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Opinión

Hacía rato estaba cantado el retiro de ‘Rubencho’ del liberalismo

Hacía rato estaba cantado el retiro de ‘Rubencho’ del liberalismo
[LetraCapital Letra="N"]o es sorpresa el retiro del liberalismo del dirigente Rubén Darío Rodríguez Góngora, era una jugada que venía preparando desde hace varios meses y, que, nosotros la advertimos y desenmascaramos la pantomima, que venía representando para intentar salir como mártir.

 

Ahora, le agrega nuevos ingredientes a su obra de opereta para darle un final inverosímil, olvidadizo y menos creíble. Dice en su carta de renuncia ante la Dirección Nacional del Partido Liberal, entre otros discutibles ‘argumentos’ que los actuales concejales liberales no lo acompañaron en la pasada campaña electoral, porque se dividieron entre Toledo y Jaramillo. Es difícil que pueda probar esta afirmación, porque crease o no, las orientaciones de Mauricio Jaramillo como el resto de su equipo, era votar por Rodríguez, pese a que su hermano, desde que se lanzó, eran claras las opciones de triunfo como efectivamente ocurrió.

 

La elección de Guillermo Alfonso, fue por el voto de opinión, su mensaje llegó a los ciudadanos que estaba cansados de sucesivas administraciones robándose la ciudad y nada pasaba. El candidato liberal a la alcaldía, acusaba un visible desgaste político por haber ocupados dos veces la alcaldía, secretarias de Despacho, estar en el Congreso, la Asamblea y el Concejo durante muchos años y no haber mostrado nada relevante.

 

Otra de las perlas de ‘Rubencho’ , es que se va, porque el liberalismo apoyó a un candidato conservador que se hizo pasar por liberal y que después levantó los escándalos de corrupción con los Juegos Nacionales, refiriéndose a Luis H. Rodríguez. Nosotros nos preguntamos ¿Acaso Rubén Darío Rodríguez, no se echó al hombro a Luis H. y lo paseo por todos los barrios, veredas y corregimientos de Ibagué pidiendo que votaran por él a la alcaldía? ¿Acaso no se acuerda que existe el registro de videos y fotográficos la noche del triunfo de Luis H. cuando al lado del Senador Santos y de toda la dirigencia liberal, él, Rubén Darío, le levantaba las manos del perverso excalde  como si fuera Emperador romano conquistando territorios? Negar su responsabilidad política en esta elección nefasta es imposible.

 

Lo mismo ocurre con la secretaria que ejerció Orlando Arciniegas en el liberalismo. ¿Por qué solo hasta ahora viene hablar de eso? ¿Por qué no lo hizo antes?

 

Y por último saca a relucir a John Esper Toledo, como motivo de su planificado y calculado retiro del liberalismo es peregrino. Si bien el excandidato a la alcaldía a mostrado su intención de regresar al liberalismo hasta el momento no existe nada concreto, menos una candidatura suya a ningún cargo de elección popular. Esta causa como las anteriores, son simples explicaciones oportunistas como por maquillar su salida.

 

La carta-renuncia de Rubén Darío Rodríguez a ser liberal, más parece un débil catalogo de trashumancia política que un documento ideológico donde verdaderamente fije pautas y cuestionamientos éticos y morales; además, porque está impedido para hacerlo, él mismo ha formado parte de todo lo que denuncia y no se puede lavar las manos con jabón perfumado de fino tocador.

 

COLETILLA: Los lectores que deseen profundizar más sobre el cantado retiro del liberalismo de Rubén Darío Rodríguez, los invitamos a leer: “‘Rubencho’ de tumbo en tumbo” (mayo 10 de 2016), “ ‘Rubencho’ deja dudas, Toledo afirmaciones” (abril 20 de 2016),  que escribí en el portal El Olfato, y que las transcribo a continuación en tu totalidad:

 

‘Rubencho’ de tumbo en tumbo

Por: Humberto leyton

 

Las decisiones políticas tomadas por el dirigente liberal Rubén Darío Rodríguez, en los últimos meses, son tan predecibles como el día y la noche y tan erráticas como montar a caballo al revés.

 

Ya en nuestra columna del 20 de abril pasado, publicada en este portal (Ver: ‘Rubencho’, deja dudas, Toledo afirmaciones), con meridiana claridad pronosticamos todo lo que iba a ocurrir en las asambleas departamental y municipal del liberalismo que concluyeron el fin de semana pasado, en lo que respecta a la actitud, al menos incomprensible, asumida por el grupo que orienta Rodríguez Góngora. Solo faltaba que estos eventos se realizaran para entender el resto de la trama y las pretensiones que perseguían.

