Por: Óscar Viña Pardo

Desde mi perspectiva la exministra Carolina Corcho es una de las responsables de la actual crisis del Gobierno Petro. Creer que era dueña de la verdad y no escuchar a los partidos políticos, pese al esfuerzo del presidente Gustavo Petro por llegar a consensos, llevó al país hasta esta situación.  

De nada servía tanta “reunionitis” con los partidos opositores a la reforma, para que al final en los textos presentados en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes no se tuviera en cuenta las posturas de los congresistas. 

Es difícil creer que solo ella y sus copartidarios más cercanos eran dueños de la verdad absoluta. Su terquedad y soberbia ponen en una situación complicada la democracia, porque el presidente acudirá ahora al estado de opinión como mecanismo para legitimar sus reformas.

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Pero los congresistas, al igual que el presidente, fueron elegidos por voto popular, y desde sus responsabilidades deben actuar en consecuencia, respetando el Ejecutivo y el accionar del Legislativo.

El nombramiento de Guillermo Alfonso Jaramillo como nuevo ministro de Salud era un as bajo la manga que guardaba el presidente Petro y que no esperaba utilizar, porque Bogotá pierde un excelente candidato a la alcaldía. Sin embargo, se necesita en estos momentos de personalidades como Jaramillo que, no solo es experto en salud, sino un político con muchos años de experiencia en el senado. 

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Son ocho los nuevos altos funcionarios, visiones con más consenso que disenso que tienen bajo su espalda ayudar a sacar las reformas que necesita el país. Esperemos que no sea tarde para el país y que especialistas como Jaramillo le permitan retomar la Reforma a la Salud teniendo en cuenta a los demás.