajo, tiene que ser abyecto servidor de un voraz representante a la Cámara que ahora aspira a ser senador de la República. Lo mismo ocurre con otro que se apoderó de la Universidad del Tolima, el Sena tampoco es ajeno a esta situación y nos haríamos interminables puntualizando los exabruptos de nuestros políticos, los mismos que aprobaron la reforma Tributaria, los mismos que saquean el país, los mismos que ahora descaradamente quieren que volvamos a las urnas a votar por ellos en una nueva legislatura. ¿Seremos tan sinvergüenzas para volverlo hacer?
Por: Edgar Antonio Valderrama
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