 

Como lo dijimos, era extraño que ‘Rubencho’ no se inscribiera en ninguna de las listas y que se marginara por voluntad propia del máximo certamen del liberalismo, para no asumir ninguna responsabilidad política, pero que en cambio, embarcara a su tropa y él se quedara en la playa. Pues bien, lo que planificaron no fue leal ni honesto políticamente hablando. Se supo que en los municipios del Tolima, el excandidato a la alcaldía de Ibagué en las pasadas elecciones, recibió el apoyo del congresista Carlos Edwar Osorio, del partido de la U, y de los barretistas ‘pura sangre’, así como el Contralor Departamental, Edilberto Pava, con el fin de derrotar a Mauricio Jaramillo y sus amigos; y, en la capital del Tolima, el propio Rubén Darío Rodríguez, a través de declaraciones a la radio, confirmó que había recibido el respaldo del nefasto Jesús María Botero, y de “otros amigos”, con los mismos propósitos.

La gavilla contra Jaramillo era grande, y pese a la injerencia de otros movimientos en las elecciones internas del liberalismo, no lograron derrotarlo; aun más, el dirigente viajó al exterior con más de un mes de anticipación a estas elecciones y solo regresa al país, esta o la próxima semana, marginándose del trabajo práctico y de la mecánica electoral propia de estos eventos. Es decir, en ausencia los venció.

Esto nos indica que sus amigos, encabezados por el senador Guillermo Santos Marín, cumplieron bien la tarea y que la tendencia Socialdemócrata se mantiene como sector mayoritario del liberalismo en Ibagué y el Tolima.

Y ahora que la realidad política del liberalismo le mostró a ‘Rubencho’ y sus queridos aliados que no pudieron tomarse los Directorios Departamental y Municipal ni con ayuda foránea, salen a decir que no tuvieron garantías e inventarse cuentos como los poderes de delegados por teléfono y una serie de cosas que ni ellos mismos se las creen, porque tanto el registro de delegados para establecer el quórum como el desarrollo de las asambleas fueron avaladas por los Delegados de la Registraduría del Estado Civil presentes en las reuniones, y en la de Ibagué, participó el codirector nacional del Partido Liberal, Horacio Serpa.

Esta situación estaba debidamente calculada y planificada por el sector ‘rubenchista’, para no asistir a las asambleas y luego buscar pretextos, sacar la maleta y no aceptar las decisiones de las mayorías, al ver que no pudieron lograr sus objetivos de apoderarse del liberalismo. Ahora, su derrota la tratan de apalear con nuevos errores, ambigüedades, rodeos o actitudes ambivalentes y bifrontes a las que nos tienen ya acostumbrados, tal como lo afirmamos en la nota citada del 20 de abril.

En tales circunstancias, no se nos entrañe que la señora Martha Villarreal, esposa de Rubén Darío Rodríguez, quien ejerce influencia extrema sobre el dirigente político, y quien al parecer es el verdadero poder de decisión detrás del trono, aparezca en la conformación de la lista de Cámara de la U, por el sector de Carlos Edwar Osorio, cosa que ha comenzado a rumorearse con insistencia en círculos políticos; además que la pareja de esposos comenzó a recibir gabelas burocráticas de la administración Barreto y próximamente contratos.

Pero estos acuerdos entre bambalinas también llevan implícitos compromisos políticos de apoyar las candidaturas al Senado del primo del gobernador Barreto, Miguel Barreto, por el partido conservador y de Osorio, de la U, lo que no sabemos es cómo se van a dividir para cumplirle a los dos, cuando ya se sabe que Jorge Tulio Rodríguez será la cabeza de lista de la U, de su entrañable amigo Carlos Edwar, y por ende, la señora Villarreal no tendrá mayores posibilidades en esta lista.

Tampoco es clara la posición del “año sabático” que dice se tomará Rodríguez Góngora para definir su situación política, toda vez que tiene conversaciones y compromisos con los conservadores de Barreto y los de la U de Jorge Tulio Rodríguez y Carlos Edwar Osorio.

¿Ahora sí entendemos la pantomima montada de la falta de garantías de la asamblea liberal? Solamente querían buscar subterfugios para abandonar el liberalismo saliendo de mártires.

