Opinión
Esperando el bus / esperando el bus
Por: Víctor Sánchez
El alcalde de Ibagué se cansó de esperar el bus; al igual que los habitantes de Boquerón, de Los Tunjos, de Ambalá o de Nueva Castilla, que desde hace tiempo reclaman una mejora en el servicio de transporte público urbano, con vehículos adecuados y cómodos, menos contaminantes, rutas y frecuencias adecuadas, con paraderos o estaciones organizados, que reduzcan el caos y el desorden, con vías que ofrezcan mayor movilidad al estudiante, al trabajador, al comerciante y a quien visita y recorre la ciudad por diligencia o por placer.
Hacer del transporte urbano un servicio eficiente en el que todos ganen, empresarios, conductores y usuarios, está postergado desde hace mucho tiempo en este municipio, cuando otras ciudades del país con igual número de habitantes han adelantado, con el apoyo del Gobierno Nacional planes de movilidad urbana y rural que brinde al usuario un derecho a la ciudad y a desplazarse seguro, sin angustias ni demoras y a unos costos razonables.
Chatarrizados tendrán que quedar esas chimeneas ambulantes, que frenan de acuerdo al estado de ánimo del conductor, aumentan o disminuyen la velocidad a la par de sus afanes, tienen una trampa de escalones tortuosos para subir o para bajar, incómodos, estrechos y desvencijados, con un torniquete de registradora que no respeta al anciano, al niño o al discapacitado, con la emisora radial al mayor volumen y el cinismo de los anuncios fijados en su interior: “ Este bus es suyo, cuídelo ”.
Las empresas de transporte urbano no han logrado superar las peleas y conflictos de las antiguas rutas “Mirolindo La Pola”,“ Belen Alaska Cuarta Estadio”; cuando la zona urbana de Ibagué llegaba hasta la vara del barrio Jordán y los recién desplazados por la violencia de los cincuenta, residentes en El Salado o la Gaviota,suplicaban que pasara el microbús cada media hora, para luego de un recorrido de vueltas y revueltas, los dejara al fin en la Plaza de Bolívar.
Olvidados de los procesos participativos de planeación urbana y ocupados en apagar la urgencia del día a día, quienes gobiernan la ciudad y los habitantes del municipio no podrán enfrentar los retos que imponen las Agendas de Ciudades Sostenibles y Competitivas propuesta por la Administración Municipal, el Findeter y el BID para diseñar cómo lucirá Ibagué en el año 2050.
Alcanzar los llamativos propósitos de esa propuesta que pone este territorio en la agenda global exige la presencia activa de otros liderazgos sociales, de otra actitud empresarial y de estudios académicos a la par de las necesidades de la comunidad; menos pasivos y expectantes, más proactivos e incluyentes.
El próximo 8 de febrero es el Día Sin Carro. Las ciudades del mundo están llegando a la misma conclusión: Un proceso para reducir el uso del automóvil particular y reemplazarlo por otros modos de desplazamiento como el transporte público,el carro compartido, el uso de la bicicleta, la tabla o el patín y rescatar la forma más antigua y placentera de conocer y disfrutar el territorio : el modo de andar a pié.
El automóvil particular pasó de ser un artículo de lujo, indicador de prestigio y nivel social, símbolo y producto típico de la revolución industrial; a ser el rey de la contaminación, de los trancones, el despilfarro económico y la ineficacia en el actual tipo de vida y de consumo predominante.
Diseñadores e innovadores en temas de movilidad y productividad cuestionan que un aparato que el 90% de su vida útil se la pasa parqueado, que la mayoría de las veces lleva un solo pasajero, que ocupa seis veces más espacio en la vía que otros medios de transporte, que de la energía que debe producir el motor el 95% mueve el carro y solo el 5% mueve al pasajero; que un equipo tan torpe y pesado que gasta la mayor parte de su energía trasladándose así mismo no puede ser el compañero fiel ni el imaginario de modernidad y de modo de vida ideal que nos presentan los publicistas.
Al lado de los ultraligeros y novedosos autos eléctricos se piensan e implementanen muchas partes del mundo, otras formas de movilidad urbana que privilegian el peatón, revaloran el espacio público, con menos polución, menos estrés y menos ruido, donde las necesidades de transporte y de movilidad de las personas está resuelta con un servicio autónomo eficiente y compartido que podrá consultar, contratar y pagar desde su dispositivo móvil sin la angustia de los semáforos , largas filas de espera, altos costos de los combustibles, las multas de tránsito ni los altos riesgos de accidentes.
¿Ya nos dejó el tren, seguimos esperando el bus, o buscamos otra ruta?
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