Opinión

Manyoma, la salsa fratricida que no se bailará

Manyoma, la salsa fratricida que no se bailará
 

Por: Luis Orlando Ávila Hernández

Ingeniero Agrónomo y propietario de la extinta Tienda Cultural LA GUACHARACA 

 

El 14 de enero anterior, fue asesinada Emilsen Manyoma y su esposo Joe Rodallega, ambos líderes defensores de Paz, en la zona rural del otrora idílico Puerto de Buenaventura.  El grupo guerrillero FARC EP, hoy en tránsito de reintegro a la vigente Constitución de 1991 y a la amnistía, investigó en menos de una semana, y el 19 de enero mediante comunicado, denunció que el responsable de los crímenes fue el hermano de la defensora cívica y desertor guerrillero Marco Antonio Manyoma, alias “Camilo Robledo”, a quien las víctimas habían recriminado por su deserción y robo de armas en diciembre y por su nuevo obrar como delincuente y traficante.

 

En la desigual y tan democráticamente desinformada guerra de más de 50 años, junto a estos hechos execrables que solo conocieron de primera mano algunas decenas de miles de campesinos, soldados, policías y guerrilleros – deentonces y de ahora –, bajo la edulcorada cultura reinante desde los 80 del siglo anterior, con la cual el “traqueto”  o el “echa’opa’lante”, todo lo puede al ritmo del sonsonete de la misoginia reguetonera o de las repetitivas armonías, de lo que acá se ha dado en bautizar como “música del despecho” en claro desafío de la vulgaridad corporativa mediática a todo concepto universal de la música: generan y pueden generar a muchos “Manyomas”, claro, del talante criminal y fratricida, como el denunciado desertor.

 

Los áulicos prepagos de la guerra, ese gran negocio de los ávidos comerciantes de la ultraderecha – de entonces y de ahora–, estarán prestos con sus noticieros de TV, sus emisoras, sus periódicos, sus revistas, sus portales y sus redes sociales, o en alguna mística sala Andrómeda, a hacer de Manyoma el fratricida, su justa causa, su otra salsa, su otro baile: su segundo baile rojo.

 

Tal vez –pero solo tal vez– y eso debido quizá al estrés postraumático (PST) o quizá a la impuesta marginalización heredada de uno que otro miliciano o combatiente, el bienvenido partido político de las FARC EP, tendrá que hacer en los meses por venir, algunas investigaciones más, en clara obediencia a su irrenunciable ética revolucionaria y en el pactado cumplimiento de la ley y la Constitución, a la cual han jurado regirse.

 

Pero con lo que nunca contaran los neo convocantes al nuevo baile (paradójico que a los asesinos y despojadores de siempre, se les llame ahora neo) a la nueva salsa – ala que se sumó el vergonzante Manyoma el fratricida –sea el silencio cómplice del nuevo partido político de las FARC EP, como es costumbre y tradición, desde el fallido Estado del Frente Nacional.

 

Por ello, y para ello reposa en alguna bóveda en Suiza, lo pactado en la Habana, primero firmado en Cartagena y luego en el entrañable Teatro Jorge Eliecer Gaitán: para cumplirse, ¡tal cual!.

 

Vendrá pronto lo de siempre, lo desde hace 50 años: la alharaca corporativa mediática de los neo en sus noticieros de TV y en sus salas Andrómeda, perorando que hasta los constantes temblores de tierra, los altibajos del cambio climático,los papeles de Panamá, Odebrecht, así como que los asesinos y violadores de la elite neo, son culpa del Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una Paz estable y duradera del 24 de noviembre de 2016.

 

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