¿Ahora sí entienden por qué los diputados Jaime Ospina Galindo y Graciela Vergara (liberales saraviados y mermelados), están con la administración departamental y como bastón tienen a Rubencho?

Todos estos actos inconsecuentes en la actividad política han hecho que algunos dirigentes de ese sector abandonen sus toldas, como en el caso de Alfonso David Duran y otros, que inclusive asistieron a las asambleas liberales y que se quedaran en esa colectividad.

Y pensar que Rodríguez Góngora tuvo todo a su disposición para convertirse en jefe liberal cuando Mauricio Jaramillo le ofreció su respaldo al Senado con la salida de Guillermo Santos, quien sostiene, irrevocablemente, que no aspirará más a ese cargo. Que pudo tener la mitad de los directorios Departamental y Municipal de Ibagué del partido, y por su miopía, falta de olfato y talento político renunció a ellos con evasivas insulsas.

‘Rubencho’ en política va de tumbo en tumbo, dándose contra las paredes, y no se sabe dónde irá a parar.

 

 

‘Rubencho’ deja dudas, Toledo afirmaciones

 

POR: HUMBERTO LEYTON

 

Mientras se conocían las declaraciones del excandidato a la Alcaldía de Ibagué, Jhon Esper Toledo, entregadas a ELOLFATO.COM, que sorprendieron a ciudadanía y círculos políticos por la forma noble de aceptar su derrota seis meses después de las elecciones, el sector que orienta Rubén Darío Rodríguez, en forma camorrera y alborozada, celebraba una supuesta victoria en las elecciones internas del partido Liberal que no pudo demostrar.

 

Ambas situaciones, aunque parezcan desligadas y aisladas, tienen sus consecuencias y repercusiones: se entrelazan en el futuro de esa colectividad política en Ibagué y el Tolima. La política, además de ser definida como “el arte de gobernar a los pueblos”, heredada de los griegos, también es “(…) elegir decisiones que favorecen a unos y pueden perjudicar a otros. Es estar con la mayoría o estar con las minorías, pero no hay término medio, no se puede ser neutral. Hay que tomar partido”, dice el líder latinoamericano José ‘Pepe’ Mujica, expresidente de Uruguay, y precisamente es este concepto que nos ocupa en esta nota.

 

Rodríguez Góngora desde hace tiempo viene sosteniendo posiciones políticas contradictorias, indecisas e imprecisas. Parece que su axioma preferido es el de prenderle una vela a Dios y otra al diablo para quedar bien con todo el mundo o sacar réditos de vencedores o vencidos.

 

Veamos algunos casos recientes: el exalcalde no se inscribió por el sector político para participar por derecho propio con voz y voto a las deliberaciones de las asambleas Departamental, Municipal y del Congreso del partido liberal, según lo establece la resolución 0032 (marzo 04) de 2016, emanada de la Dirección Nacional Liberal; tampoco participó el pasado domingo en las elecciones del sector social y abierto, lo que indica que se quedará por fuera de los delegados de estos eventos. Esta actitud, además de causar sorpresa, también deja dudas sobre los objetivos que busca el viejo político del liberalismo de marginarse por voluntad propia de estos acontecimientos tan importantes para la organización de ese partido. Por un lado, embarca a su tropa en la convención, y por el otro, se queda por fuera del barco a la expectativa de lo que pueda acontecer para no asumir responsabilidades directas.

 

Otras manchas. En la segunda campaña presidencial de Santos, fue extraña su actitud cuando algunos de sus familiares y amigos más allegados se fueron a trabajar con Óscar Iván Zuluaga y ‘Rubecho’ se quedó en la del actual presidente trabajando a media marcha.

 

En las pasadas elecciones para el Congreso (marzo de 2014), apoyó al Senado a Roberto ‘El Chontico’ Ortíz, de Cali, y se quemó él mismo como candidato a la Cámara de Representantes. De paso, hizo perder al tolimense Guillermo Santos Marín, quien a los pocos meses recuperó su curul, gracias a la renuncia de otro senador liberal. En aquella oportunidad, Rodríguez Góngora, sin el apoyo de Mauricio Jaramillo, solo sacó cerca de 9.300 votos en Ibagué y un poco más de 17.000 en todo el Departamento, que a nuestro juicio, es la verdadera capacidad electoral que tiene, y no los 26.365 que sacó en octubre de 2015 para la Alcaldía, cuando contó con el apoyo de los más disciplinados del sector ‘jaramillista’ (Mauricio).

