Opinión

¿Oposición constructiva o intereses ocultos?, análisis marcha 21 de abril

¿Oposición constructiva o intereses ocultos?, análisis marcha 21 de abril

Por Samuel Gómez Ramírez


En Colombia, por ser una democracia, siempre se ha tenido la posibilidad de que quienes no estén de acuerdo con las políticas del Gobierno o por la forma como se gobierna, lo manifiesten a través de los medios o saliendo a las calles.

En épocas anteriores la presencia de la oposición y sus manifestaciones, por ser de izquierda, no tuvieron eco en los medios de comunicación y su presencia en las calles siempre se asimiló con los paros estudiantiles o con las marchas de los trabajadores.

Hoy la situación es diferente, hay un gobierno no de izquierda, sino progresista que convocó a los de la oposición de siempre y a millones de Colombianos que creímos que el cambio era necesario y éramos conscientes que ese hecho traería sus consecuencias, pues se trataba ni más ni menos de romper la hegemonía de una clase política y empresarial  resistente al cambio en las instituciones, en el sistema de salud, en la educación, en el sistema pensional, en la revisión de los tratados de libre comercio, en el manejo del medio ambiente, etc., que mal venían funcionando, pero que representan la fuente de su riqueza, pues para nadie es un secreto que casi el 50% del PIB está en manos del 10% de las familias más ricas del país.

Este Gobierno, como nunca antes se había hecho, llamó a la concertación y al diálogo, entregó más de  la mitad del Gobierno a quienes no lo habían acompañado reconociendo capacidades técnicas o representación política, se reunió con todos los lideres de los sectores y respetó la presencia de la mayoría de mandos medios en las diferentes instituciones de Gobierno; nos costó trabajo entender a quienes hacemos parte de este gobierno, porqué la oposición en el poder y quienes trabajamos, estábamos aislados.

Pero no fue suficiente, porque la concertación llegó hasta cuando se tocaron sus intereses en las reformas en el sector minero energético, el sector salud, el sector agrario y la lealtad de los funcionarios se extinguió cuando vieron comprometido su camino de tecnócratas, que ha sido patrocinado siempre por los más pudientes en defensa de su modelo de desarrollo.

Y entonces vienen los de siempre, ahora oposición, y utilizan los medios de comunicación para malinformar a la opinión pública, distorsionar lo que sucede, desconocer los avances del gobierno, consolidar el contubernio político-empresarial y finalmente conducir el país a marchas populares como las acontecidas el domingo pasado, que hay que reconocerlo, tienen su mensaje y a pesar de saber que fueron inducidas, como en las elecciones de Congreso, o en el plebiscito por la paz, son válidas en una democracia y por tanto merecen su atención.

Lo que no se entiende es porqué cifras como: inflación 7.3%, dólar a $3.800, tasa de desempleo 10% todas más bajas que las del gobierno anterior, precio de los fertilizantes 40% más baratos, inicio de recuperación de la red ferroviaria y fluvial con inicio de transporte de bienes desde La Dorada Hasta Santa Marta por empresas como Bavaria y Cemex, aumento de presupuesto para educación a 54 billones de pesos, aumento de turistas llegados hasta 3.8 millones en 2023, condonación de las deudas a 48.000 jóvenes en ICETEX, mayores incautaciones de cocaína por año, atención con bonos de $223.000 para los abuelos, etc. el país no las conozca.

Algo pasa en el Gobierno, no hay comunicación con la ciudadanía para mostrar resultados, les falta gerentes que dinamicen la inversión, mantienen a las fichas claves de la oposición en los mandos medios de las entidades del gobierno y se ha caído en la trampa de abolir el sistema consenso- disenso y reemplazarlo por el de autonomía; el domingo llegó un mensaje para tener en cuenta.

El progresismo es una fuerza que sabe que el cambio no es fácil, que las luchas por venir son muchas y por tanto cree en este Gobierno y lo apoya, pero también espera que enrumbe su camino con más sintonía con la ciudadanía, más inversión y la recuperación de la  confianza de aquellos que acompañaron el proceso de cambio y hoy se sienten inconformes; el primero de mayo saldremos a apoyar al Gobierno y sus reformas y el día siguiente el país entenderá que hay oposición pero también hay Gobierno; el diálogo nos espera.

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