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Opinión

Por falta de quorum

Por falta de quorum

 Por Carlos Alberto Estefan Upegui - Exgobernador del Tolima.


Por falta de quorum se hundió la Reforma Política en el Senado de la República. Otra vez el Congreso «atravesado como una mula en el camino». Saboteo, inoperancia, pereza, indolencia, negligencia, inactividad, son todas expresiones que contrastan con la función que le corresponde verdaderamente desempeñar al órgano legislativo en el ejercicio pleno de uno de los tres poderes consagrados en la Constitución Nacional.

Comenzó el desorden cuando la Comisión Séptima hundió la Reforma a la Salud con el voto negativo de nueve senadores de esa célula legislativa.

Tristes desconocidos que se supone le hicieron un grave daño al país; y luego al igual, muy recientemente las comisiones económicas de Cámara y Senado apoyaron la ponencia del Centro Democrático para archivar el proyecto de Ley de Financiamiento, sin siquiera discutirlo.

Ahora, como si eso fuera poco, en una demostración más de su inoperancia, las bancadas de Cambio Radical y del Centro Democrático se retiraron para no votar la Reforma Política. Insensibles a las necesidades sociales, falta de moral y de ética.

A dónde queda entonces, lo establecido en la LEY 5 DE 1992 “Por la cual se expide el Reglamento del Congreso, el Senado y la Cámara de Representantes”, ¿específicamente lo dispuesto en el artículo primero numeral 3 que hace referencia a "...garantizar no solo la constitucionalidad del proceso de formación de las leyes, sino también los derechos de las mayorías y las minorías y el ordenado adelantamiento de las discusiones y votaciones?”. Todo ello en el entendido de que se trate de un Congreso deliberativo y en constante actividad, no ausente y mucho menos saboteador tal como lo define la RAE que es quien “expresa sentimientos negativos de manera constante, a veces de forma inconsciente como “No se puede” o “es imposible", aunque la diferencia y ahí está lo más grave, es que para el caso que nos atañe casi siempre se trata de una actitud consciente y de mala fe, con plena advertencia y total convencimiento, cuyo único fin es no dejar gobernar.

Y si bien es cierto, la función del Congreso es aprobar las leyes y ejercer el control político sobre el gobierno y la administración, debe hacerlo de manera diligente y sustentada en argumentos. En democracia se respeta la libre expresión y el derecho al disenso como garantía de la ciudadanía para ejercer el contrapeso a los poderes establecidos, pero no mediante el bloqueo, la inactividad, el ocio y la conspiración, mucho menos esquivando el debate. Sin embargo, el sueldo si lo reciben completo y además con prima extra... ¡Qué horror!!

La división de poderes surge para evitar la tiranía y el despotismo del poder ejecutivo.” Pero entonces, que puede decirse de la tiranía de un Congreso que busca satisfacer exclusivamente sus propios intereses en contravía del bienestar general.

Fundamental para una democracia es el desempeño eficaz y ajustado a las normas de sus tres poderes públicos, porque: “Si la mesa está apoyada en un buen  trípode, es imposible que cojee”.

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