 

Y ahora, tenemos que Rubén Darío se apoya en los diputados liberales saraviados, Jaime Ospina y Graciela Vergara. Ambos recibiendo migajas y contratos de la administración conservadora de Óscar Barreto. Además de las cuotas que tiene el propio dirigente del mismo gobierno. Entonces nos preguntamos: ¿con qué autoridad nos viene hablar de los mermelados de Jaramillo (Mauricio)?

 

Como en el pasaje bíblico. Nuestro apreciado Rubencho solo ve la paja en el ojo ajeno pero no alcanza a observar la viga que tiene en el propio.

 

A ello, se agrega el lenguaje agresivo, pendenciero y provocador, que emplean sus amigos en declaraciones de radio para dirigirse a sus copartidarios, especialmente un señor Raúl Porras, quien considera como principal enemigo y el dueño de todos los males al ‘jaramillismo’, olvidando los reales y graves problemas de la ciudad, el Departamento y la Nación, reduciendo a un problema personal, la falta de clientela política de la que, me dicen, carece el citado ciudadano.

 

Estos y otros motivos, nos hacen saltar dudas sobre la coherencia política de Rodríguez Góngora, máxime que como parlamentario fue regular tirando a malo y que su agenda política siempre ha estado basada en la burocracia,  las componendas domésticas y pocos proyectos de desarrollo y beneficio social. Y como caso patético, las afirmaciones que hizo a la prensa cuando reconoció que en las elecciones internas del liberalismo el domingo pasado lo habían acompañado las huestes de Jesús María Botero, uno de los exalcaldes más cuestionados por actos de corrupción y que forma parte del trío que sabemos.

 

Toledo, el afirmativo

 

Súbitamente, para regocijo de unos y amargura de otros, se agregan a este panorama liberal las declaraciones del excandidato a la Alcaldía, Jhon Esper Toledo, que sorprendieron a propios y extraños, gracias a las 13 preguntas bien logradas, planificadas y contextualizadas que le formuló el periodista Luis Eduardo González, director de este portal, donde el entrevistado no solo resume su proyecto de vida, sino su futuro destino político. (Ver: “Hoy me le quito el sombrero al doctor Guillermo Alfonso Jaramillo”, dice Jhon Esper Toledo)

 

Nosotros, que fuimos cerriles críticos de su candidatura, debido al patrocinio del sibilino Luis H. Rodríguez, y por la continuidad corrupta, mediocre y oscura de lo que encarnaba esa administración, tenemos que reconocer que si las declaraciones de Toledo son sinceras y honestas, no queda otra alternativa que entender que estamos ante un hombre que rectifica, que no gurda rencores ni odios, y lo mejor aún, reconoce la capacidad y los aciertos de su adversario.

 

En nuestro caso, consideramos esas declaraciones como una lección de humildad, generosidad, y como un mensaje claro para aquellas personas que hacen la política basada en odios, amarguras y cálculos proclives hacia el negocio personal con recursos del Estado.

 

Es también una lección para aquellos malos perdedores como Ricardo Ferro, que se hunden en la miopía política y andan a toda hora pendientes de hacer críticas malsanas, poniéndole palos en la rueda a la administración de Jaramillo (Guillermo), sin tener en cuenta que si al alcalde de la va bien, a Ibagué lo mismo.

 

Entendemos que Toledo, a quien conocemos poco, de continuar así, tendrá futuro en el partido Liberal y en la política en general, pero deberá deslindarse en forma clara y diáfana de las malas compañías como ‘los trillizos’.

 

En esta nota, donde hemos tomado como tema dos hechos y personajes distintos del liberalismo, queremos significar que uno de ellos, Rubén Darío Rodríguez, que debería estar en la cumbre, navega en aguas tormentosas por sus posiciones ambiguas, mientras que Toledo, que afrontaba dificultades y adversidades, sale a flote por ser una persona afirmativa, sin ambages ni esguinces para plantear sus posiciones.

 

Coletilla: A propósito de las asambleas liberales, Marco Emilio Hincapié Ramírez, tomará parte en el congreso nacional de ese partido, por derecho propio en su condición de exmagistrado del Consejo Electoral. ¿Otro candidato más a la Alcaldía o al Congreso? Recordemos que pese al corto tiempo de campaña que hizo en la consulta Liberal que ganó el nefasto Luis H. Rodríguez, Marco Emilio sacó cerca de 11.000 votos en Ibagué.

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