Opinión
Ibagué debe optar por un cambio
Por Rubén Darío Garay Triana -Especialista en Prevención, Reducción y Atención del riesgo de Desastres, Maestrante en Cambios Globales y Gestión del Riesgo de Desastres
En Ibagué se ha visto mermada la capacidad del municipio para hacer frente a una correcta y asertiva gestión del riesgo de desastres “dejando claro que este tiene trazabilidad con todas las acciones antropogénicas y naturales existentes” y que han llevado a acrecentar los conflictos socio políticos locales y posicionándonos de manera negativa en el ojo del huracán a nivel nacional.
La desigualdad, la inseguridad física humana, la inseguridad ambiental, la inseguridad alimentaria, el desplazamiento interno y la presencia de refugiados extranjeros, la falta de planificación territorial, el poco desarrollo, los conflictos politiqueros, la falta de oportunidades laborales y profesionales, la pérdida de confianza en las instituciones públicas, en resumen una sociedad politizada y pobre, desilusionada e incrédula que ha sido obligada a sobrevivir y buscar oportunidades a punta de zalamerías, lambonerías y humillaciones llenas de lagartearías, de padrinos, sobornos y de palancas.
Una clase y clanes político-administrativos perpetuados destinados a cazar conflictos personales y al aumento de sus arcas económicas como viles piratas buscando dónde está el tesoro para ultrajar la riqueza.
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Sin importarles el ritmo de las alteraciones provocadas por el cambio climático creyendo quizá que esto no es problema de nosotros y asumiendo que la elevación del nivel del mar, el retroceso del hielo ártico, la desaparición de especias de flora y fauna, la variabilidad extrema de las precipitaciones y aumento de la frecuencia e intensidad de estas, nada tiene que ver con que las sociedades tengan que afrontar situaciones recientes de emergencias y/o urgencia que pueden desatar desastres; Pues solo piensan en sí mismos y no en las comunidades que los eligieron.
¡Pues bien! quiero manifestar que todas estas dinámicas van a tener repercusiones que hoy vivimos y que aumentarán, dejando en estado de vulnerabilidad y poniendo en riesgo no solo la vida de quienes se exponen, sino también del ecosistema, la economía y el desarrollo del territorio.
Es claro que si no efectuamos acciones locales prospectivas, los recursos básicos hídricos y alimentarios de los cuales dependemos para nuestra subsistencia, nuestra seguridad y la prosperidad del municipio, manifestarán un grave debilitamiento de los procesos humanos.
Si los administradores locales junto con sus gabinetes y nosotros como ciudadanos no somos capaces de amortiguar ese efecto, los riesgos de conflictos e inestabilidad van a aumentar y serán más difíciles de controlar.
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Por eso es importante que nosotros como ciudadanos en las elecciones locales del 29 de octubre elijamos por un cambio para que Ibagué sea la verdadera ciudad musical, resiliente, amable, prospera, ambiental, segura y se convierta en la capital latinoamericana de gestión del riesgo de desastres y nos convirtamos en el verdadero corazón del cambio para Colombia.
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