Opinión

Se aprovecharon de nuestra ignorancia, pero ahora lo sabemos

Se aprovecharon de nuestra ignorancia, pero ahora lo sabemos

Por: Luis Orlando Ávila

Pareciera una sentencia de actualidad que nos identificara como la nación colombiana que pudiéramos ser, pero no lo es.

La ha dicho Edward Snowden, el ex agente del organismo gringo de inteligencia NSA, hoy en entrevista telefónica publicada en el diario The Guardian desde su refugio en Rusia, quien para esta misma fecha, hace 5 años, decidiera desde su cómoda vida de yupi en su oficina en Hawái (casa de seguridad, le llaman) que no podría vivir tranquilo, al saber que sus jefes vigilaban y escuchaban más de 8 millones de cuentas de internet y líneas telefónicas en solo USA y en Europa, sin que los vigilados lo supieran, desde el mítico país de las libertades.

Ese 4 de junio de 2013 cambió su vida y la de todos nosotros, cuando desde un hotel en Hong Kong le entregara a los periodistas Glenn Greenwald (The Guardian) y Barton Gellman y Laura Poitras (The Washington Post), lo que sería la mayor filtración sobre como los organismos de inteligencia gringo (NSA) y británico (GCHQ) y las grandes corporaciones de internet (Microsoft, Yahoo, Google, Facebook, PalTalk, AOL, Skype, YouTube, Apple), a través de una estrategia de software´s llamada PRISMA (The Guardian), trabajaban juntos haciéndose favores mutuos, para a cambio vigilarnos a todos.

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Aunque no tan sofisticada, pero quizá (algún día se sabrá) con algo de ayuda de la NSA o de la CIA gringas o de la MOSSAD judía o del mismo MI6 o la GCHQ británicos, nosotros tuvimos en Colombia nuestro propio PRISMA: las salas ANDROMEDA (diario El Espectador), cuyo único fin era (y es) acabar con la Paz lograda con las FARC-EP y el nunca dejarnos huir con vida de nuestros cien años de soledad en guerra.

A pesar que solo públicamente se ha conocido el 1% de lo que Snowden le sustrajó a los gobiernos de las potencias y a sus corporaciones que les eligen a sus mandatarios, eso mismo bastó para que desde entonces la encriptación (programa de computación que no permite la violación de comunicaciones, el rastreo de llamadas o mensajes) se volviera moda, dado que antes de ese día solo era cuestión de algunos paranoicos o de selectos blancos de ataques por el poder corporativo mundial, ha dicho para la misma entrevista, Jillian York, director internacional para la libertad de expresión del grupo de acción de derechos digitales Electronic Frontier Foundation.  

Y como lo celebra en la entrevista el mismo Snowden, respecto del solo 1% que la prensa filtró en 2013: “… la gente todavía no tiene el poder para detener (la vigilancia masiva), pero lo estamos intentando. Las revelaciones hicieron que la pelea fuera más pareja…". 

Quizá, como colombianos no festejemos el aniversario que cambió el poder mundial que poseen las corporaciones de internet y a los mismo gobiernos que estas ayudan a elegir, con la misma sinceridad y fervor de Snowden, pero una cosa si es cierta: la vigilancia de nuestras vidas privadas y nuestras comunicaciones, que desde la fatal presidencia de Cesar Gaviria pasando por las de Samper, Pastrana hasta los Uribes y sus Santos con sus miles de contratos y millones de dólares con gastos reservados de las FFMM, Policía y Fiscalía General de la Nación, a la parentela latinoamericana de las NSA, GCHQ o MOSSAD, están lejos, muy lejos, de llevarnos a una pelea pareja entre sociedad vs gobierno nacional más cogobierno multinacional, como si lo puede aseverar Snowden.

Esa reserva del 99% de las filtraciones de lo que son capaces de hacer los organismos de inteligencia en alianza con el poder corporativo mundial, es lo que tiene aún con vida a Snowden, y porque no, a los mismos periodistas que le recibieron la información en varias usb y discos compactos, que luego, como lo registro para la misma historia del periodismo moderno el diario The Guardian, “el surrealista momento que The Guardian destruye los archivos de Snowden”, tuvo en el sótano de su sede en Londres, su editor Paul Johnson  que destruir delante de dos incognitos delgados de la NSA y del GCHQ, en uno de los episodios donde la prensa libre puso, por un instante, de rodillas al poder mundial, a cambio de conservar con vida a sus periodistas y de una sociedad con derecho a ser plenamente informada.

Quizá lejos estará la prensa colombiana de poner de rodillas el poder oscuro de quienes han gobernado a Colombia desde el lamentable y patético Cesar Gaviria hasta hoy. 

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Pero la vuelta de tuerca que da la historia de la vileza, permitirá algún día saber de qué criminales alianzas se echó mano para además de vigilarnos, torturarnos, desplazarnos y hasta desaparecernos, no solo con software sino con falsos positivos, capturas masivas, seguridad democrática y, claro, la temible confianza inversionista, que entre otras, hoy tiene a punto de ahogar a decenas de miles de familias y sus humildes hogares de más de cuatro municipios, trasmitido en vivo y en directo (¡no se puede llegar más bajo!) por la prensa corporativa colombiana, que jamás celebrará el 4 de junio de 2013.

PD: Cuando los editores del The Guardian y del The Washington Post corroboraron los archivos, llamaron telefónicamente a las oficinas de la NSA en USA y de la GCHQ en Londres, dándoles solo dos horas antes de publicarlas.  Quizá fueron las dos horas que la prensa libre jugó su histórico papel, para bien de las sociedades libres e informadas.

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